sábado, septiembre 29, 2007

Citas

Aquelle mañana me monté sin mucha fé en el autobus. Sin mucha fé en mi, sin mucha fé en el futuro y ausencia de fé en el mas allá. Además, que es de lo que se trataba el asunto en aquel momento, sin mucha fé en aquella cita. El autobus atravesó la avenida caotica, atraveso luego algunas pequeñas calles y terminó dejandome en la esquina desde donde debía caminar hasta llegar al parque donde había quedado con ella. Caminé con cierta inseguridad, pensando si el peinado y la ropa eran las apropiadas, si potenciaban mis virtudes y me hacían mas atractivo o si por el contrario aquel aspecto eran puntos en mi contra. De repente, ensimismado como iba en mis dudas, me encontré con ella. Nos saludamos con cierta frialdad, nos preguntamos que tal y que cual era el plan. Propusimos un par de opciones y nos decidimos por pasear un poco, tomarnos algo y ya veriamos. Así que caminamos, hablamos y se nos hizo tarde. No pasó nada mas. En aquella charla no pasó nada, mas bien nos aburrimos, mas bien ella pensaba que cuando sería el momento adecuado para despedirse y yo pensaba que no me interesaban muchas cosas de las que me contaba. Pasamos un rato juntos que fue largo y casi incomodo. Ella habló de ciertas amigas, de no se que viajes y yo le conté que en el último partido había marcado dos goles y que el segundo consideraba que había sido un golazo, pero que aquello no me había conseguido el pasaporte a la titularidad y que me parecía que el entrenador se movía por otros intereses y que yo estaba casi seguro que había padres que le presionaban para que sus hijos fueran titulares. Ella me contó el argumentó de una pelicula que había visto sobre un caótico acontecimiento en una ciudad americana y el estado emocional en el que quedan todos sus habitantes despues del suceso. Aparentemente es una invasión extraterrestre y la gente huye anarquicamente por las ciudades, todo el mundo tratando de salvar su culo en medio de un caos y una histeria colectiva. Al final todo queda unido emocionalmente por un emotivo discurso del presidente. Yo luego ennumeré mi lista de jugadores favoritos y antes de llegar al numero 8 de la lista ella dijo que era hora de irse y que ya hablariamos. Nos despedimos y cuando la ví irse sentí cierto alivio. Me monté en el autobus y volví a casa.

Siempre es hoy

¿Te acuerdas aquella vez por la carretera. Tu conducías y yo cantaba no se que canción y llevabamos las ventanas abiertas y era verano y la carretera era estrecha y no pasaban coches y el paisaje era nuestro o al menos eso creiamos, parecía nuestro. Y hacía un Sol de justicia y tu dijiste que te gustaba esa canción que yo tarareaba con palabras inventadas...? ¿ Te acuerdas aquel amanecer quitandonos la ropa viendonos por primera vez desnudos y aquel frio tremendo que siempre hacía en aquella casa oscura y triste?.... ¿Te acuerdas cuando subiste al tren, el primer tren de la mañana y te dije adios desde el anden como en las peliculas y aquello me dió risa por que siempre he sido peliculero y esas cosas me parecen cojonudas, el tren que se va y tu mano moviendose y yo que no quería que el tren se fuera y si no salí detrás del tren gritando tu nombre es por que hubiera sido demasiado?. Hay veces que debo medirme.... ¿Te acuerdas cuando llegamos a aquella ciudad a media noche y entramos en aquel hostal con luz roja e hicimos unas fotos que parecen un fotograma de una pelicula de fantasmas por que tu sales movida, casi trasparente y la luz roja detrás de tí?.... ¿Te acuerdas de aquella playa vacia y el Sol inmenso y potente sobre nosotros y la sensación de estar solos en el planeta, de habernos quedado solos en el paraiso y como asesinos sin piedad empezar a hacer el amor a plena luz metiendonos en el agua, y descubrir que no es tan fácil como parece hacerlo en el agua?.... Y ¿Te acuerdas de aquel beso, cualquier beso, de todos los besos? Yo me acuerdo hoy, ahora, siempre. ..

http://youtube.com/watch?v=ljI66E7Eh5E&mode=related&search=

viernes, septiembre 28, 2007

Nuevas cabezas

Dejen aquí su cabeza, por favor. Despojense de ellá y sigan caminando en fila. Ahí, un poco mas adelante le pondran la nueva cabeza que va de acuerdo con los tiempos. Necesitamos sus cabezas usadas para reciclarlas y convertirlas en buenas nuevas cabezas. Por favor, no se desordenen. Mantengan la fila y ahí en la mesa que hay justo pasada la entrada mi compañero les ayudará. Pongan de su parte, son demasiadas cabezas y si nos desordenamos no podemos llevar el control de las cabezas que son nuevas y de las que son usadas. No se preocupen, la adaptación a la nueva cabeza es inmediata, está creada para que en cuestión de centesimas cada organismo las asimile como una parte mas de si mismo. Las cabezas nuevas, ademas de los usos habituales, tienen muchísimas virtudes que las antiguas cabezas no tienen. Mejor visión, pensamiento ordenado y lo que nuestros investigadores consideran la mas útil de todas las funciones, la adaptación inmediata a todos los medios y entornos. Con la nueva cabeza ya no se sentirán, nunca, jamás, insatisfechos. No sentirán molestias emocionales, habrá un estado de suave felicidad permanente. Además se sentirán, siempre, a gusto con el entorno. Lo que les rodea, les parecerá, constantemente, el lugar idoneo. Así no mas insatisfaciones, no mas aburrimientos o depresiones. No mas molestias e indignaciones. No, eso se acabó. Ahora todo será agradable. No habrá perezas, con lo cual se mantendrán siempre activos. Pasen por aquí, al pasar la puerta mi compañero les ayudará. Abandonen de una vez esas viejas cabezas inservibles que tantos problemas nos dan. Que tantas veces se disgustan y no saben siempre adaptarse, que se toman cosas a mal y se molestan con cosas innecesarias. Pasen, pasen por aquí. Con la nueva cabeza serán, otra vez, mentes blancas dispuestas a absorver toda información nueva. La vieja cabeza, fijense, ya tiene demasiados vicios...

... Y entonces salí corriendo

jueves, septiembre 27, 2007

Necesidades básicas

Se subió en la montaña que había en medio de la ciudad y levantó los brazos con cuidado. Los pies colocados en dirección sur, ubicados con precisión en la cima. Abajo la ciudad y la continuidad del continente. Nubes y claros en el cielo. Miró abajo, luego arriba. Cerró los ojos, cogió aire, se agacho imperceptiblemente con un leve movimiento de rodillas, levantó los brazos alto, notó la bocanda de aire en los pulmones, el flujo de la sangre, las palabras precisas que llegaban hasta la garganta. Fue ahí cuando preciso y con intensidad pronunció las palabras que quería emitir al mundo:

.- Hijos de puta.....

Así, coleando la "A" durante algunos segundos incalculables hasta que los pulmones se vaciaron. Abrió los ojos, bajó los brazos, movió las piernas y comenzó a bajar de nuevo a la ciudad.

miércoles, septiembre 26, 2007

El Dr Caligari

.- Desde ayer por la mañana. Al despertar ya lo ví todo así

.- Mira, Leprince. No quiero recriminarte, pero creo que volvemos a lo de siempre. Yo diría que son mas síntomas de su aprensión. Si te vas a quedar ma tranquilo te mando al neurólogo, te hace unas pruebas y listo, pero creeme, no existe ninguna enfermedad con esos sintomas.

.- Pero ¿Que hago, Dr?. Recéteme Colorina, Colorol o Coloracel. Algo, algo tiene que existir contra esto, contra esta visión blanco y negro. Algo que me traiga otra vez los colores. Me asusta verlo todo así. Como en una pelicula de los años 30. ¿No hay mas casos?. ¿Nunca ha venido aquí nadie con lo mismo?, ¿Nunca?. ¡¡Por dios!!!, si le miro, le miro ahí, al otro lado de la mesa y no parece de ahora, parece usted Buster Keaton.

