viernes, noviembre 30, 2007

De viaje

En algún momento que desconozco hemos dejado de estar en la carretera. Ha sucedido como esas veces que buscas una dirección, una calle, un numero. Caminas, estás en la calle, estás a dos numeros del numero que buscas y de repente la calle se acaba, no sigue y el numero que buscas no existe, llamas y te confirman el numero, es el mismo, te dicen que es justo en la esquina pero sin embargo nada, no está, como si de algún modo a ti te negaran ese trozo de calle, ese portal. O como lo que sucede en la calle donde vivía, una calle pequeña, once numeros. Entras, avanzas y la ziquierda tienes, el uno, el tres, el cinco y de repente el nueve. Los años que vivimos ahí buscamos al siete, pero jamás lo encontramos. Surgió la leyenda de los del portal siete. Vivian en nuestra misma calle pero nunca les veiamos, como si la calle fueran dos calles que se superponen, una calle que hace trasparencia sobre la otra. Eso nos ha pasado en la carretera, estamos en ella, pero hemos dejado de estarlo, llevamos cien kilómetros perdidos, mas cerca de una ciudad lejana que nada tiene que ver con nuestra ruta que de nuestro propio destino. No frenamos, necesitamos una explicación antes de parar, de preguntar. Nunca hemos salido de la linea a seguir, fuimos obedientes con los mapas y sin embargo estamos fuera del camino, como si nos hubieran expulsado. HArtos, detenemos el coche, nos paramos en un arcen y es ahí cuando comprendo todo. No estamos aquí, estamos allí, en otra capa por encima o por debajo de la otra ( No se trata ahora de posiciones, joder), pero en otra capa. Es tan raro cuando te suceden estas cosas

jueves, noviembre 29, 2007

Perseguidores

MC camina por la calle con la sensación de que alguien le persigue. No mira atrás pero nota que desde hace un rato alguien va detrás de él y se preocupa. Se desvía del camino habitual y gira en una calle que no conoce, avanza unos cuantos pasos y se decide a mirar atrás, efectivamente alguien va detrás de él, pero el ha vuelto la mirada en seguida y no ha podido detallar mucho al perseguidor. Sigue caminando con angustia y cierto pánico. No sabe quien y por que le siguen, cual es el mótivo. Vuelve a girar y aprovecha esos metros de distancia y no ser visto para correr, corre para tratar de despistar al perseguidor. Mira atrás y entonces el perseguidor no está, la calle está vacia y se frena. MC llevaba tiempo sin correr y está fatigado, de repente alguien aparece por al esquina, debe ser el perseguidor, con su abrigo negro. Descubre que es una mujer que avanza con paso firme y seguro. Decide quedarse, seguir huyendo no traerá mas que agotamiento, que suceda lo que tenga que suceder pero prefiere descubrirlo ya. LA mujer se va acercando hasta donde está él. La mujer no se sabe muy bien donde mira. Está a unos cinco metros y MC tiene ganas de ponerse en guardia prepararse para un disparo o para un golpe, para la violencia, pero la mujer pasa de largo y apenas le mira. MC la ve avanzar con paso constante por la calle, el sonido de sus pasos que reverberan en el silencio. Entonces MC se siente confuso, no comprende. En ese momento vuelve a mirar a la mujer y decide seguirla, ver quien es, que enigma esconde. Arranca tras ella, a una distancia prudente. Giran varias calles, la mujer no cede en su constancia caminando. Cada paso dura exactamente lo mismo que el siguiente, el ritmo es unico y persistente. MC la va mirando desde atrás. Va reconstruyendo la ruta extraña que han realizado hasta el momento. La mujer nunca mira atrás, tampoco a los lados y MC por un momento piensa que la mujer es una alucinación o una neura pero sigue caminando. Pasan cerca de un colegio que a esa hora ya está cerrado pero hay unos niñós que la ven pasar y se rien:"¡¡¡Ahi va Clementina!!" gritan y se rien de ella, pero la mujer no mira parece que ni siquiera escucha. MC no frena ya en su curiosidad, quiere saber todo y pregunta a los niños por la mujer, trata de ser amigable, cercano, cariñoso para obtener una respuesta satisfactoria pero la reacción de los niños aun le desconcierta mas, le miran y salen , asustados, corriendo. Corren fuerte como si MC hubiera mentado al diablo. MC no comprende nada, y sale detrás de la mujer. Avanzan mucho, están caminando ahora por una autopista dirección Sur, es casi de noche y no pasan coches, MC va a unos treinta o cuarenta metros de la mujer que incomprensiblemente jamás ha cambiado su ritmo caminando. La mujer, entonces desaparece, de la manera mas absurda, por trasparencia, como con un efecto de pelicula de serie B de los setenta, así desaparece la mujer en medio de la carretera y de la llanura que les rodea. MC mira alrededor y comprende que lo mejor será volver a casa y olvidarse de todo eso.

martes, noviembre 27, 2007

Una tarde de noviembre

Llegó a casa desde donde se veía toda la costa, la linea definida del horizonte cortando el mar y un atardecer que resultaba incluso cursi. Escuchó la canción mas triste del mundo, un piano con un sonido anitiguo y una voz melódica que hablaba del pasado. Recordó entonces el suyo propio, su vida, su anterioridad y sintió una nostalgia gigante pero no le dió demasiada importancia. Miró el mar tan quieto y solemne a esa hora y sintió ganas de llorar mientras seguía escuchando la canción mas triste del mundo y recordaba una tarde del 92 cuando nada era como ahora y le dieron ganas de correr por encima del mar e incluso llorar. Llorar solo tiene su gracia, pensó. Llorar tiene su gracia. Como el dolor o la pena se convierten en gotas de agua que salen de los ojos, visto así es como lluvia pero también bastante extraño. ¿Como es posible que llueva desde los ojos? ¿ Como es posible que lloremos si es tan raro?, es muy raro llorar. ¿Como es posible que se deslice el agua por la cara y además sepa tan salada?, como si llorar viniera del mismisimo mar o como si la sal fuera pena o nostalgia. recordó entonces otras veces que había llorado, de pequeñó, de mayor, de dolor, de pena, de risa, por el final de una pelicula. Pero llorar tiene su gracia, tiene su resaca como toda droga y deja exhausto. Sigue sonando la canción mas triste del mundo, y está convencido de que es así, de que esa canción es la canción msa jodidamente triste del mundo. Y es otoño y recuerda el verano que no es triste, que se está tan bien y no caen las hojas. Es otoño y suena ese piano que está tocado con muchisima pena y el verano está tan lejos y sin embargo.... sin embargo la canción termina

