sábado, mayo 23, 2020

Imbécil

 Los fascistas salen hoy a la calle a manifestarse en automóvil. Exigen, entre pitidos, cacerolazos y humo, su libertad. Es imposible resumirlo de otra manera y no se puede ser más conciso. Estamos en medio de una pandemia mundial, llevamos confinados ocho semanas, atravesando como generación, uno de los momentos más desconcertantes y extraños que hemos podido vivir y siete semanas después, los fascistas salen en automóvil  a exigir su libertad. Nadie podía haber previsto un futuro tan absurdo, disparatado y tan mediocre. Tú, fascista, si lees esto, tengo poco que decirte, salvo algo muy preciso: imbécil.

jueves, mayo 21, 2020

Ideas

Hay una idea sobre la música que es por la que me siento más atraído: la música es un lenguaje previo a la palabra. Las palabras son cárceles a veces. No en cuanto a comunicación, que ahí no lo es, sino en cuanto a pensamiento. El pensamiento abarca más que la palabra, llega más hondo y más lejos. Cuando haces la traslación al verbo, se van quedando cosas y en esta cantidad gigante de restos que se van perdiendo, yace parte importantísima del pensamiento. Lo que hablamos no  refleja con perfección el pensamiento. La metáfora sería, claro, la fotografía. La fotografía no es la realidad. Es otra cosa: incluso puede reflejar cosas distintas y novedosas, también ocultas y escondidas de la realidad, pero no es la realidad. La palabra es una fotografía del pensamiento. Refleja y muestra cosas, pero no muestra todo el pensamiento. La música abarca zonas que la palabra no puede abarcar y en general, creo, que abarca más, muestra más, va más allá. No es esto un desprecio por la palabra. Claro que no. Es un elogio del pensamiento y de su amplitud y de lo difícil que es abarcarlo. La idea de un cuento, de un texto o una historia , esconde otra idea. Si te nombran un libro que has leído, a tu pensamiento puede venir, de golpe y casi instantáneo la oleada absoluta que fue el proceso de leerlo, un tiempo que sumo varias horas y que sin embargo tu pensamiento atrapa en décimas de segundo, pero si tratas de hablar sobre él, el proceso se ralentiza. No recuerdas fragmentos, has olvidado personajes, el desarrollo de la trama, las hipótesis o reflexiones no las cuentas todas con precisión, sin embargo en tu pensamiento si puede estar entero, ahí, como un paisaje que observas. El creador a veces tiene un proceso similar. Hay un pensamiento, una masa repleta de cosas que trata de identificar. Empieza a traducirlo, aparecen las dificultades técnicas, el desarrollo de las cosas, los laberintos de la palabra, pero no es inmediato, de hecho, la mayoría de las veces, en el viaje, la idea o ese pensamiento agoniza, y e creador se da por vencido o acepta el resultado por puro agotamiento: no era la idea, no era el pensamiento, pero se ve incapaz de traducirlo tal cual.

miércoles, mayo 13, 2020

Los días

7:56. Me despierto más tarde que antes de todo esto. Antes sonaba el despertador y sentías el planeta entero subiendo al colchón. Ahora no suena y sin embargo preferiría que sonara. Siempre pasa así. Necesitaríamos conocer la trama entera para disfrutar cada secuencia de la vida. Sin embargo, en general, tiendes a disfrutar del pasado. 

 En la casa no entra luz. A eso de la 17:30 se adivina un cambio, por ese ventanuco que da a ese patio extraño, pero no sabemos qué hora es si no tenemos el reloj. En realidad no sabemos nada. Preferiríamos que nada de esto hubiera pasado. W está nervioso. Yo no tanto. Le escucho hablar con su familia por llamadas que me resultan caóticas e incluso molestas. Esas voces filtradas del ordenador producen un efecto parecido a la ansiedad. Son voces sin matices, como las de tu pensamiento cuando todo te preocupa. Habla mucho y se queja de todo y yo le digo que quejarse aquí encerrados no es la mejor medicina. A veces bebemos, a veces estamos un par de días sin hablarnos. Él piensa que a mi no me preocupa la situación. Pero y ¿qué puedo hacer yo aquí, W? ¿Qué podemos hacer desde aquí? Sin luz y sin sueldo Estamos gobernados por una cosa invisible. Siempre son invisibles los gobiernos, pero esta vez es microscópico y domina el planeta. Yo ya no creo en nada, le digo siempre a W, pero extrañamente no me altera. No es siquiera que haya aceptado la situación, es que no sé cómo se resuelve. No he abandonado. Hasta abandonar me parece un privilegio. Simplemente he ido aprendiendo de esta casa sin luz, de esta casa que no tiene horas. W prefiera hablar con su familia allá. Se escuchan las voces. Yo no descifro lo que van hablando. Escucho ese sonido metálico. Voces agregadas. "Si al menos hubiera futbol" es la frase que define a W. Otras veces bebemos y conspiramos. Pensamos en teorías imposibles y nos damos la razón. W habla de vídeos que le mandan al teléfono. A mi me cuesta creerlos, pero porque en realidad todo, también la casa, me parece mentira. Yo no sé cómo vamos a salir de esta. W y yo hacemos cuentas. A veces me altera, pero en ese momento crítico siempre me dice que su cuenta es mi cuenta: "o comemos los dos o pasamos hambre juntos". Otras veces me da la sensación que en pocos días estaremos de nuevo en el lío. En esos turnos infinitos. Sirviendo en las mesas a ritmo de mediofondo, pero escuchas las noticias y todo se retuerce. El gobernador invisible nos tiene arrinconados. Dicen que deja sin aire, pero a mi este sin aire también me tiene medio ahogado. El gobernador invisible deja a todos sin respiro. Y si al menos en esta casa entrara algo de luz, sabríamos qué hora es, en qué lugar del dia nos encontramos. Sin embargo parece siempre de noche y las voces metálicas en la computadora de W, parecen las voces de un sueño extraño.