.- Mira Leprince. Mi padre es médico, mis dos hermanos son médicos. Mi madre es una neuróloga de mucha reputación, la primera mujer neouróloga de su ciudad. Mis tios son médicos, abuelos, primos, sobrinos. Cada vez que nace alguien en mi familia nace un médico. En nochebuena y en fin de año las cenas son un recuento de los casos mas extraños que hemos vivido cada uno a lo largo de ese año. Jamás, jamás, nadie ha hablado de un paciente con visión repentina en blanco y negro. Escúchame, nunca. Te conozco de hace algún tiempo. No es mas que producto de tu imaginación.

.- Pero imaginate. Te levantas, una mañana mas, otra mañana. Aun sientes ecos del último sueño cuando abres los ojos, y primero percibes el golpe de oscuridad, ahora va amaneciendo mas tarde y aun es de noche, pero ya notas algo raro. Miras el reloj digital y crees que se ha estropeado por que el rojo de los numeros ya no es rojo sino grisaceo. Das un par de golpecillos y nada. Gris. Te levantas torpemente de la cama y de repente, de repente notas que nada es igual que otros dias. Joder!!!, todo es blanco y negro. Blanco y negro y la infinidad de grises de por medio. Algo tiene que haber. Colorina. Mira ahí, en tu libro, algo tiuene que existir. Coloranol, colorante neuronal. Un puto medicamento para devolverme los colores.

.- Mira, Leprince. Hay mucha gente fuera. Ve a casa, relajate. Acuestate un poco. Lo único que puedes hacer es ponerte un DVD, ponte a ver el Gabinete del Doctor Caligari y mañana será otro dia. Los colores... los colores volverán solos. Creéme.

martes, septiembre 25, 2007

Prólogo

Elvis era casi invisible y uno de los tipos mas tristes del mundo. Cierto es que es dificil ennumerar la tristeza, incluso es absurdo hacer listas de hombres tristes, pero Elvis era dificilmente superable en desolación. Cabizbajo, de paso lento e inseguro, de espaldas cargadas parecía como si ya desde su propio cuerpo la tristeza en él cobrara forma, se hicera física y casi humana, aunque en el caso de Elvis la tristeza fuera casi inhumana. De voz casi inaudible y sobre todo invisible, casi nunca te encontrabas a Elvis, salvo en contadas ocasiones. ¿Donde se metía Elvis entonces?.

Dicen, por que el que no sabe se lo inventa, así se escribe la historia de la humanidad y nuestra propia historia, la de cada uno, a base de mezclar lo cierto y lo irreal, dicen, pues, que Elvis se llama Elvis por culpa de su padre, cosa que sucede, no solo a Elvis, sino a un montón de gente mas, pero eso es otra historia. Dicen en el caso de Elvis que su padre era un fanático de Elvis, que solo oía a Elvis, pero a Elvis Presley, y que su manera de hablar estaba llena de frases sacadas de canciones de Elvis pero mal traducidas, el padre de Elvis no sabía ingles, pero eso no impedía para que buscara quien le tradujera aquellas canciones para el poder usar aquellas frases en sus conversaciones diarias. Así , por ejemplo, se cuenta que la madre de Elvis se quedó embarazada al escuchar al padre, acercandose a ella, que no se conocian en ese momento y con voz suave y prufunda decirle:"Ámame tiernamente". Una cosa llevó a la otra y aquella noche nos trajo a Elvis y a su vez a uno de los tipos mas tristes del mundo. Elvis Dominguez Márquez. Dicen además, eso seimpre los mas exagerados, que las primeras palabras de Elvis noe ran mas que trozos de canciones de Elvis, pero eso, ciertamente, resulta menos creible.

El caso es que Elvis va y viene solo por el mundo, caminando lento y ausente. Como si de alguna manera Elvis no estuviera en Elvis o Elvis fuera Elvis pero cargado de mas cosas, por ejemplo de Elvis Presley y de su padre y de su madre y de toda la gente que fabulaba con la vida de Elvis. Había teorias para todo, incluso apuestas, pero en aquella época el engima Elvis o el motivo de la tristeza de Elvis no era solo mótivo de curiosidad colectiva sino apertura y cierre de miles de noches, de conversaciones en las aceras de aquel barrio, de chismorreos y de la creación de las historias mas profundas de aquel barrio. Es decir Elvis, por decirlo de algún modo, inauguró un género literario por si solo, el elvisismo. El elvisismo dió a nuestro barrio grandes historias, además de una productividad en su obra muy importante y casi inabarcable. Este que escribe ha recorrido y viajado a las profundidades de las calles de este barrio en busca de cada una de las teorias e historias que rodean al Elvisismo, ha indagado durante estos dos últimos años, buscando y ordenando todo lo que se circunscribe alrededor de la figura de Elvis.

Del Elvis de hoy en dia nadie sabe nada. Salvo, eso si, que la tristeza la conserva intacta. Aquí comienza pues Historia y época de Elvis Dominguez Márquez.

lunes, septiembre 24, 2007

Arca del valle

24 de septiembre de 1997- 24 de septiembre de 2007. ¿Como han podido pasar diez años?. No parece cierto, en realidad parece que no sucede. Ayer recogiendo la casa, preparando la huida de aquí, el cambio de hogar encontramos esa caja llena de cartas de entonces. Veía las fechas. Noviembre del 97, dieciembre, mayo del 98. La gente que me escribía entonces, las sensaciones de entonces, las confesiones de aquella época. No se. Es dificil hablar de esto sin caer en lugares comunes, en las frases de siempre. Sentí una distancia sideral o imposible. Recordé esta mañana de hace diez años, el último paseo con Israel por Caracas, las últimas frases, luego leí desordenamente todas esas cartas, entendí o leí cosas que no supe o no leí entonces. Las cartas de mi madre desde allí, las cartas de aquella chica o de Israel. Las sorprendentes cartas de Martín. Esas frases que contestaban a cosas que yo contaba desde aquí en cartas que yo habría mandado de ante mano y de las que no recuerdo casi nada. Eckar hablando con desgarro de Barquisimeto, Felix planeando unas vacaciones aquí, que luego se cumplirian. La tardía carta de Eduardo. El tiempo en trozos. El tiempo irrecuperable, la vida borrada. La transición a internet. "Me dicen que tienes una cuenta de correo, a veces entro en internet, mandame la dirección y aprovechamos". Eso ponía. Luego encontré correos impresos. Recordé cuando álguien me decía que en su trabajo podía conectarse y le pedía el favor de imprimirme los correos, confesaba mi contraseña y arriesgaba a que aquellos mails fueran leidos. Supongo que aquella chica de la que ya no se nada a la que le pedía el favor, los leyó. Ahora leo todo eso y recuerdo aquel dia en Caracas, las últimas horas con Israel. Recuerdo el año 97 y parece ficción. ¿ Como han podido pasar diez años?. Caracas diez años antes y Madrid diez años antes, pero no termino de entender. Hay algo, una nebulosa, un vaho que no entiendo, que me resulta incomprensible. Un coche que atraviesa Caracas. Un coche que atraviesa Madrid. Algo sucedió en ese vuelo que ya nada fue igual, coño.

Nada... y esa gente que escribía , diez años antes. Aquellas historias de entonces, aquel desgarro post adolescente. , ¿que cojones le pasa al tiempo?, ¿Que cojones le pasa?. Acordeón. ¿Que hace, que hace el tiempo que no se le entiende?. Aquellos y nosotros, los mismos, otros. Las cartas que parecen seres por si solas. Y los que las escriben, movidos en el espacio. Ya no está nadie donde estaba. El tiempo que es ruleta y que juguetea. Las frases de cierre, las promesas o las intenciones. Las cartas de la vieja, coño. Las cartas de Felix, de Israel o de Martín. Aquella chica afectada jurandose una amor eterno que no aguantó. La eternidad se terminó en seguida.

Y luego vinieron y fuimos amoldandonos. Es como que te vas amoldando al tiempo y este juguetea y decide. Hace, por decirlo con honradez, lo que le da la gana. Eckar desgarrado, emotivo. Comprender a MArtín con una carta suya. Israel, coño. La letra de mi viejo, si hasta me acerqué a tocarla con los dedos, como en las malas peliculas, toqué la letra de mi viejo con los dedos para ver si aun había algo de él ahí, si aun olía. Sus frases, esa letra rígida... y recorres a toda leche todo lo que vino después.