lunes, noviembre 26, 2007

On the road

No se muy bien donde estoy yendo. ¿Hacía donde van mis pasos, donde me lleva este camino no trazado?. ¿Donde coño voy?. ¿Por que camino?. Voy sin mas. Voy, estoy en el camino y lo estoy caminando, estoy en un camino que no está, que es invisible y voy por él. Camino el camino y no hay dirección tampoco hora de llegada, no hay cita. Camino. Hay curvas que aparecen o que quizá yo mismo invente, continúo. De repente me paro, un alto en el camino y miro para atrás. No sucede nada y vuelvo a caminar. Silbo y camino, respiro y camino. Silbo una canción de Devendra Banhart y me siento ligero, de repente me siento mas ligero que el carajo. No hay mochilas. El camino es camino y mis pies llevan su ritmo. Observo algo a lo lejos, trato de descifrarlo, es una nube. Sigo silbando y me vuelvo vientecillo. Como si cada nota que silbo me deshiciera fisicamente y me conviertiera en vientecillo, entonces jugueteo por las hojas de una planta, entre los hierbajos del suelo, me elevo y dejo de ser melodia y me reconstruyo. Vuelvo al camino que no es camino, se hace de noche y soy un cuerpo que camina en la noche por un camino que no está.

Así me paso un montón de tiempo.

domingo, noviembre 25, 2007

Solo

Llueve y si se mira no tiene pinta de que vaya dejar de llover en los próximos tres siglos. He encontrado el edificio que andaba buscando, he subido las escaleras que van por fuera, pegadas a la parte de atrás que son de hierro. He oido mis pasos cada ve que subo un escalón, un chorro de agua va en caida y solo a veces se forman reflejos por una luz alta que no se muy bein de donde viene y que pretende iluminar. El edificio bien podría ser una vieja fábrica abandonada y toda la zona tiene mas de poligono industrial que de zona de viviendas. A la altura del septimo piso he descubierto que abajo, desde una esquina, un neón intermitente deja una luz curiosa potenciada por la lluvia y los charcos que rebotan su reflejo. En el vigesimo piso la escalera termina y he cruzado la puerta que da a un pasillo. Silencio y oscuridad. He caminado despacio hasta el fondo donde otro tramo de escaleras muy pequeño me ha llevado hasta la azotea, he sentido toda la soledad golpeandome de repente, como si la extensión inabarcable de la ciudad, las millones de luces y la lluvia poderosa e indomable sobre todo ello me lo hubiera recordado. He mirado un rato, la ciudad es un animal sin fin, he estado descifrando la forma de la ciudad, ubicando cosas. Las torres del centro, las humos de las fábricas del este, la zona cuatro. Me he apoyado en el aviso publicitario que da a la calle y que intermitentemente va proyectando una animación de luces de colores a la calle. Llueve y tengo los zapatos humedos. En ese momento he oido un ruido leve, he girado rápido y he sacado el arma. De repente he recordado una tarde cuando era pequeño, era verano y estaba solo en una playa jugando, mis padres paseaban mas allá y yo construía algo que parecía una puerta a otro sitio, una especie de castillo. He recordado que justo al terminar aquello que hacía con la arena de la playa comenzó a llover y aquello que había construido se empezaba a deshacer. Seguiamos apuntandonos ahí, en la azotea y también llovía y he pensado que el castillo de nuevo se deshacia, como arena suave humedeciendose por el agua. Era la hora.

viernes, noviembre 23, 2007

Maqueteros

Habíamos preparado ocho temas bastante relajados, guitarras suaves acompañadas por unos ritmos de batería algo atmosféricos, casi siempre tocados con escobillas y unas voces usadas casi como un instrumento más de letras con poco sentido, frases anárquicas, silabas que se encadenan ritmica y melódicamente pero si ningún sentido concreto. Alguién nos escuchó y una cadena de gente nos llevó a terminar siendo los teloneros de una larga gira por locales no demasiado amplios de Matt Elliott. Nos vino bien. Cogimos los intrumentos, el avión pagado y llegamos a Burdeos que era donde se daría el primer concierto. En el aeropuerto nos recogió el ayudante de no se que productor, esos puestos de la industria que nunca comprendí y que jamás comprenderé. Nos llevó en coche a un Hotel cómodo, en ingles nos eplicó que hasta el dia siguiente estabamos libres, que la prueba sería a las cuatro de la tarde, pero que a las tres nos pasaría a recoger, que hasta entonces hiceramos lo que quisieramos. Eso era así hoy, pero sabiamos que a partir de entonces las cosas irian mucho mas apretadas. Llegariamos a las ciudades con el tiempo justo después de los viajes en furgoneta y no habría tiempo para paseos, así que salimos a Burdeos conscientes de que era una especie de último dia de vacaciones.

Estuvimos paseando sin mucho orden, hacía frio pero nos gustaba la ciudad. Caminamos hasta la catedral y entramos. Coincidía que había programado justo a esa hora un concierto de órgano y según entramos nos sentamos para oirlo. Estuvimos cerca de una hora sentados callados, unicamente mirandonos para hacer gestos a los otros de lo maravilloso que resultaba el concierto. Luego salimos y fuimos buscar algo para cenar. En esa busqueda vimos el local donde tocaríamos al dia siguiente. El local estaba cerrado y nos hicimos unas fotos para guardar una imagen de lo que considerabamos el principio de una nueva etapa.

