lunes, marzo 30, 2009

El príncipe de las antiguas

Atravieso la zona de "las antiguas", que no es mas que un montón de construcciones abandonadas en una zona al lado del río que se quiso urbanizar hace dos décadas y que se quedó convertida en una especie de no-lugar o un espacio inhabitable, desangelado y casi hostil de la ciudad. Es curioso porque aún estando a medio hacer uno no comprende cual era el modelo de ese proyecto, cual era el diseño que hilaba todo aquello, pero sin duda lo había, porque entre edificio y edificio uno va, constante, por un pasillo que es un inmenso soportal que arranca en el edificio que abre cerca de los vestigios de la ciudad y concluye doce edificios después. Atraviesas, pues un tunel en el que por encima de ti sabes que siempre tienes un edificio. Bien visto parece un proyecto perfecto para convertirse en lo que es. Un lugar lleno de vagabundos, un hotel miserable y de ambiente duro, la parte de atrás de la ciudad que habitamos. Ayuda la estética pretenciosamente futurista venida a menos por el paso de los años y el estado a medio hacer de las construcciones. Esos proyectos que se inician en despachos con arquitectos e inversores eufóricos y entusiasmados y que terminan así, oliendo a orina y a papel de plata quemado, a mantas sucias que cubren cuerpos mas sucios aún, mantas que guardan sueños delirados y alucinados de unos seres abandonados al éxtasis mental o a una sola emoción, la de algo que debe ser genial, pero que extermina lo demás. Un flash donde sólo sucede eso, ese éxtasis, ese flash que destroza el resto, cada cosa que sucede alrededor de todo eso, cada cosa que sucede por encima o mas allá de la manta. Ahora camino por ese soportal infinito o que a esta altura, casi la mitad, parece infinito y un lugar que recuerda a lo que yo imaginaba que era el infierno cuando era pequeño. Busco en "las antiguas" a "El principe" un músico del que varias personas me han hablado como una peculiaridad a conocer, un tipo que me despierta una enorme atracción. Busco a "El príncipe" del que he oído hablar, a yonkies, si, pero también del que he leído dos textos conmovedores y únicos. Sobre todo el que leí esta tarde, que me ha llegado de manos de un periodista especializado que respeto por amigo y por criterio. Me lo dio anoche, mientras cerraban el club anónimo, bajábamos la escalera, salimos a la calle de atrás, por donde tenemos que salir para evitarle conflictos legales al club y nada mas pisar la acera me dijo:"lee esto. Es un texto que he encontrado en el archivo del periódico sobre "El príncipe", habla de la noche que empezó a vivir en "Las antiguas", su llegada y la ley que impuso. Según describe vive en los soportales del último edificio, nadie mas puede vivir en bajo ese soportal, los demás sólo pueden habitar hasta el edificio anterior. Dicen que vive ahí por la acústica que dan los soportales, que potencia la reverberación de su silbido, que compone a partir de sus silbidos, que durante horas busca una nota repitiendo obsesivamente la melodía silbando y que no escribe, no toca hasta que ha concluido la composición completa. Una vez que la silba entera, coge la guitarra y toca para hacer la letra".

Llegué a casa al amanecer, absolutamente beodo. Caí rendido. He despertado y he sentido la lluvia golpeando la ventana, caían gotas que formaban un dibujo amorfo en el cristal. He dejado pasar las horas hasta que ha desaparecido el dolor de cabeza. Entonces he leído el texto. Al terminarlo he vuelto a mirar la ventana en la que había otro dibujo, variaciones del mismo dibujo. La lluvia seguía cayendo. Aún así lo he decidido. Tenía que cruzar "Las Antiguas" y llegar al último edificio. Ahora llevo mas de la mitad de los soportales recorridos. Me he acostumbrado casi al olor, todavía no a las miradas, no por violentas o por mostrar rechazo, sino por lejanas, por irreconocibles, por terribles, pero no terribles a mi, terribles al universo que despiden. Llueve tanto que se cuela el agua en los soportales. Bajan ríos agónicos y forman charcos casi negros al borde de las mantas. Paso mas soportales, evito a unos cuantos drogadictos que encienden plata, la heroína me produce una sensación casi infantil de temor. Aquello de ver a los chicos hacer algo malo. Sigo caminando. Queda poco, oigo una harmónica y sospecho un pupilo de "El príncipe". Mas que un pupilo, un emulador. A su lado una manta se mueve rítmicamente, contiene dos cuerpos que deben hacer el amor o algo parecido a hacer el amor. Bien mirado, según avanzas habita menos gente. Sigo caminando dos tipos discuten, uno de ellos se levanta y empuja al otro que apenas se inmuta. El otro vuelve a empujar y se sienta, cuando está apunto de sentarse del todo, el que no se ha inmutado se gira y le grita, le grita en la cara algo que no alcanzo a entender. El otro le escupe y se sientan los dos. Se vuelve a escuchar la harmónica. De repente oigo una melodía lejana, es un silbido. Me detengo. Se que me estoy acercando a "El principe" ya todo está muy vacío ahí. Veo una figura al final, mira hacia arriba, pero apenas veo una sombra, el soportal de "El príncipe" está totalmente oscuro, no hay ni una sola luz. Me quedó escuchando la melodía. Es la primera melodía que oigo del músico, de la leyenda. Lo que mas me sorprende es el silbido, preciso y solido, parece casi una melódica mas que el silbido de un ser humano. Es una melodía en tonos menores, lenta, muy lenta. Trato de no dejarme arrastrar por la música, quiero ver a ese hombre. Me acerco aún mas, oigo el silbido potente, reverbera y crea una sensación única, piso un charco y comprendo que en ese soportal hay mas agua que en los demás, no veo nada, está muy oscuro. Veo la sombra, está sentado en el suelo, apoyado contra la pared, su cabeza mira hacia arriba, al techo del soportal. Suena la melodía profunda, ese silbido casi inhumano y siento ganas de volver. Me acerco del todo y pregunto:

.- Buenas noches. Busco a "El principe". ¿Eres tu?

Me acerco casi hasta su pie, le veo desde arriba, sin distinguir un solo rasgo en su cara. No contesta, arranca la melodía de nuevo entera, seguramente siguiendo el proceso que me han descrito, buscando nota a nota desde el principio, siempre desde el principio.

La oigo entera en esa situación molesta y extraña. No espero un gesto de cortesía, un "sientese", no espero eso, pero me siento extraño ahí. Termina la melodía, justo ahora termina la melodía. Me mira, se pone en pie y acerca su cara hasta mi cara.

.- Por fin vienes, cabrón. Por fin vienes. Toda la vida esperandote

Compro su alma a cambio de la mejor melodía. Hay tratos que se cierran sin negociar. Los distingo de antemano. "El principe" supo encontrarme, el pacto está casi cerrado sin negociación. Sin conocernos. Les reconozco, llevo años en esto. Siglos. Se lo que quieren. Todos quieren la mejor melodía. La mejor canción. Sus almas son validas, muy validad.. Acepto el trato.

Regreso a casa. Hoy dormiré pronto. Mañana viajo a otros lados

1 comentario:

Anónimo dijo...

De hace tres semanas para acá he venido visitando lugares así de deprimidos, donde huele a
miseria y no importa que tanto sol haga, en esos barrios llueve todos los días. Cuando regreso a mi mundo, solo puedo apreciar la buena fortuna que me rodea.

Bravo, LePrince encontró a "El Principe"

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