¿Donde están estos diez años?. Estoy melancólico, jodidamente melancólico. Y el médico me prohibió la melancolía. "Dicen- me dijo con simpatía, para relajar mi tensión- que el bazo es el órgano de la melancolía. ¿Eres acaso melancólico?". Si me lo vaís a quitar es por algo. Diez años y ya no me queda bazo para tanta melancolía. Sin embargo, insisto. La Melancolía es la alegría de sentirse triste.

A los muchachos con todo el cariño que hay en estos diez años de en medio

sábado, septiembre 22, 2007

Humo

Entonces Borges sacó un cigarro y empezó a fumar. Claro, la situación era extraña, Borges nunca fumó, pero había algo de trabajo de campo, de experimento. Tenía en mente escribir sobre alguien que fuma o una situación en la que alguien enciende un cigarro y fuma y no es el cigarro el que se va volviendo humo sino el que fuma que a cada calada se va volviendo humo e inmortal, cósmico. Fue por eso, y no por nada mas, que Borges fumó aquella mañana, aquella candente mañana, no se sabe que marca de cigarrillos rubios. Ceremonioso abrió la cajetilla, ordenado lanzo el plastico sobrante y el papel de la apertura a la papelera junto a su escritorio. Sacó el primero de los cigarrillos, de encima de la mesa cogió el mechero que Bioy Casares se había dejado una vez que estuvieron hablando del fuego y de la historia universal y literaria del fuego, de como el fuego ha presenciado muchas escenas de la literatura y arrasado con bibliotecas enteras de libros que jamás se llegaron a leer. Borges, algo torpe eso si, colocó el mechero en la punta del cigarro, movió, como se mueve el universo, el dedo gordo y salió la llama que dió suave, o eso pensó Borges, sobre el cigarro, aspiró con torpeza, con urgencia y sin habilidad. Vió que la punta del cigarro se quemaba, pero que el efecto no se producía, comenzó, entones, a aspirar con mas intensidad y fue ahí, justo ahí cuando una nube o lo que el pe´nsó como una nube de humo entró en su cuerpo y le hizo toser. Tosió Borges algo axfisiado, pero se sintió orgulloso al ver que el dificil y complejo ejercicio de encender un cigarro ya estaba conseguido. Se acomodó en la silla y comenzó a disfrutar ese instante. No sucedió nada. No hay revelaciones cuando se fuma, pensó Borges, pero hay algo de bifurcación. Entra el humo y sale siendo Borges o parte de Borges y ese humo borgiano se expande por la habitación. Ve que se acumula la ceniza pero descubre que no tiene cenicero. La vida, piensa entonces, es la ceniza de la eternidad, aspira el humo y se ahoga un poco de nuevo. Decide entonces, no solo que no volverá a fumar, sino que el cuento que pensaba escribir no era un buen argumento. Se va el humo borgiano por la ventana y se expande por Buenos Aires, por el planeta, pero eso Borges ya no lo sabe

viernes, septiembre 21, 2007

Alcatraz

Fugarse, esa era la idea. Escaparse de ahí. Había que trazar un plan preciso, sin fisuras, medido, que no tuviera a su vez, ese plan, sus propias fugas. El plan tenía que ser perfecto, no crear ni una sola sospecha, no alertar. Había que ser muy estrictos, muy solidos, muy perfeccionistas si queriamos huir, y era lo que queriamos, sobre todo era eso. Cada uno debía actuar de acuerdo al plan trazado, cada uno tenía un papel muy especificio que sumados, ambos papeles, hacía el absoluto, o la proyección total del plan. Ambos debiamos actuar, ejercer nuestro papel sin grietas, movernos con la naturalidad del que no actua. Ambos debiamos tener presente el mapa de la situación, una visión amplia de nuestra ubicación, no olvidar, jamás, el punto de escape. Tener presente, siempre, ese espacio que nos servía para nuestro fin, ese espacio que ambos habíamos encontrado a base de estudiar la situación, cada uno de los rincones, buscando esa salida invisible a los demás y visible a nosotros. Ese rincón que nos sacaría de ahí para siempre, de ese encierro agotador. Fuimos cumpliendo los plazos, fuimos avanzando en nuestros horarios, acudiendo puntuales a cada uno de los puntos marcados en nuestro plan maestro, cada paso se cumplía con precisión, el plan era, si cabe, como una premonición por que todo iba sucediendo tal cual habíamos planeado. El plan, la agenda, era una lectura del futuro por que todo sucedía tal como estaba escrito ahí, con nuestra propia letra. Así avanzamos toda la noche, con nuestro plan, orgullosos los dos de estar cumpliendolo a la perfección, pero de repente me encontré con estos, que me ofrecieron una copa, que charlamos, que nos reimos y ya jamás pudimos escapar de aquella fiesta. Perdoname, nena, pero me emborraché y ya no hubo manera de volver a casa pronto, de olvidarnos de compromisos sociales y hacer el amor. Perdoname, me duele la cabeza, me duele mucho la cabeza. Esta noche, si quieres, te invito a cenar.

miércoles, septiembre 19, 2007

Anochecer en la pasarela

Caminé hasta la avenida. Me subí a la pasarela y me quedé justo en el centro viendo pasar los coches. Ese trajín resultaba hipnótico a esa hora de la tarde que se entremezclan las luces de los coches y la suave luz de lo que queda de dia. A veces miraba dentro de los coches y en esa fugacidad trataba de ver quien iba dentro, de poner caras a ese flujo irregular y anarquico. Todo era rápido, los coches apenas duraban segundos en mi visión, sustituidos siempre por los que venian de atrás y apenas se distiguian rostros o personas dentro de esos coches que pasaban y desaparecían debajo de la pasarela donde ya todo se me hacía invisible. Hice metáfora evidentes luego otras algo mas extrañas. Pensé en rios, en organos, en ciclos, en relojes, en sistemas solares, en la fugacidad, en lo finito. Encendí un cigarro y el humo y el tráfico también me parecían semejantes. Pensé en eso, luego pensé que en uno de aquellos coches podría haber pasado cualquiera de las personas que conozco en esta ciudad. Un vecino, el padre de un amigo, un profesor, el locutor del programa que oigo por las noches, que pone buena y desconocida música, una música incluso que no merece esta ciudad. Incluso pensé que podróa haber pasado yo mismo, no ahora, sino luego, yo pero dentro de unos años, conduciendo un coche que sería mio, volviendo de un trabajo que ya sabría cual es, pensando en las cosas de mi trabajo, oyendo la radio de mi coche que estaré todavia pagando, volviendo a una casa que quizá ya no sea la de mis padres. Pensé en eso pero evidentemente no me ví en ninguno de los coches o si me ví no me reconocí en ese instante breve en el que se distingue un rostro dentro de esos coches que pasan ahí abajo, tan constantemente pero sin orden aparente. Se hizo de noche y todo eran luces que pasaban de un lado a otro. Luces rojas a un lado y blancas hacía el otro, como si el asfalto fuera el cosmos y esas luces planetas que pasan y se van. El tráfico galactico. Me dieron ganas de saltar por que de repente me imaginé la gravedad cero, flotando sobre ese espectaculo cósmico. El asfalto que sostenía aquel paso de luces de un lado a otro era igual que el cielo negro que la noche ofrecía arriba, si levantaba la cabeza. Evidentemente no salté, me emocioné con la metáfora pero no salté. Pensé en los que saltan y me dio vertigo o pensé que aquel salto era una extraña forma de huida o de valentía o una extraña manera de querer vivir, pensé que el que salta no es mas que un iluso buscando algo mejor, una manera extraña de optimismo. No es pesimista el que salta, eso seguro. Esta desesperado pero tiene esperanza. Los coches seguian pasando ajenos a ese momento de filosfia barata y quise ser luz, o quise ser una de esas luces rojas, no las blancas que venian , no, una de las rojas que iban hacía alla, no las blancas que se perdian debajo de la pasarela. Quería ser una de esas rojas que se iban al frente, a lo lejos, hacía adelante. Con aire de que lo de atrás no se mira sino que lo de atrás te mira y tu avanzas y te pierdes allí. Entonces salí corriendo, abandoné corriendo la pasarela sin saber muy bien por que, corrí por las calles de la ciudad, corrí detrás de las luces rojas, siempre adelante, corrí, corrí y cerré los ojos por aquella avenida, siempre detrás de las luces rojas. Pensé que lo haría así y no dudé