Llegamos al hotel, cada uno se fue a su habitación. Enecedí la televisión por encenderla, por el ruido mas que por la imagen. Saque el libro que leía esos dias pero tampoco le hice demasiado caso. Llamé a casa y no me cogieron.

Al dia siguiente me despertó el telefono, era el tipo que nos había recogido en el aeropuerto. Matt Elliott había suspedido la gira. No se sabía el motivo aún, pero se sospechaba que Matt estaba en una profunda depresión. Nos recogieron y nos montamos en un avión con dirección a Madrid. Nos pagaron no se que indemninzación que no sumaba demasiado y nos quedamos con una sensación entre el decaimiento y la desgana. Algunos meses después nos deshicimos sin ningún tipo de conflicto. A veces quedo con estos para tomar algo en el barrio, hablamos de novedades musicales y recordamos con humor nuestra gira europea. Las canciones estan grabadas en una maqueta que seguramente ya nadie escuche.

jueves, noviembre 22, 2007

Individuo con tormenta de fondo

La cabeza apoyada en las manos, los codos apoyados en las rodillas, los pies en el suelo. Dentro la agitación, todo se mueve como nubes en dia de tormenta, como las corrientes de agua. Todo está en movimiento ahí a pesar de la quietud. No hay silencio, hay un tremendo ruido, el ruido de la mente a pesar de que todo parece estancado en la habitación. Las manos en las sienes, casi tapando los ojos que no miran, que están cerrados que se dirigen al suelo, como si mas abajo o por detrás del suelo estuviera la posibilidad de una respuesta o mas que una respuesta, por que no es respueta lo que busca, la opción de la calma o de un sosiego que ahora parece remoto. No hay ni siquiera dolor, hay derrota o agotamiento. El que se sabe en mitad del camino y sin fuerzas. Hay turbulencia bajo ese pelo abundante y despeinado y curiosamente está todo tan quieto dentro de la habitación, si al menos se pudieran mover las cosas, pero esa quietud le da a todo una aguda sensación de caos. Como si la quietud de los objetos potenciara su propio tormento, cuanto mas estático todo mas dolor. No se mueve, nada se mueve, le gustaría levantarse y cambiarlo todo de repente, que nada fuera y que todo empezara, como siempre empieza, de cero.

De repente un claro, breve, casi imperceptible, pero un calro al fin y al cabo. Las manos se despegan de los ojos y las rodillas se activan. Hay, aún, una posibilidad.

miércoles, noviembre 21, 2007

Los anticoncierto

He sido elegido por los anticoncierto como víctima. Los anticoncierto son una de las bandas mas peligrosas que se recuerdan en los últimos años. Atacan sin avisar y una vez que te han elegido ya te puedes olvidar del resto, tienen poder suficiente como para que no les olvides en una buena temporada. Atacan habitualmente por la espalda cuando tu ya estás colocadito para ver tu concierto, de repente los sientes detrás y la tensión se hace evidente. Los anticoncierto, además, ejercen su trabajo con cuidado, no los reconoces en la primera canción del concierto, seguramente en la dos ya empiezas notar algo extraño, cuchichean mas de lo habitual pero cada vez lo hacen mas cerca de tu oido. En la tercera que suele ser una lenta se declaran. Cuando todo está en silencio y como mucho se escucha un hilo de voz y un arpegio de guitarra tocado suavemente saltan los anticoncierto a por ti. Hablan en tu cuello, hacen su primera crítica del concierto, comienzan a insultar al oyente típico del artista y todo lo hacen de manera que la música queda tapada por sus hermosas e hipnóticas voces. Los anticoncierto hablan mucho, no callan y van pisando, así, una y otra canción midiendo tu grado de paciencia. Amablemente tu giras y con un gesto (lo juro que fui amable) les pides que si por favor te pueden dejar escuchar, tu razonamiento es sencillo si se niegan:"yo también he pagado los 25 eurazos y a mi si me está gustando", pero no es necesario, te miran con cara de rechazo y comienza lo que llamariamos el ataque duro. Desde ese instante van a por ti. Cuando termina la canción, irónicamente entre ellos se preguntan ¿Y se podrá aplaudir?" o comentan:"si le gusta tanto que se vaya a primera fila", así un buen rato. Hasta que alguien con mas caracter que tu se da la vuelta y destroza a los anticoncierto sin ninguna amabilidad:"¿os podeis largar de aquí que nos estais jodiendo el concierto?, pesados". Los anticoncierto entonces, victimas de su propia medicina, se dan la vuelta y se largan.Pero los hay, los hay en cantidades industriales. Los hay que van a los conciertos que no les gustan, al cine. Los hay por toda la ciudad y son un peligro. Cuidado con ellos.

martes, noviembre 20, 2007

La entrevista

El tipo me miró con serenidad y tardó unos cuantos segundos en comenzar a hablar. Cuando lo hizo, me sorprendió la forma de sus expresiones y el tono ameno y la voz grave con que lo hacía. Era una voz tan grave que retumbaban un poco las cosas mientras hablaba. Los cristales y las paredes vibraban ligeramente. Incluso una estatnteria que colgaba detrás de su cabeza sufría la leve vibración que producía el tono grave de su voz. Su primera frase fue corta pero me bastó para descubrir las caracteristicas de su voz y el efecto que producía en el entorno. Así seguimos la entrevista, yo introduje con un ejemplo la segunda pregunta y contestó. La respuetsa fue larga y al principio no noté nada diferente con respecto a la primera vez, pero me fijé que la estanteria que tenía detrás iba aumentando su vibración y los libros que estaban apoyados en ella ya casi saltaban. Fue justo casi terminando la segunda respuesta cuando de la estanteria cayó un libro al suelo, el no paró de hablar, agachó el brazo manteniendo la mirada en mi y desde el suelo trajo el libro caido. Lo colocó, sin mirar también en la estantería y ese instante coincidió justo con el final de su respuesta. Yo, como él, hice como si el acontecimiento del libro no hubiera sucedido y dí paso a mi tercera pregunta. En su respuesta sucedió de nuevo que cayó un libro y el repitió los pasos, sin parar lo cogió y lo dejó en la estantería. En la quinta respuesta seguía sucediendo y ya no aguanté mas, mi sexta pregunta fue respecto al tema. Contestó:

.- A ti te sorprende. cada vez que alguien se sienta ahí se sorprende. Sigo hablando mientras cojo el libro y lo coloco sin mirar. Sigue sucediendo mientras la charla continúa. Bien, aún te daré un dato mas. Es siempre le mismo libro el que cae.