martes, mayo 12, 2020

Despertares

No ha amanecido aún, se anuncia con un ligero cambio de tonalidad en la luz que entra por la ventana, pero no ha amanecido aún, técnicamente no. Hace los movimientos para levantarse y se queda sentado unos segundos en el borde de la cama. El silencio le sigue abrumando a esa hora. Lleva ya un par de años viviendo solo y sin embargo ese silencio le sigue sorprendiendo o desconcertando. Se pone de pie. Camina torpe hasta el baño y orina con desgana. Bosteza. Camina por el pasillo. Durante medio segundo piensa que los pasillos no deberían existir: son espacios robados a las casas, los pasillos nunca se habitan. Llega a la cocina y se prepara el café. Le frustra hacerse el café porque a él el café no le sale bien. No lo entiende, no es capaz de explicárselo, pero a C, usando las mismas cantidades, le quedaba mucho más sabroso. La luz ya va cambiando. Entra el ruido de un coche pasando por la calle, queda, oficialmente, inaugurado el día. Abre un libro por la pagina 126. Lee unos párrafos y nota el olor del café saliendo. Deja el libro en la mesa, saca una taza y se sirve. La rutina es la linea invisible que te hace saber que sigues vivo: la rutina es el esqueleto de la vida, piensa. Hace no tanto le dejaron de interesar las experiencias, de hecho empezó a detestar las experiencias, todo eso que el mundo de hoy recopila bajo la palabra experiencia. Los viajes, las cenas, una vida social forzada, todo aquello que nos convierte en consumidores y nos hace menos personas. Sigue leyendo, pero siente un golpe de tristeza, una tristeza que generalmente no se permite. En realidad no es tristeza, es una forma diferente de cansancio, de fatiga. Los sorbos del café, el libro abierto y el silencio son el presente, que es a lo único que tenemos acceso, lo demás es ficción y fantasía. Prefiguración o incluso paranoia. Sólo hay eso, realmente solo es eso. NO es esfuerzo por hacer desparecer lo demás, porque son mentira esas falsas y vacías filosofías de hoy en día que te intentan convencer de vivir solo en el presente: eso no se puede, eso no es verdad. Si algo nos caracteriza como especie es que nuestra cabeza vive en tres tiempos a la vez,  y el promedio de esos tres tiempos es nuestra vida. Nadie habita el presente, porque no hay manera de habitarlo, entre otras cosas, porque el presente siempre va más deprisa. La luz ya entra grandiosa. La ventana de la cocina, que mira hacia el este, deja entrar una luz imperial. Viva el día que empieza, piensa. No por optimista, que no lo es, sino porque es imposible, a veces, ser insensible a la gran belleza de despertar en el mundo cada día. La tristeza volverá ya luego, esa tristeza invisible, casi inexistente, pero constante. La tristeza de la vejez. La tristeza de saber que el tiempo, cada segundo, es menos.

martes, mayo 05, 2020

Ficción

No cabe la ficción (qué frase de mierda), pero el caso es que no cabe. Estos días me sucede algo, soy incapaz de la hipotesis o del pensamiento a futuro. No entiendo lo que pasa, no lo entiendo de verdad. No entiendo el presente. No sé si el verbo es entender. Pero además me pasa que es que tampoco me interesa entender. Leí algo sobre este momento y en una parte del texto aparecía la palabra transitar y basicamente es lo que creo que se puede hacer en este momento: transitar. Por eso creo que tampoco estoy preparado para cierta forma de ficción. No es rechazo, es que es un momento mentalmente nuevo, supongo que parecido a lo que sucede cuando estás "transitando" la ficción. Que atraviesas algo nuevo y lo vas descubriendo y quiza este momento vas descubriendo, el presente, de por sí, es ficción, porque es nuevo y no hay referencias absolutas de lo que sucede. Vas hilando los fragmentos de realidad y vas trazando algo que parezca una realidad coherente. Si en algún momento, en la vida, la realidad es coherente. Transitamos también porque hay algo satisfactorio en todo esto, nuestra forma de vida y sus ritmos se han desmontado con una sola patada. Seguimos actuando como si aquello existiera cuando en realidad ha dejado de existir y actuamos como si hubiera necesidad de que volviera, cuando se ha demostrado absolutamente innecesario. No hay necesidad, en realidad lo sabíamos, de todo aquello, pero ahora lo hemos visto. No se necesita nada de aquello e incluso sabemos que aquello era, en realidad, una ficción. Y ¿entonces esto qué es? Bueno, eso es lo que hacemos, transitarlo para descubrirlo. ¿Es una nueva ficción? No lo sabremos, quizá nunca. Pienso que hay algo de realidad. Estamos detenidos, congelados casi, por una forma de vida invisible a los ojos, curiosamente algo como la realidad. Algo que no se ve, pero que lo gobierna todo o como la ficción, que tampoco se ve. Ni siquiera microscopicamente.

Mi lista de blogs

Afuera