martes, septiembre 18, 2007

Segundos

Entró en un bar y se instaló en una silla al fondo, al lado de un teléfono de monedas que ya no funcionaba. Pidió café y algo sólido. Sacó el tabaco y el mechero, pero descubrió que aquel mechero azul, ya no funcionaba. La camarera se acercó con el café y un sandwich y el aprovechó para pedirle fuego. Fumó entonces y comenzó a sentirse mas tranquilo. Bebió algunos sorbos del café y observó, a traves de la cristalera a dos hombres trajeados que pasaban por la calle. Pensó que le gustaría comprarse un traje, un traje bonito, elegante, caminar con el por la calle, entrar en un café elegante y pedir un buen café y fumar sin prisas, pero pensó en el sandwich y apagando el cigarro comenzó a masticarlo. El pulso estaba mas relajado, ya no subian esos golpes de tensión e incluso se podía distraer con otras cosas. Luego mentalmente hizo todo el recorrido que tendría que realizar al salir del bar, por que el bar y el café también eran parte de la estrategia, llegaría a la estación y entraría al baño, allí había dejado la noche anterior el sobre del intercambio. En ese momento la camarera se acercó a recoger el plato y la taza vacia, el miró el reloj de la pared y pidió la cuenta. Todo iba bien, hasta los nervios. Encendió otro cigarro y la imagen, la última imagen, la que llevaba un par de horas negandose apareció de repente, la cara, los ojos, el último suspiro, el golpe en el suelo. Se sorprendió al no encontrar dolor o angustia al ver o al recrear de nuevo ese instante. Pensó en el cuerpo estático, duro, en las maniobra cuidadosas con la luz apagada, en lo preciso que había sido todo y casi se sintió orgulloso, al fin y al cabo era un buen trabajo, un trabajo muy bien hecho. La camarera le trajó la cuenta y pagó. Salió a la calle y se dió cuenta que mejor volvía a entrar, aprovechaba que todo iba bien para entrar brevemente al baño. Cruzó la puerta de nuevo, miró a la camarera sonriendo amable e hizo el gesto que indicaba que se dirigía al baño.

Si calculamos los segundos que perdió en el baño, en ese volver a entrar, caminar hasta el baño y los quitamos del tiempo total su operación habría sido perfecta, habría entrado al tren y ya nada lo hubiera delatado, pero esos segundos, esos segundos preciosos como cada segundo, como cada instante en la tierra, bastaron para que todo se torciera. Esos segundos precisos le jugaron en contra y él lo supo luego, al recrear la escena una y mil veces, en la pared blanca frente a su cama en aquella celda de una prisión de la que ya jamás saldría

lunes, septiembre 17, 2007

Guillermo

¿Donde estará Guillermo?. ¿En que andará Guillermo ahora?. Guillermo en sí era una literatura, un genero literario que aun no esta inaugurado o, miento, está inaugurada hace siglos ó eso siempre fue la literatura. Guillermo es literatura en vida. Bastaría contar quien era y como conocimos a Guillermo, bastaría contar e ir narrando algunas de esas noches con él. Con Guillermo había cierto extremo o lo que yo consideraba cierto extremo siendo extranjero y adolescente. Guillermo, como muchos latinoamericanos, no veía las mismas barreras, aunque tuviera otras, que podría ver yo. Realmente nadie ve las mismas barreras que nadie, las barreras son diferentes a cada uno, pero Guillermo, al igual que algunos compañeros de clase que luego fui viendo con el tiempo, también por aquella época, tenían las barreras puestas en un lugar que yo nunca visualicé y sin embargo donde yo tenía barreras ellos se movían como pez en el agua, de ahí que mis experiencias con Guillermo y con aquellos de clase, siempre tuvieran un algo de libertad o lo que yo entendía como libertad. Narrar una noche con Guillermo tampoco tendría nada de especial, había cierta sordidez o dolor, dolor por que en aquella sordidez y en aquel meterse en el fango había algo de buscar un pellizco, eso lo veía yo así, pero Guillermo quizá lo vería como una noche mas y una noche realmente divertida. Entonces era extraño, yo buscaba el pellizco de la realidad y Guillermo placer, ocio. Y a mi aquel ocio me parecía extremo. La noche que el chino y yo nos accidentamos veniamos de dejar a Guillermo en su barrio, veniamos borrachos pero no se de donde, borrachos hasta la medula y acababamos de dejar a Guillermo y veniamos distraidos y hablando de chicas, creo y entonces todo sucedió rápido, todo fue tan violento que casi ni recuerdo. recuerdo eso si, que durante unos minutos pensé, mas que minutos horas, dias, que todo lo que estaba sucediendo despues ya era la muerte, por que viendo el accidente parecía increible que hubieramos salido vivos de ahí. Pero eso es otra historia, la historia ahora es Guillermo. Guillermo era romántico, bailarín y melancólico. Hablaba despacio, con poco volumen. Llevaba bigote fino, luego perilla y luego nada. Era mayor que nosotros, pero cuanto mayor?, no se. ¿Cuantos años tenía Guillermo?. Recuerdo que lloró la noche que me despedí de él y que me dijo que lo mas jodido es que jamás nos volveríamos a ver. Estaba borracho y bailaba solo en una esquina, o mas que bailar solo bailaba con una mujer imaginaria, la agarraba por la cintura y cerraba los ojos, le miré, vi como movía su cuerpo peuqeño y encorvadisimo y como agarraba con pasión, casi con dolor a aquella mujer invisible, ví como la hablaba al oido, le decía algo y seguia bailando con los ojos cerrados. Guillermo jugaba al futbol, era defensa. Le ví destrozar al menos tres tobillos, uno de los cuales casi nos cuesta una pelea en aquel campeonato en el Ujano. A Guillermo le gustaba llevarnos a aquellos Clubs del centro a ver chicas, le gustaba beber, fumar marihuana y le gustaba que los trasfor que se ponian por la noche en la 19 le mamaran el guevo. Nos contaba anecdotas de las señoronas de nuestro edificio, donde el vigilaba por las noches. No todas reales supongo, por que sino aquel edificio era una novela por si sola. Aunque algunos se confirmaron con el tiempo. Era triste, sin embargo, estaba siempre cubierto de un halo de tristeza, como si algo hubiera pasado aquella tarde, una mala noticia. Siempre llevaba una mirada apagada. ¿Donde estará Guillermo?