Justo en ese instante el libró cayó. Esta vez el no actuó, no se agachó a recogerlo.

.- Es siempre el mismo. Y no es un problema de ubicación, lo he colocado en posiciones diferentes en la estantería, pero siempre, siempre ese maldito libro que cae. Cada vez que hablo se manifiesta como un recordatorio insistente de que aún no le he leido. Como si estuviera indignado y esa fuera su forma de protesta. Te diré algo mas, de todos los libros que ves en esta habitación solo ese no lo he leido. Está ahí, presente cada vez que hablo cayendo al suelo delante de los invitados como un niño rebelde que llama la atención cuando hay visita en casa. No me hace falta mirar, ese libro que está en el suelo es el. Está ahí, esperando a que le coja y se suba a la estantería para de nuevo lanzarse al vacio.

Entonces se agachó sin dejar de mirarme y en ese movimiento comenzó a decir el título:

.-"El arte de la guerra" de Sun Tzu. Ese es el maldito libro que ahora mismo está cogiendo mi mano. Se sonrió, lo levantó y lo trajo hasta la mesa.

Los dos nos quedamos callados cuando vimos que se trataba del Ulises de James Joyce

domingo, noviembre 18, 2007

En mitad del viaje

Había empezado a llover media hora antes. Ella entonces dijo que quería comprar tabaco y salir de la habitación, en la calle hacía frio y yo contesté que la esperaba ahí, terminando de leer el libro con el que andaba enredado esos dias y que en ese viaje con tanta lluvia y con tan poco dinero tan bien me vino. La literatura es el viaje mas profundo y cuando se lee en medio de un viaje hay algo de no retorno. Se puso el abrigo y salió. Yo aproveché para y trascribir algunas frases que habia subrayado en el libro al cuadernillo donde recopilo todas. Me quedé pensando profundamente en una en particular, una reflexión que ahora no recuerdo con precisión pero que definía con cierto ingenio el incomprensible mundo de las relaciones. Luego miré a traves del cristal, la calle humeda y grisacea de esa población irlandesa a la que nunca supe muy bien como fuimos a dar. Una calle que se perdía al fondo entre nubes y un verde que casi gritaba entre tanta humedad. Anoté algo en mi diario, el que ya no llevo, por que es absurdo llevar diarios, por que describen excesivamente tu pasado y de repente me di cuenta que ella tardaba mas de la cuenta y comencé a fantasear, como siempre me pasa, con la posibilidad de haber sido abandonado en medio de Irlanda, en un pueblo mas bien pequeño, un dia de lluvia en medio de noviembre, en mitad de un viaje sin destino. Fantaseé con eso y me puse a escribir frases sobre un cuento inspirado en eso. En el texto yo no era el protagonista, claro, nunca quiero serlo, pero la situación era excesivamente similar a la mia, a la real. así estuve escribiendo unas cuantas hojas sobre el asunto y ella no aparecía y dejé de escribir, en el texto que bocetaba el protagonista salía de la habitación y bajaba a la calle y yo le emulé, imitaba al ficticio que ahbía vivido con una minima antelación ese momento. Bajé a la calle, saludé a la dueña del hostal y me quedé de pie en la puerta, el coche alquilado en Dublín seguía ahí parado y de repente me sentí estupido por andar llevando a un terreno tan exagerado el retraso de ella. Subí de nuevo a la habitación y volví a abrir el libro, pasé unas tres páginas pero leía sin leer, sin la mas mínima atención. Me puse nervioso, esta vez me puse la chaqueta y salí decidido, entre en el coche y arrancó el CD automáticamente estaba puesto Cripple Crow de Devendra Banhart que tanto le gustaba a ella y casi irritado lo apagué. Recorrí anarquicamente las calles, giraba al azar en una calle para hacerlo al azar en la siguiente. Estuve una hora dando vueltas por el pueblo hasta que preocupado volvía al hotel. Saludé a la dueña del Hostal que me miró con curiosidad subí la ecalera de madera y abría la puerta de la habitación. Ella me miró y me dijo:

.- ¿Donde estabas?, me tenías preocupada

.- He salido a dar una vuelta. Estoy cansado de tanta lluvia.

Esa noche terminé el libro.

