martes, marzo 10, 2009

Chicos en vacaciones

¿No lo recuerdas?. Me recogiste en el aeropuerto. Jamás había estado en esa ciudad. Jamás había estado en ese país y desde que aterricé estaba sumido en esa sensación de estar rodeado de un lugar desconocido y nuevo, tan lejano. Era media mañana y hacía una temperatura increíble. Me gusta el verano, las mañanas de verano en las que todo parece recién hecho. Ibamos en el coche apenas había podido dormir en el avión y entre el cambio horario y la novedad del lugar me sentía como desplazado no ya sólo física y mentalmente, sino desplazado universalmente, este era mi planeta pero podría haber sido cualquier otro. Nos paramos en un parque inmenso, con mucho césped y árboles a lo lejos que abrían diferentes caminos a la montaña que arrancaba justo ahí. Nos tumbamos en el césped, yo apoyé mi cabeza en la mochila y empezamos a hablar con los ojos cerrados, dejando que la vista se llenara de ese amarillo curiosísimo que da la luz del sol cuando se cierran los ojos de cara a el. Unos niños estaban sentados en un banco cercano, uno de ellos hablaba de un episodio paranormal que había sufrido dos noches antes y que resultaba poco creíble. Luego se levantaron y comenzaron a caminar despacio, iban en bermudas y se acercaron hasta una fuente que estaba aún mas cerca de donde estabamos tumbados. Nosotros a trozos íbamos actualizando nuestras vidas. Me gustó tanto ese parque, esa mañana de verano. Estaba tan vacío y era tan amplio, me resultaba tan extraño haber estado tantas horas en el avión y de repente estar tumbado en ese parque, en medio del verano con esos muchachos de vacaciones que no tenían absolutamente nada que hacer salvo caminar y dejar pasar las horas, porque mañana sería igual, y así hasta septiembre. y pensaba que lo sensato sería detener el tiempo y quedarse ahí en ese parque en una mañana de verano infinita, nosotros lanzados en el césped, mi cabeza apoyada en la mochila donde había un regalo para ti que aún no había sacado porque estaba viéndolo todo amarillo, ese amarillo oscuro que da el sol en los ojos cerrados. Uno de los chicos bebió agua mientras el que había visto esa luz anaranjada y enigmática sobre la ciudad desde su habitación seguía narrando ese episodio inventado, un tercero miró al que bebía y sigilosamente se acercó a la fuente, hizo un gesto que acompañó con una sonrisa adorable y salpicó a todos con el agua que salía en ese instante de la fuente. Nosotros ni siquiera hablamos, nos quedamos mirando el agua saliendo de un lado para otro, las risas y los insultos sanos de unos a otros. A lo lejos, casi en la acera donde empezaba el parque pasaba una mujer que por la distancia se veía reducida, caminaba con ropa deportiva que claramente estrenaba y resultaba lejana, inventada. Los muchachos estaban empapados. Se quitaron las camisetas y volvieron al banco. Subía el calor según avanzábamos al mediodía. Propusiste ir a algún sitio a tomar café pero yo te dije que prefería quedarme ahí, que estaba cansado pero que tampoco quería ir a dormir, que ese era el sitio perfecto. El niño de la experiencia paranormal seguía a lo suyo, tanto insistía que empecé a pensar que era verdad lo que había visto y de ser verdad realmente aquello era una visita bien lejana porque la narración era alucinante. Me levanté a por agua en la fuente y tu me acompañaste y no lo pude evitar, con la mano cogí cuanta agua pude y te empapé. Los chicos nos miraron primero alucinados luego sonriendo, yo hice gestos a uno de ellos, que se acercó y me acompañó en empaparte, luego vinieron los otros y nos estuvimos mojando tremendamente todos. El chico que había visto un ovni o lo que coño fuera que había visto se tropezó y se dio un golpe que nos provocó mucha risa a todos, el muchacho al principio se enfadó un poco pero en seguida también sonrió. Algunos minutos después todos estábamos completamente mojados y nos unimos a ellos, yo le pregunté al muchacho que nos narrará bien aquella visión que había tenido. Comenzó a contarlo. Tan buena fue la narración que terminamos subiendo todos la montaña para tratar de encontrar el sitio donde había visto la luz lejana. Fue así, como terminamos abducidos en esta nave y si, quizá tenga yo la culpa, pero no me culpes a mi, culpa al jet lag, al verano, a estos muchachos. Llevas dieciocho años inconsciente, al menos ya has vuelto. Ellos nos prometen que algún día nos llevarán de nuevo a casa

2 comentarios:

Anónimo dijo...

De alguna manera es un post de verano, pero lo he leido desde el más profundo de los otoños.

Gracias por transportarme, HS.



CL

Anónimo dijo...

Habrá alguna forma de poder meterle un "marcalibro" a estos posts y que vayan a una carpeta donde podamos volver de vez en cuando para releerlos?

Tengo varios tuyos marcados, pero de memoria...y con lo pésima que es la mia...


CYYN

Mi lista de blogs

Afuera