domingo, septiembre 16, 2007

Una lejana tarde de noviembre

Se aburría en casa, con todo lo que significa estar aburrido, con todo lo que eso conlleva. Se aburría profundamente, cansado, desgatado. Lo que significa que aburrirse no es mas que hastio, lo que quiere decir que previamente se ha estado en el lado opuesto, nadie se aburriría si previamente no hubiera sentido lo opuesto. Hubo un momento, entonces, previamente, en el que no se aburría y entonces se preguntó en que momento preciso comenzó a aburrirse, a sentir hastio o esa falta de motivación. Se lo preguntó unos segundos y se cansó de no encontrar respuesta. Se levantó entonces, salió a la calle en busca de despistar el aburrimiento, cogió un libro, la chaqueta, el tabaco y cogió rumbo al cine. Entró al metro, vió a la gente y pensó que el metro es un lugar donde muchos se aburren, donde hay tramos, un vaiven de gentes y un fin, pero el viaje, en si, para muchos resulta aburrido. Hay quienes miran al frente, quienes se miran los pies, quienes recrean escenas, otros que cotillean, los que escuchan música, los que leen, los que ignoran e incluso los que duermen. Hay quien no se aburre, quien mira a otro u otra, y el, nuetro aburrido, miró, miró de repente a aquella chica que venía con una maleta de ruedas, que miraba el plano del metro y que al girar descubrió que el la miraba. Él entonces olvidó el aburrimiento, el aburrimiento desaparece sin aviso, y comenzó lo que comunmente podría llamarse como jugueteo subterraneo o juego de miradas bajo tierra o miramientos en el metro. Ella miró y con cierto disimulo saco un libro, uno de esos best sellers que sería conveniente no leer tan a menudo, el miró el título, "El psicoanalista", que el intuyó como una novela básica de misterio, pero que también daba para pensar, mirandolo con humor, como posible título de pelicula porno. Entonces el pensó "ella no lee. Hace que lee, pero no lo está haciendo. Levanta la vista con cierta constancia y es imposible concentrarse cuando uno se ausenta tantas veces de la frase, de la página". Ella miró hacía otro lado y el aprovechó para mirar no solo su cara, fue rápido y quitó la vista antes de poder volver a ser pillado in fraganti. Ella mantuvo la vista en otro lado y el dudó, " Quizá no haya percibido que yo miro, simplemente va pensando en otra cosa y cuando mira aquí no mira aquí, mira pero piensa en cualquier otra cosa". Evidentemente la historia se queda ahí, el baja en su parada y ella sigue. El entra al cine, ve una pelicula mediocre sobre unos tipos que quieren o pretenden parar una construcción de una fábrica contaminante. La pelicula, como ese día, como la chica del metro y como el aburrimiento que ha promovido toda esa tarde desaparecen y se quedan absoletos con el paso del tiempo, pero aburrirse, por aburrirse una tarde tampoco pasa nada, pensó mientras volvía a casa, cierto que no es elegante aburrirse, que basar una conversación en una tarde aburrida es una conversación condenada al fracaso, que el aburrimiento tiene una estética poco atractiva, se suele asociar a un determinado estado de higiene no del todo sensual o una expresión contagiosa de lo que en si expresa. Pero aburrirse una tarde de noviembre, una olvidada tarde de noviembre, una tarde mas, tiene, si se mira bien, hasta cierta gracia. Aburrirse, por otro lado, es sintoma de que, por otro lado, previamente no lo has estado. Así que, pensó heroico, reivindiquemos el aburrimiento. "No lo ocultaré mas", se dijo, sonó entonces su telefono, alguien activo le preguntó que que hacía y contesto "Estoy aburrido. Mas aburrido que una ostra", expresión por otro lado divertida, no hay cosa mas divertida que una ostra, o al menos aquellas ostras que se comió aquel verano que ahora recuerda con nostalgia. Y camino y volvió aa casa y no leyó ni hizo divertido, se borró, como ya hemos dicho, aquella lejana tarde de noviembre.

sábado, septiembre 15, 2007

Encerrados

27 de gramos de Ketamina en el bote de los polvos de talco, aunque en Rio la Ketamina es accesible y buena. Llevamos la mitad del vuelo y estos duermen, yo no puedo, mantengo cierta excitación y un nerviosismo leve que me ataca cuando vuelo. No es vertigo ni pánico, es otra cosa. Abro el bolso de mano y echo manodel donormyl.

Aterrizamos sin problemas. Hemos dejado las maletas en casa del mulato amigo de Rolo, nos dijo que el mulato era como un hermano para él y que nos quedaramos allí, hemos charlado un poco con él y nos ha invitado a una excelente comida, hemos sacado la ketamina y nos ha dicho que de Europa siempre traemos pesima K. Nos hemos montado en su coche hemos atravesado una parte extraña o desconocida de la ciudad. Hemos llegado a Lapa. En Lapa hemos entrado en un portal, hemos subido unas cuanta escaleras y hemos llegado al apartamento de un fulano parecido a un dibujo animado. Actuaba y hablaba con calma, como si todo el rato estuviera solo o con gente que no era real. El Mulato nos ha dado a probar, resulta que el fulano es químico y hace y prepara el la Ketamina. "El mejor de este infierno" y yo me he imaginado que el infierno para el era Rio, y he imaginado a su vez Rio como un infierno y he visto calles en llamas o la playa nevada, el fulano químico ha encedido su equipo de sonido, un cacharro digno de ser escuchado, ha puesto música. No he reconocido el grupo pero los chicos y yo hemos empezado a bailar, el mulato se reía con cierta complicidad y el fulano químico no nos miraba, estaba a otra cosa, hablaba en voz baja, como repitiendose cosas que tenía que ir haciendo. De repente ha aparecido una mujer, parecía francesa. Le ha dicho algo al fulano químico y se ha ido. A mi me ha parecido no un angel sino una colección de luces o una proyección, un instante, era pero no era. El fulano químico me ha mirado y se ha acercado, me ha puesto algo en la boca y se ha dado la media vuelta, ha cambiado de disco. No había nada o había un todo, masa de humedad en la que me envuelvo, hay paredes mentales que se deshacen sin dolor. Me veo o recuerdo una noche de hace cuatro o cinco años y ya no soy aquel. Giro de nuevo y siento que los platos de la canción que suena son avisos de algo que está por venir. Ya no soy yo. Todo está en mi, pienso. El mulato está delante de mi, pero como al otro lado, sonrie y me coge la cara, me besa. El mulato sonrie y dice algo, pero se pierde o se envuelve con la música que esta sonando. Los chicos bailan y no me miran, el fulano químico ha desaparecido, el mulato me vuelve a besar y baila. De repente siento vertigo de que el fulano químico no esté, me preocupo unos segundos o un instante que parece unos segundos pero aparece con una mujer de unos cincuenta años. La mujer abre la puerta y se va y el fulano químico se acerca a Robertito, le pone algo en la boca y cambia nuevamente de disco. Es un paso definitivo o al menos parece que hemos cambiado de nivel, abajo quedaron los vapores, ahora todo es mas voluminoso. Me asomo a la ventana y veo la calle, un coche que pasa, el tamaño de la ciudad ha variado, las ciudades crecen por segundos, veo gente y de la ventana de enfrente extraigo una imagen objetiva que se traslada con precisión al diencéfalo. Lo que veo no es tanto una alucinación sino mas bien una suprarealidad. La realidad limpia de lo demás, al realidad como realidad, que nunca nos viene así. Una mujer se asoma a la ventana le dice algo a alguien que esta abajo, la mujer ve que la veo y me mira, en esos dos segundos percibo que no hay nada en ese mirar, ni siquiera la curiosidad de saber qu9ien es el que mira. El fulano químico está a mi lado, me habla por primera vez, pero no entiendo muy bien lo que quiere decir. No hay mensaje en su mensaje pienso, pero me coge de la mano y me lleva con él, entramos en una habitación, la francesa está tumbada viendo Los simpsons, el Fulano químico me tumba en la cama y se sienta enfrente, justo delante de la televisión. Lisa Simpson toca el Saxofón y la francesa le dice algo al fulano químico, hablan sobre Victor Hugo, rápido, ennumeran unas citas y el Fulano químico apaga la televisión, la francesa me besa y el fulano químico se pone a llorar, enciende la televisión pero la francesa ya no se deteiene, me vuelve a besar, el fulano químico se levanta y se va. Entonces la francesa dice que me quiere cortar el pelo, que me vaya con ella al baño, oigo desde el salón que el fulano químico cambia de disco. Aparece el mulato y se mete en la cama con nosotros. La francesa le pide que se vaya y el mulato sonrie y se va.