sábado, noviembre 17, 2007

Largo

Al despertar al lado de ella pensó: "Cada cosa tiene su tiempo. La vida tiene su tiempo, la música tiene su tiempo, estas frases tienen su tiempo, pero el tiempo, el tiempo no tiene tiempo". Miró la hora y se levantó a hacerse un café. La dejó a ella ahí, tapada y profundamente dormida. La miró unos segundos y trató de descifrar en ese gesto, en esa mueca, en la respiración que podría estar soñando. Se levantó y camino hasta la cocina. Entonces fue cuando ahí el tiempo tomó otra forma. Todo sucedió muchisimo mas despacio de lo habitual, una relentización que le daba a todo una sensación de ingravidez muy agradable. Tardó unos cinco segundos en abrir el grifo, recorrió con la vista el movimiento alucinante del agua cayendo, casi podía descomponer el chorro en gotas sumadas. Giró la vista, casi se podía ver el viaje de la luz, casi, lo intuía. Salía de la bombilla hasta las paredes, hasta su vista y parecía agua, durante unos segundos todo parecía agua. Era suave el choque de la luz contra las cosas, mas que un choque era un encuentro, un saludo fraternal de lo material hacía la luz. Dió los tres pasos que había del grifo hasta el aramrio donde estaba el café y aquellos tres pasos parecieron un viaje. A cada paso percibía le leve variación de las cosas, como iba variando la visión de la cocina, como su pierna iba girando armónicamente con la otra, como todo el cuerpo se entregaba al proceso de dar un paso y como cada parte se preparaba para el siguiente instante. El pie se apoyaba con delicadeza en el suelo haciendo la curvatura justa y precisa de adaptación para ir rotandolo e ir elevando la otra pierna. Escucho un sonido, un sonido grave y alargado, que reverberaba, giró y vió que ella estaba en la puerta de la cocina sonriendo, con el pelo descolocado por la cama y la almohada, con los ojos aún hinchados. Comenzaron a caminar uno hacía el otro. A cada paso daba tiempo de descubrir mundos nuevos en los gestos de ella. Era todo tan lento y suave que tardarían horas en encontrarse en mitad de la cocina para besarse y darse los buenos dias. Iban pasando los segundos que parecian minutos. Avanzaban el uno hacía el otro, sonreían, movían la vista. El pensó que ella era hermosa también entre tanta lentitud, en ese avanzar por la cocina como si fuera un viaje por carretera. Iba girando los pies y se fiajaba en el giro de piernas de ella, como su cuerpo también iba adaptandose cada instante a una nueva posición. De repente le invadió cierta ansiedad, tenía ganas ya de cruzar ese trozo que aún quedaba y que tan largo se le estaba haciendo, tenía ganas de ir algo mas rápido pero el tiempo había decidido ir lento y no había manera de acelerar. Ella seguía sonriendo, pero a él tanta lentitud ya no le estaba haciendo tanta gracia. Tenía ganas de llegar ya a ella, besarla y volver hacía la cafetera donde pondría café y al fuego para esperar a que saliera, sin embargo ahora eso parecía tarea de siglos, una vida muy lejana, un futuro rémoto. Ella comenzó a decir algo, iba escuchando el sonido que se iba formando según empujaba sílabas, trato de ir juntando esos sonidos tan distantes entre si y que en realidad eran palabras. Iba sumando los sonidos para construir lo que ella quería decirle, pero pasado un buen rato solámente llevaba "Estás mmmm....". Así el trató de correr, si corría llegaría antes a ella. El cuerpo se fue adaptando a la nueva situación, las rodillas, los brazos, los pies. Cada parte comenzó a colocarse de una manera nueva.

Aún hoy están tratando de encontrarse en medio de la cocina

http://youtube.com/watch?v=xNPaZj4yn00

viernes, noviembre 16, 2007

Conversación bajo el árbol

.- Mírame. Mírame ahora. ¿Hacia donde estamos yendo?. ¿Hacia donde va la roca?. ¿Hay destino?. Déjame decirte que dudo del destino. Esto que ves no es mas que un cúmulo de miniaturas invisibles que forman un organismo. eso soy, eso que miras no va hacía ningún sitio. Es un tren que avanza para no llegar a ninguna estación. Un tren macabro que un buen dia se para.

.- No quiero creer lo que dices. No creo que lo digas de verdad. Esconde tu voz algo de falso, en el fondo te dices eso para esperar que suceda lo contrario.

.- Y¿ acaso tu crees que la roca avanza hacia algún lado?. Esto es cruel, hermano. Esto es cruel. La vida de los hombres es una trampa. Nada es cierto.

.- Pero es cierto esto. Es cierto que el aire suave de esta tarde está agitando esa hoja, que todo eso afecta al árbol y de ahí hasta el final. La cadena es infinita. Lo que tu llamas no destino no es mas que lo eterno. De algún modo todos somos eternos.

.- ¿Eternos?. Que osado eres, que descaradoo puede llegar a ser el hombre, que arrogancia. ¿Crees de verdad que pintas algo?, ¿Lo crees?

.- Pero ni siquiera te hablé de los hombres, te hablo de esa hoja que a su vez es eterna por que en su movimiento ya todo arranca hasta el infinito. Algo la mueve a ella y ese movimiento ya afecta a cada una de las cosas que pisan la tierra, por lo tanto el universo. Ya todo se encadena infinitamente, por lo tanto ese movimiento es eterno, y en ese caso su existencia también lo es.

.- El problema del hombre es ese, es creerse que se da cuenta, es darle tanto valor a eso que piensa, creer que eso que percibe es una verdad inamovible. Tu dices que la hoja se mueve y que eso ya, inevitablemente, afecta a todo. Pero ¿Como puedes creer eso?, Dime. ¿Como sabes que esa percepción tuya de la hoja en movimiento no es más que tu propia percepción?, Quizá solo existe ese movimiento en ti, en mi, que la miramos y verbalizamos eso que sucede, le damos un nombre, construimos una frase, pero¿Y si solo son palabras, palabras de los hombres?

.- Pero las palabras fueron después.

.- Eso pensamos. Pero, ¿y si sólo somos palabras?. Si somos frases que se encadenan. Somos por que pensamos que somos y pensamos que somos por que construimos la palabra que existe. Existe la palabra pero podría ser la palabra primero y luego pensamos. Primero la palabra movimiento y luego la hoja se mueve. De alguna manera somos ficción. Nos inventan las palabras.

.- Pero aun siendo así las palabras son eternas. Ya todo es eterno, algo sale, existe y parte hacía lo eterno por que ya todo se mueve. Ya todo está afectado por la leve aparición de eso.

Y la hoja que se movia de repente cae al suelo. Y los dos que hablan se van

jueves, noviembre 15, 2007

Vidas de otros

Era un pueblo de no mas de quice casas, la mayoría de la gente trabajaba en la azucarera y por historias de la evolución o avance, la ciudad cada vez quedaba mas cerca y el pueblo se staba casi, convirtiendo en un barrio mas. Aun no sucedia eso, no sucedia entonces, hace 10 años pero no tardará en suceder. Es un pueblo que bien mirado parece un pueblo escondido, enterrado en una extraña arruga del valle, cerca del rio grisaceo y muy vegetado, mas vegetado que cualquier hueco en 100 kilómetros a la redonda. Se vive con cierta calma, disfrutando del privilegio de no ser ciudad y estar entre verde y silencio. Hay un único bar donde se bebe bastante cerveza, historias que contar por las noches y hay un extranjero que tiene una granja de conejos un poco mas allá del que cada noche se cuentan historias y se configura un pasado que todo el mundo desconoce. El extranjero es un tipo callado que sólo va al pueblo a comprar comida para él y de vez en cuando a beber una cerveza rápida en el bar. No habla con nadie, saluda educado, pide la cerveza, la bebe con cierta urgencia y se larga. Con el extranjero también trabaja un hombre, mas joven que él pero que va y vuelve a la ciudad, también extranjero. Por las mañanas se le ve pasar en su camioneta y a media tarde volver a su casa. Nadie, por supuesto entiende como los conejos pueden ser negocio en unas tierras donde nadie come conejo pero el extranjero trabaja intensamente y junto a su trabajador pasan horas en la tarea.

El extranjero, entonces, entró en el bar aquella noche, la mirada encendida, el rostro inflamado de ira. Empujo la puerta y se plantó en medio de la gente que a esa hora ya estaba borracha, sacó una pistola y lanzo un tiro al techo. AL parecer casi todos los conejos estaban muertos y por la manera de actuar del extranjero estaba convencido que el culpable del desastre estaba en el bar, buscaba al culpable. Nadie respondió, nadie dijo nada y fue cuando el hombre apunto al dueño del bar parqa presionar. El hombre del bar conservó la calma y trató de hacerle entender que nadie había sido. El extranjero disparó de repente contra uno de l0os hombres que estaba en la mesa de la izquierda, el hombre cayó y murió. El extranjero salió, se escuchó el sonido de su camioneta arrancar. Se fue de allí. Abandonó aquella tierra y nunca se supo nada mas de él.

http://youtube.com/watch?v=sFMIYz0TZ-U

miércoles, noviembre 14, 2007

Instantes

Parado, al lado del rio, mientras escuchaba con atención el sonido del agua pasar vivió un instante inedito, se preguntó a si mismo, casi con temor :"¿Y si existe dios?". Pensó unos segundos en la pregunta pero no buscando respuesta. El temor tampoco era un temor a la existencia de un Dios, el temor venía de sentir que todo, de repetente, se tambaleaba, una sensación parecida al vertigo. Respiro profundo, volvió a escuchar el agua, los inabarcables sonidos de la naturaleza, el laberintico pentagrama de lo que se escucha junto a un rio. Miró al cielo: "No hay, eso ya lo sé. No hay un orden prestablecido. El orden es invento de los hombres, necesitados como están de no saberse tan exageradamente abandonados en la tierra, por ese temor a la libertad absoluta que es el no orden, las no reglas. No hay Dios, no hay nadie que gobierne esto. Hay otros ordenes, otras formas pero no estan dictadas por ningún ser. Todo se gobierna así solo, anclado como está, en una cadena infinita de sucesos, Pero nigún ser decidió. Decidió la cadencia de la eternidad, el paso del tiempo, el movimiento estelar, las moleculas agrupadas, el paso entre lo minimo y lo que es amplio, pero esto avanza sin mas allá. El universo entero agrupado como unidad dividida infinitas veces, pero nada en el cosmos sabe lo que va a suceder los próximos minutos". Volvió a dejar la mente en blanco. Trató, de nuevo, de escuchar cada sonido que generaba ondas a su alrededor. "Instante caduco". "No hay nada y la naturaleza emocional nos hace fingir un después, pero no hay ni hubo nada. Esto no es mas que un accidente". Se decía.

Aún permaneció unos minutos mas allí, sentado, viendo, ahora, las formas que dibujaban las laderas de las montañas mas altas. Busco metáforas, parecidos a esas formas. La curva de el pico mas alto le evocaba a las manos de un hombre, las manos anchas de un hombre anciano. Mas allá, las laderas formaban lo que podría ser las caderas de una mujer gigante y ancha, unas caderas acostadas de lado, durmiendo la siesta apoyada en el valle que podría ser una cama gigante. Formas del azar o formas que se encuentran cuando se buscan. Formas que solo ve el que las mira, las propias formas que el le da a la montaña. Se levantó y se fue. Atrás quedó corriendo el agua.

martes, noviembre 13, 2007

Mínimo

Las cosas eran mas pequeñas de lo habitual. Pensé incialmente que tenía un problema en la vista, algo que no me había sucedido hasta ahora. Estuve haciendome pruebas caseras. Me ponía la mano delante de un ojo, luego del otro y examinaba mis visión. No había desenfoques, ilegibilidad. No. Había, unicamente un cambio en el tamaño de las cosas, pero un cambio curioso. Todo era mas pequeño pero mi tamaño era el mismo. Salí a la calle algo angustiado y ví que el efecto también se daba ahí. Las farolas, los semaforos, los coches, las calles, todo era mas psqueño sin embargo el tamaño de los hombres y animales era el mismo lo cual acentuaba la variación de las cosas. Los hombres no entraban en sus coches, el semaforo quedaba poco mas arriba de los ojos. Una manzana era poco mas gandre que una zancada, era como recorrer una maqueta. El amontonaimiento fue inevitable. Las calles se llenaban de gente que apenas podía pasar, el metro dejo de funcionar por que apenas cabía la gente en los tuneles. Todo el mundo corría y la ciudad daba una terrible sensación de fragilidad, como si además del tamaño todo se hubiera vuelto mucho mas debil, como si en ese empequeñecimiento las cosas hubieran perdido solidez. Ver, por ejemplo, la Gran Via tan pequeña, tan llena de gente que dando un salto podian ver la azotea de los edificios resultaba realmente preocupante, el suelo, de repente, parecía que se pudiera quebrar, como si no fuera a aguantar el peso de los hombres que habitan el planeta. Salieron noticias en poeriodicos que entraban en la palma de la mano. ¿El planeta era mas pequeño o era el hombre el que había crecido? eran los títulares. Nada era seguro, por que si se median las cosas nadie sabía si los metros habían adoptado el tamaño de los nuevos grandes hombres o por el contrario el tamaño de la pequeña nueva tierra.