Hemos despertado en casa del mulato. Primera buena noche en Rio

http://youtube.com/watch?v=lH-wuTV8TnY

viernes, septiembre 14, 2007

Nosotros y el mundo

No sin nostalgía me confesó que en su momento formaron algo que se podría llamar como la sociedad secreta de los cuervos. Que no tenía mas fin que acabar con el sistema social a punta de escritos violentos y encendidos, poemas y textos que metaforicamente indujesen a los lectores a trasformar sus formas de vida, cosa que por otro lado, como el mismo contó, intenta hacer cada escritor, cada poeta e incluso cada persona. "Pero lo que queriamos no era tanto una rebelión violenta en cuanto a golpes y tiros, sino una en la que al concluir una lectura el lector notase que ya nada era igual y abandonara todo para retirarse a una vida contemplativa y de descanso, mirar la naturaleza, comer y dormir. Nada mas. Evidentemente fracasamos en nuestro intento".´

Luego me habló de algunos miembros de La sociedad secreta de los cuervos, evocó algunos poemas y comentó alguno de sus textos: "Hay sin embargo un texto, un texto maravilloso, un texto único, algo que podriamos llamar la cumbre y fin de la sociedad secreta de los cuervos. Un texto que apareció por aquello que llamabamos La oficina, que no era mas que la casa donde vivía yo en aquella época y donde nos reuniamos a comentar y charlar de nuestros intentos. Aquel texto llegó por carta, sin remitente, un sobre que contenía nada mas que el texto. Unas hojas escritas a boligrafo, mala letra pero legible, una letra no infantil pero desgarbada, algo desordenada, la "O" estaba escrita en mayor tamaño, siempre, que las otras vocales. La "S" se alargaba mas que de costumbre, lo que le daba a las palabras plurales una sensación de mayor cantidad. Por ejemplo si estaba escrita la palabra "Nosotros", al terminar con aquella "S" tan alargada, tan como extendiendose en la hoja, como creciendo, daba al nosotros una sensación de colectivo creciente, de numeroso, de mayoritario y aquello, creeme, nos emocionaba. Algo así sucedía con aquella "O" tan grande, tan superior a las otras. Si estaba escrita la palabra "Mundo" la "O" final le otorgaba un caracter gigante y global a la palabra. El texto, por supuesto, se titulaba "Nosotros y el mundo", poético y hermoso, crítico e insatisfecho, filosófico y trascendente. Lo leimos entre todos los miembros, con intensidad y dolor, con alegria y miedo. Era un texto sublime y único, que lograba lo que nadie de La sociedad secreta de los cuervos había logrado escribiendo, cambiar nuestra forma de vida, comprendimos que si nos emocionaba, y asi nos lo hacía saber el autor, aquella "S" que se extendía, aquella "O" grandiosa, que si aquello nos otorgaba satisfacción y nos emocionaba ante la posibilidad de crecer y extendernos, nos habiamos convertido, como siempre sucede, en un grupo que finalmente buscaba poder y control, que si aquella "S" y aquella "O" durante las primeras frases nos había puesto contentos no era mas que el principio de otro partido, otro grupo en busca de control. En ese momento La sociedad secreta de los cuervos se deshizo, nos despedimos, quemamos cada uno nuestros textos de aquella época y nos retiramos. Aun hoy desconozco el autor de aquel texto

jueves, septiembre 13, 2007

La santa noche

Olía a demonio o como uno se imagina que debería de oler la habitación del demonio. Seguramente era el olor mas intenso y terrible que había percibido en mi vida, sin embargo aguanté y no dije nada. Cruzamos una puerta que daba a una sala donde alguien que nos ignoró veía la televisión, me fijé en el programa, era la telenovela de la noche. Cruzamos otra puerta y atravesamos la cocina llena de escombros y trastos, una puerta mas y llegamos al pasillo. Era de noche y no había luces. Nos sentamos en el pasillo y comencé a fumar, pensé y luego me forcé en sentir, que fumando se reduciría el olor y la sensación de asco que me atormentaba. ME dijo que esperara ahí, que La Santa ahora saldría. Esperé, miré al cielo, traté de descifrar algo en las estrellas pero sabía que no habría nada, nunca hay nada, nunca hay señales, siempre las inventamos. Apareció La Santa de repente, desde el fondo mas oscuro del patio. Me habló cuando aun yo no la podía distinguir:

.- ¿Otro por males de amor?- Dijo con tono impertinente y cansado. Cansada quizá de los que acudían a ella por el espinoso tema del dolor del amor.

.- No- Contesté tímido, casi con temor

Seguía avanzando. Descubrí su cara redonda y oscura, su mirada intensa tras las gafas gruesas, su cuerpo pequeño y redondo, una vejez entre sabia y decrepita. EL caminar era lento y algo torpe.

.- ¿ Y que es lo que tu tienes?

.- Necesito un sentido. Necesito saber. Siento vertigo, un vertigo constante y agotador. Siento una especie de absurdo permanente, todo parece un vacio. Un organo gigante del que no somos mas que microbios con patas

.- ¿Filosofo?- Preguntó ella con curiosidad

.- No. No se que Soy

.- Eres muy joven para andar preocupado por sentidos. Vive y ya. SIn embargo algo haremos.

La Santa se perdió de nuevo en la oscuridad y apareció con un montón de ramas, me pidió que me tumbara en el suelo. COmenzó a cubrirme con esas hojas mientras fumaba un tabaco habano. Comenzó a recitar algo que no entendí, me rodeo de algo que no distingui y prendió fuego. Me ví de repente en medio de un circulo de fuego y al otro lado a La Santa en trance, delirando, emitiendo sonidos indescifrables. El fuego crecía y llegaba alto. La Santa comenzó a girar sobre si misma, lento, al ritmo que permitía su cuerpo desgastado pero ví, lo fui viendo, que desaparecía, que su cuepro se hacía invisible. Sentí ganas de salir corriendo, pero estaba rodeado de fuego y no sabía que hacer, comencé a llorar, asustado. Desperté, de repente, en otro sitio. Observe aquel sitio que no conocía y cuando parpadeé me vi de nuevo en el fuego, como si hubiera saltado de realidad y hubiera vuelto de nuevo a la original. Del fuego al sitio desconocido y del sitio desconocido al fuego, así sucedió varias veces. Me desperté de un despertar y aparecí en un tercer sitio y comencé a marearme. Fuí cambiando de sitio cada vez mas rápido. Del primero al tercero, de ahi al segundo, de ahí a un cuarto, a un quinto, a un centesimo. Así cada vez con mas sitios, con distintos lugares. Ví el fuego, pero ví también la lluvia, la nieve, el mar. Vï hombres tristes, mujeres tristes, hombres y mujeres alegres, vi ratas, perros, gatos, el desierto vacio. Te ví a tí y vi a mis vecinos, ví a Bin Laden, a Elvis, que si, que estaba vivo y regentaba una taguara en la carretera de Quibor, me ví a mi mismo en otros sitios, en otros lugares, no la vía a ella, pero eso lo sabía de antemano, pero si vía a otras... y así llevo noventa y cinco años, de sitio en sitio, de realidad en realidad. Y en ninguna encuentro a La Santa. Tampoco el sentido.

Me voy.

miércoles, septiembre 12, 2007

Listas negras

Las dos canciones que mas detesto en una larga lista de canciones detestables son "More than words" y "Hotel California". Hay miles de razones además de las razones de los gustos que no suelen tener mas razón que lo emotivo o el impulso, pero son canciones que sin duda me generan una sensación poco agradable, un tedio, un sopor y una agotamiento que surgen nada mas oirlas. Y de esas canciones creo que "More than words" es para mi gusto, la canción mas horrorosa de la historia. A veces he pensado en crear un comite, un grupo guerrillero que traté de exterminar cualquier huella de esa canción en este planetilla en el que habitamos tantos. Ir casa por casa, tienda por tienda, coche por coche (Curiosamente es una canción que a los que les gusta la ponene muchísimo en el coche, tarareandola con pasión en los atascos de vuelta a casa, a mi me irrita mas ese tarareo y esa melodia que el atasco mas grande del planeta), exterminar el More than words, eliminarlo de las memorias en un ejercicio de manipulación brutal y deshonesto, crear campàñas en su contra en plan "advertencia, se ha determinado que escuchar more than words produce cancer y ataques epilepticos", realizar un documental donde expertos cientificos hablen de los daños que su escucha produce, crear, basicamente, un pánico general con respecto a esa canción, que se convierta en una canción prohibida.