Yo evité seguir en la ciudad, aquel caos era insostenible y corretear por la ciudad alarmado no me aportaba nada. Cogí el coche, en el que no entré completo, conduje hasta el mediterraneo. Tardé poquisimo, la playa estaba mucho mas cerca.Llegué, me metí a bañarme. Las olas eran inapreciables y en tres brazadas estaba muy lejos de la orilla. Así comencé a nadar. Decidí recorrer el mediterraneo a nado. No tarde demasiado en llegar a Italia, seguí. Me detuve en una pequeña isla donde apenas entreba de cuerpo completo. Descansé, segui nadando. LLegué a Grecia, alcancé el Pireo, ví la Acropolis de fondo, gobernando la ciudad. Respiré profundo y me quedé dormido. En mi sueño las cosas volvian a tener el tamaño de antes.

domingo, noviembre 11, 2007

A stripper club at Samoa on 52nd Street

....................................A stripper club at Samoa on 52nd Street. USA, New York City, 1949. Burt Glinn


Pensé que un buen texto sería ir describiendo los gestos detenidos de cada uno de los que observan. El momento donde la foto detiene los rostros y extrae con potente claridad lo que cada uno puede estar pensando e incluso sintiendo. Me atrajo el gesto ansioso del tipo de la izquierda, ese deseo reprimido pero casi incontenible. De alguna manera, sosteniendo su mandibula, está sosteniendo ese deseo, ese hambre, por que el tipo mira con hambre, mira desatado, mira el cuerpo desnudo de la mujer que por otro lado nosotros no descubrimos. Hay ansia, su cerveza está terminada, la de su compañero aún está completa. Me atrajo ese gesto, ese deseo, pero seguí mirando la foto y me atrajo aún mas el camarero. Ese hombre ajeno que mira algo en el suelo, que mira algo que ninguno de los demás está mirando, incluso me da por pensar que mira como cuando miramos a algo pensando en otra cosa, está mirando al suelo pero está pensando en otra cosa que evidentemente no está sucediendo en ese lugar, tampoco en ese instante. Es indescifrabe, pues, lo que el camarero mira. Desde una cucaracha que pasa por donde justo mira hasta un acontecimiento lejano en el tiempo o algo que aún no ha sucedido.

Hay aún mas en esta foto que podría ser infinita, por riqueza en gestos de los individuos, por lo sublime del momento retratado, por el camerero que no mira, por el hombre esclavo de su deseo. Están, fascinantes, las dos mujeres del fondo, justo delante de la barra. Es tan elevado el dialogo silencioso que hay entre las dos. Casi se leen las frases. La mujer de la derecha tiene ese gesto de echarse hacía adelante, casi crítico. Es casi una obviedad que a ese mujer no le agrada la mujer desnuda, pero no le agrada quizá rechazando ese deseo que despierta en los hombres, la otra, la de la izquierda acepta el juego, incluso parece estar pensando que es hermoso el cuerpo de la stripper, pero no dice nada. La otra, no. Esa mujer es el antagonismo del hombre que desea. Ella no desea, aunque es posible que deseé tanto como el hombre de la cerveza pero su represión es distinta a la de él. El otro sostiene su mandibula como punta del iceberg, como si en la misma boca pudiera haber pruebas evidentes de su deseo, ella no, ella reprime en todo el cuerpo y lo traslada al pensamiento.

Hay gestos mas relajados, mas naturales. El oriental a la izquierda de las mujeres disfruta con calma del instante. Le gusta el cuerpo de la mujer, bebe y disfruta del ambiente. Eso sucede con casi todos o con casi todos de los que están en la luz, en este lado de la foto. Es mas enigmático lo que sucede atrás, en las penumbras de atrás, donde las cosas toman no solo otro tono, sino que varian radicalmente. Son los que miran sin ser vistos. Son los que miran cubiertos. Son el otro lado. La frontera está en el oriental y su compañero de mesa, que mira también sin tapujos. Desde donde está sentado solo ve el pecho y la cara de la mujer y decide alzar un poco la cabeza para ver mas, para verlo todo. Para mirar sin límites. El placer de mirar y descubrir. Detrás de él hay otro camarero que quizá esté recogiendo algo que ya ha sido consumido o quizá este sirviendo mas cerveza en los vasos vacios, pero es ahí justo donde empieza otra parte de la foto mas misteriosa, pero misteriosa por oscuro, por no apreciarse con nitidez lo que está sucediendo. Por que en realidad misterioso lo es todo o nada en la foto. Misterioso por que el motivo principal de la foto nos aparece de espaldas a los que la contemplamos cincuenta y ocho años después, pero sin misterio por que los gestos de los que miran son claros y precisos y bastante descriptivos.

Pensé que un buen texto sería eso, ir describiendo la foto, pero luego pensé que para eso estaba la foto, que la mejor descripción era la foto misma, la foto en si. Que describir una foto es muy innecesario y mas en este caso, donde la foto se describe sola y el que trata de describir, además, tampoco aportaría nada.

viernes, noviembre 09, 2007

Letras

Se m_ va de l_s man_s. Este t_xto se des_ace, se frag_ent. y no l_ pu_do rem_diar. S_ romp_, se ev_pora. ¿Q_e hag_ ah_ra con este te_to?. ¿Dond_ s_ va_ sus l_tras?. Nace muer_o. Deb_ hab_r un cem_nterio de letr_s, do_de se amonton_n y vag_n com_ alm_s sin parais_.