Si eso ocurriera entonces no pasaría lo que ha pasado esta noche. Dormía y en mi aclle un romantico ha entrado con su coche a eso de las cuatro de la mañana, y nos ha puesto a todo el vecindario el "More than words" . Creí que era una pesadilla, me levanté y miré por la ventana, aquello no era un sueño, estaba sucediendo, ví varias luces que se encendian y la música que no paraba, el motor del coche encendido y el volumen atronador ofreciendonos esa guitarrilla balurda, esa balada criminal. Sin aviso, justo con el último acorde el tipo ha arrancado y se ha perdido al final de la calle. He pensado que era un enemigo, el tipo que mas me detesta el que había creado semejante situación, pensé en ese enemigo, busqué en mi memoria, pero no, naide me odia tanto, no hay nadie que me quiera tan poco como para hacerme eso. Estoy convencido

martes, septiembre 11, 2007

Cigarro frente al atardecer

Está de pie, de fondo se ve el Sol escondiendose un dia mas, un trabajo del que no tiene descanso, el Sol se pone siempre para luego salir. Esta de pie mirando y pensando en esto, la llanura se extiende ancha e infinita a sus ojos, enciende un cigarro y piensa que parece un vaquero, que podría ser perfectamente una escena de un western, quizá la última, quizá la primera, la que abre la pelicula y presenta al personaje o la que la concluye y nos deja esa postal de un personaje que ya ha pasado las penurias de dos horas de pelicula. Eso piensa cuando ve el humo desperdigarse a su alrededor y sumarse al humo infinito que es todo, a los humos que es el humo cósmico.

La llanura, que es ancha y larga, le da sin embargo la sensación de laberinto. "Si avanzo cien metros, el paisaje sería casi igual, si avanzo mil casi nada variaría y así jamás podría encontrar ningún punto preciso, siempre estaría o parecería estar en el mismo punto. Una especie de juego de espejos". Y al concluir ese pensamiento le da un vapor de vertigo o un soplido, una respiración mas profunda que va hasta los pulmones y sale y se pierde junto a los humos o al humo, al humo que es todo.

Se gira y se va volviendo, "Siempre se vuelve", concluye. Y alcanza la carretera y la soledad cuando ya es de noche. Y en otro lado de la tierra suceden mas cosas, pero eso lo escribe otro, otros. Los humos

lunes, septiembre 10, 2007

Cae la tarde

En medio de la inmensidad tu y yo. En medio de todo. Tu mano en mi mano y el dolor que se diluye como rayo de luz en la tarde, que se evapora y pierde. El dolor no puede ser mas fuerte que esto, no puede con esto, no tiene tantos cojones como para poder con esto, con tu mano en mi mano y la tarde que cae. Somos dos celulas que poco importan al cosmos y aquí estamos los dos disfrutando de sabernos ignorados, jugueteando con la invisibilidad que nos da sabernos olvidados en la infinidad del todo y sin embargo es tanto, es tan inmenso estar a tu lado y pasar tu dolor con mi dolor y fundirlo y hacerlo desaparecer. Tararear oyendo ese latido suave que me marca el ritmo.

Se cae la tarde, se va yendo la luz y tratamos de hacer dibujos en la noche, trazando lineas de estrella a estrella y buscando la luna para ver como está esta noche. SIgue tu mano en mi mano y el resto da igual, el resto me la pela. Lo que me importa es estar aquí y ahora y el cosmos que siga a lo suyo, que yo me quedo aquí, entre tus dedos.

viernes, septiembre 07, 2007

Quietud

Sentado bajo el árbol. 40 grados, media tarde. Hace cinco minutos ha pasado por delante Rosaura con ese halo de mujer misterio que siempre lleva al caminar. Se ha quedado mirando el vertigo de esas piernas infinitas y la colocación casi matemática de las flores de ese vestido tan corto y perfecto. Ha sentido desde la silla el olor de perfume intenso y la ha visto perderse al final de la calle donde viven todos. La misma calle donde de pequeños jugaron a que el asfalto negro era un oceano gigante y ellos dos los supervivientes de un naufragio y las casas bajas de los lados, la orillas lejanas de islas desiertas. Un juego que por otro lado no le importaría repetir ahora, con algo mas de realismo, jugar a exagerar los instintos de supervivencia. Sin embargo Rosaura habrá girado en la esquina donde el tipo ese mucho mas mayor la esperará con el coche para que sus padres no la descubran y se perderá por la carretera hacía el rio, o eso dice siempre el Pajarico, argumentando que una vez se fue al rio con la chica de servicio de un compañero de su clase que vive donde las casas grandes y que vió el coche aparacado bajo los árboles, "Como escondido para que nadie lo viera".

La calle sigue vacia y sale Doña Ana y le mira desde la otra acera y de repente el siente no que le mira desde la otra acera sino que sin darse cuenta siente el mar ese que imaginaba de pequeño con Rosaura y Doña Ana parece estar en otro universo o en un lado terriblemente lejano de la calle y ella habla pero el ruido de alta mar no le deja escuchar las palabras, como si el calor fuera viento y marea y la Señora habla desde la lejanía de aquella orilla, aquel continente del que solo llegan gestos, entonces la Doña Ana se da la vuelta y el bosteza y piensa que por que Doña Ana siempre ha sido Doña Ana, si habrá una época en la que fue solo Ana o incluso Anita, o incluso esta calle o cualquier otra calle fue un oceano con alguien y ese alguien la vió ya no siendo anita sino Ana pasar y perderse al final del mar o de la calle, pero Doña Ana parece que siempre fue Doña Ana y que siempre estuvo sola y siempre fue extraña y huraña.

Sigue la tarde y volverá su padre y discutirán otra vez, y el insiste en que le da igual que no le interesa, que lo mejor sería coger y cruzar el mar y perderse y recordar que Rosaura, a su manera estará siempre al final, donde el mar hace notar que la tierra es redonda. y el siempre estará quieto, estático, empujado por mareas que nadie dirige, quieto y pasmado, casi inmóvil y justo ahí recordará que mañana irá al cine con estos y que de nuevo se sentirá ajeno y aturdido entre esa competición de polvos y mamadas inexistentes, que son todas mentira. Y pensara en Rosaura y en el coche del tipo aparcado debajo de un árbol allí, en el camino hacía el rio y tandrá ganas de volver a casa y no pensar en nada. Quizá masturbarse con la única condición de no pensar en Rosaura, sino en cualquier otra, en el rio, pero con cualquier otra

martes, septiembre 04, 2007

Diluidos

Lo que si recuerdo es que no teniamos demasiado que ver o que teniamos mas que ver de lo que yo creía entonces, eso da igual ahora. Recuerdo una tarde juntos, con ese sabor de la primera cita, por que lo que recuerdo ahora es la primera vez que quedamos fuera del colegio, alejados de ese juego de miradas en el pasillo y de esas conversaciones en esos minutos escasos, siempre escasos del recreo. Recuerdo peinarme bien y escoger mi mejor ropa, los tópicos de la primera cita. Luego nos encontramos. Paseamos al azar y terminamos sentados en unas escaleras de un edificio cualquiera. Hace mucho tiempo ya, pero voy recordando cosas ahora que juego a recrear. Recuerdo que me hablaste y que yo te hablé de todo ese conflicto común de padres invisibles, en eso las cosas eran parecidas y creo que compartimos opiniones y reflexiones comunes. Recuerdo, lo voy recordando, que tenías necesidad de cariño, es sorprendete como se puede necesitar la mano de otro. Luego nos estuvimos dando besos como posesos y creo que estuvimos tratando de encontrar un sitio mas o menos oculto y eso si lo recuerdo bien, no hubo demasiada suerte. Voy recordando así, a trompicones, a trozos. Fuimos así, pasando la tarde, se hizo de noche, seguimos caminando por esa ciudad que yo creo que nunca terminé de entender. Siempre tuve una sensación allí como de no estar, como de estar viendo todo desde fuera y ser ajeno, así me sentí casi hasta el último dia, después de ocho años, pero eso es otra historia. Ahora recuerdo aquella tarde precisa. Nos llevabamos bien, se estaba a gusto contigo, relajado y había una potente atracción. Paseamos entre la gente, comimos algo en un sitio, y se hizo de noche. No tenías hora para volver, nunca tuviste hora para volver, ahora lo pienso y es extraño, tenias quince años y nunca había hora para volver, nunca había nadie en tu casa, siempre estabas sola y a mi casi me daba verguenza que a veces llegase una hora y fuera yo el que tenía que decir que ya era tarde, que mejor me volvía a casa. Pero ese dia era sábado, lo recuerdo, y yo tampoco tenía prisa y nos fuimos por aquellas calles de atrás donde no había nadie y nos sentamos en unos bajos donde había tiendas todas cerradas y casi no había luz y no pasaba gente. Y recuerdo que nos lanzamos el uno contra el otro allí bajo aquel cielo que era el techo de los bajos, y recuerdo que nos quedamos entre vestidos y desvestidos, esa cosa de estar a medias, todo a medio quitar o a medio poner, como si el último paso fuera demasiado definitivo y lo dejaramos todo en esa posición donde la ropa pierde su función pero no se está desnudo. Entonces apareció un vigilante y nos gritó y nos echo de allí como a delincuentes y nos fuimos abrochando todos los botones y riendonos y el tipo, el tipo que no dejó de mirarnos hasta que estuvimos bien lejos. No recuerdo como terminó aquel primer dia, tampoco recuerdo muy bien como terminó todo contigo, terminó y ya, no recuerdo mas. Nos fuimos dejando de ver, creo que me cogiste algo de manía y te fuiste diluyendo. Años después nos encontramos por la calle casi no me saludaste y sentí no tristeza pero una sensación parecida al fracaso. Yo luego me fui de allí, casi corriendo, a toda leche, casi sin mirar atrás, es jodido pero sentía que el futuro era una losa y o me iba o me convertía en algo poco apetecible. Fue entonces cuando desde aquí volví a saber de tí, mi madre me escribió una carta, era la época de transición de la carta al e-mail, me llegó uno de esos sobres desde allí que luego tantas veces leía, es increible la cantidad de veces que se puede llegar a leer una misma carta, el placer de releer buscando, por si acaso, una frase que se nos ha escapado, que no leimos y al final casi las recitabas de memoria. Mi madre estaba contenta por que me decía que se había encontrado un dia por la calle contigo, que os saludasteis, luego agregaría algún comentario de esos de "que simpática y cariñosa ha sido siempre esa chica". En casa las cosas estaban muy complicadas eso seguro mi madre te lo contaría en ese encuentro fortuito, y no se como pero fuiste tu y le conseguiste un trabajo casi de inmediato. Y así, leido en carta parecía una especie de ficción, algo irreal. Eso fue lo último. Un dia, hace algún tiempo metí tu nombre en google con la esperanza de que aparecieras pero google no lo sabe todo. No sé de tí, nada de tí.

Un beso enorme donde quiera que estés

lunes, septiembre 03, 2007

Por dentro

Me contengo, me contengo por que para cursis yo. Me sostengo, me mantengo por que el dia que me ponga no paro, el dia que me siente y teclee sin tapujos esto no va a ser un blog, va a ser un tarro de mermelada, el azucarero ese viejo que tenemos guardado en el armario. Por eso lo pienso y no lo tecleo, con lo que eso me cuesta, por pudor, por cierta verguenza. Pero si me pongo, si me pongo me vienen unas cosas que no se le ocurririan a ninguna adolescente enamorada. Me da por pensar cosas en plan... No mejor no... no mejor no me dejo llevar, por que el dia que me ponga.... esa va a ser de empalago universal.

sábado, septiembre 01, 2007

Destino

En cualquier caso, y fuera como fuera, debía llegar aquella noche a casa. La relación con mi padre estaba bastante deteriorada y no aparecer una noche mas por casa complicaría aun mas la convivencia. Previo a aquella noche había estado dos o tres dias con unas amigas en la playa, uno de esos viajes que son un error o una mala decisión, el grupo de chicas con el que fui estaba formado por mi mejor amiga, mi ex novia, una prima de mi mejor amiga y otra prima que durante aquellos dias me volvía bastante loco. Había un triangulo emocional en aquel viaje como poco peculiar y las cosas llegaron mermadas en el camino de vuelta desde la playa. Caras serias, intereses personales frustrados y sentimientos cruzados en aquel triagulo, pero eso era otra historia. Venía a hablar sobre el otro error, según llegué a la ciudad me bajé del coche, me despedí con diferente intensidad de las compañeras de viaje y quedamos en hablar pronto. Según camianaba por la avenida decidí que era una buena tarde para quedar con alguien y llamé desde una cabina a un amigo que siempre ofrecía noches extrañas, alteradas y frenéticas. Aún hoy reflexiono y pienso como era posible que aquel tipo tuviera tanta capacidad para atraer el frenesí a su alrededor. Se puso contento y me dijo que esa noche había una fiesta en casa de un amigo común, que fuera, que lo pasariamos bien, que por que no quedabamos ya, nos ibamos bebiendo algo y luego nos ibamos juntos para allá. Miré mi mochila y decidí que no pesaba mucho, veinte minutos después estabamos juntos, tres horas mas tarde estabamos beodos hasta el entrecejo en actitud simpatica dentro de la fiesta del amigo común. De la fiesta poco recuerdo, poca gente, incluso algo aburrida, mas alcohol y yo cada vez mas borracho. LA cosa se disparó cuando de nuevo, nos agarró el frenesí, mi amigo, ante la posibilidad de que la fiesta terminara excesivamente pronto le pidió un momento las llaves de su casa al amigo común y organizador de la fiesta argumentando no se que historia, el otro, inocente, se las cedió, lo siguiente que vi fue a este reir hacer girar la llave para dejar la cas bien cerradita, irónicamente grito que lo hacía para que no entraran las ladrones, se fue hasta la ventana y lanzó la llave lo mas lejos que pudo. En ese momento caí que llevaba tres dias sin dormir en casa, que mi padre y yo teniamos una guerra fria abierta desde hacía algún tiempo y que si no aparecía las cosas podrían dejar de ser frias y ponerse realmente calientes. Pensé eso y mil cosas mas mientras veía la llave perderse en el vértigo. Este subió la música se puso a bailar poseido y comenzó a gritar que era un secuestro que de aquí ya no se iba nadie hasta que nos rescataran. Desde lo alto de una mesa comenzo a ahacer pasar a todos los invitados, les decía que abrieran la boca y dejaba caer alcohol sobre aquellas bocas obedientes. Entonces decidí, calculé. Miré desde la ventana, la borrachera me distorsionó la distancía, sino no lo hubiera hecho. Me apoyé en el borde, giré las piernas al otro lado y salté. El golpe fue brutal, no se me pasó la borrachera, pero se me desplazó, aun hoy no entiendo muy bien esto, pero fue como si el efecto del alcohol se hubiera desplazado dentro de cerebro de una zona a otra y los efectos que eran de una manera en un lado se adaptaran a su nuevo lugar. Me toqué la frente y las rodillas, ambas sangraban, no mucho, raspones que rápido borró el tiempo, el dolor de rodillas duro mas, curiosamente, que el chichón de la frente. El mareo mezcla de alcohol, mezcla del hostión era extraño y me hacía recordar a la prima que me gustaba de mi mejor amiga. Recuerdo que al caminar torpe por las calles camino a casa, pensé en llamarla, confesarle esa atracción, hacerla ver que el viaje no había sido perfecto por la aparición estelar en el último momento de mi ex novia, pero afortunadamente no lo hice. Llegué a casa, me lancé a la cama borracho y dolorido, pensé en mi padre y supe que jamás conocería ese acto heroico y tremendo que había realizado por relajar las cosas. Al dia siguiente a mediodia, el amigo de la fiesta llamó, me contó lo que había hecho como si yo nunca hubiera estado, nadie, absolutamente nadie notó que yo me había ido de un salto por aquella ventana. De la prima dejé de saber al poco tiempo, de mi ex novia también, del frenético, de aquel amigo frenetico supe que se había muerto, una bala perdida, una bala lejana que chocó contra su pecho. Nada que tuviera que ver con él, pero quizá hasta el último instante con esa capacidad demoledora de atraer el peligro y el frenesí.

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