C_menc_ a escr_birl_ y ya vi que s_ rom_ía, qu_ algun_s letr_s hací_n huel_a y no venian a tr_bajar. Charl_ con _lgunas, pr_gunté p_r sus reivindicaciones y n_ cont_staron. Nunc_ s_pe que ex_gían, p_ro el c_so es que m_ text_ no ten_a m_chas letr_s y el text_ se fu_ muerien_o

As_ fu_ co_o est_ text_ agoni_ó

F_N

miércoles, noviembre 07, 2007

Metamorfosis 3

"Estaban todos muertos. Ni uno solo respiraba. De un lado al otro el bar estaba lleno de cadáveres y se sumaban olores que es conveniente no describir". Eso había escrito en el primer intento de arranque para su nuevo texto, un cuento breve en el que trataba de narrar las peripecias de un detective neoyorquino investigando un extraño caso de asesinato multiple entremezclado con drogas y amor, elementos necesarios para darle jugo al asunto. Eso había escrito cuando decidió que no, que ese arranque, como tantos otros, era malo y entonces decidió arrugar el papel escrito en tinta y lanzarlo a la papelera. Pensó en su manía de escribir en tinta, de no hacerlo en ordenador, que por un lado, ciertamente, tenía algo de romántico, pero por otro, siendo tan inseguro como era, y tan pésimo escritor como se autoconsideraba, era bastante poco ecólogico, y no estaban las cosas como para andar con despilfarros. Divagó algo mas con el asunto, cuando le invadió una nueva frase, una nueva manera de abordar el asunto. "Abrió la puerta y descubrió que James Stewart estaba muerto". Inicialmente le gustaba el nombre del muerto, el acto de abrir la puerta y encontrar un cadaver, una metáfora de lo que era le texto, un arrancar y descubrirse rodeado de muerte y tragedia, pero de nuevo dudó. Se pregunto:"¿James Stewart?, ¿desvelar la muerte con tanta evidencia?". No. otro papel a la basura. Otro ataque de ecologismo y otra vez a empezar. Así muchas veces. Variaciones de mil frases. Decidió entonces tatuarse. tatuarse la frase que arranque el texto, de esa manera no se podrúia arrepentir, la frase, siempre iría en su piel, no habría mas basura, no mas papeles amontonados, no mas árboles desangrados en su nombre. Se fue al centro, subió las escaleras de un centro de tatuaje yu en el pecho se escribió, a colores y con tipografía gótica, recomendación del tatuador :"Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo...". Salió orgulloso hasta que recordó, mientras cruzaba una esquina, que aquello era el principio de la metamorfosis de Kafka y ya no hubo vuelta atrás.... al dia siguiente se convirtió en escarabajo

martes, noviembre 06, 2007

Dos acontecimientos inconexos

1:

Oigo una trompeta. Estoy en una ciudad que no conozco y oigo una trompeta lejana y mal tocada. Una nota que hace disonacias. La ciudad se va trasformando y despierto. Son las tres de la mañana y la trompeta es un mosquito en mi oido. Agito la mano y se va, vuelve a mi, segundos después, el mosquito. Es otoño, es de noche y hay un mosquito en mi habitación. Recuerdo lo que dicen o lo que una vez leí, que los mosquitos atacan para excitarte, ponerte nervioso y que la sangre esté mas caliente cuando pican. Trato de ignorarlo, pero es dificil ignorar a un mosquito en las puertas del sonido que son las orejas a las tres de la mañana. Vuelvo a agitar la mano y se vuelve a ir, pero sé que volverá, se que va a atacar de nuevo. La lucha dura algo mas, no se cuanto. En la madrugada es incalculable el tiempo.

2:

Hay ruidos de violencia al otro lado de la puerta. Gritos, golpes bruscos. Insultos. Abro la puerta. Estoy en el descansillo, un hombre me mira, me pregunta algo en un idioma que no deduzco. Se acerca y me empuja contra la pared y me da un puñetazo. Otro hombre se acerca y se une a la paliza. La mujer sale corriendo por la escalera y uno de ellos sale tras ella. El otro se me queda mirando y me habla, pero sigo sin saber en que. Hago gestos, casi suplico. El tipo me mira y me escupe. Se va corriendo. Me levanto. La puerta de la casa de enfrente está abierta. Con algo de sangre y bastante dolorido, entro. No se por que lo hago, pero ya metido en el fango decido ir hasta el final. La casa está vacia pero en el salón descubro unas cajas con libros. Muchos son repetidos, diferentes ediciones de varios títulos. "Los hermanos Karamazov", "La nausea", "El extranjero". Todos están traducidos al español. Abro mas cajas, "La montaña mágica", "Cosmos", "Las uvas de la ira". Miro detrás de mi. El tipo que me ha golpeado y que se fue escupiendome, está detrás. Me mira y se acerca lentamente. El otro entra por la puerta y se miran entre ellos. Creo que son rusos, pero noe stoy seguro. Estoy demasiado aturdido como para descubrir nada, hasta el castellano me parece extraño en ese instante. Hablan entre ellos. no entiendo nada, salvo los nombres de los autores de los libros. Entre tanta frase voy comprendiendo nombres de escritores. Fiodor Dovtoeiski, Jean Pual Sastre, Albert Camus.... Me sorprende además, que dicen el nombre y apellido. Y los nombres no salen en una ennumeración. Van saliendo en medio de frases. Se pegan entre ellos, pero no puedo escapar por que están la lado de la puerta. La pelea entre ellos aumenta en violencia, los golpes son brutales y secos. Primeros anuncios de sangre. En ese instante cojo varios ejemplares de los hermanos Karamazov y salgo corriendo, paso al lado de ellos y me miran , dejan de pelear y me persiguen. Bajo veloz por las escaleras, salgo a la calle. Es mediodia y corro. Corro ferozmente, brutalmente. Miro atrás, estan a unos treinta metros, perod escubro que voy mucho mas rápido que ellos y aun así acelero el ritmo. Les pierdo de vista.

Aun no he vuelto a casa. No lo haré hasta que terminé mi lectura.

lunes, noviembre 05, 2007

El jugador

.- El juego es como la vida. ¿Me entiendes?. Las cartas vienen dadas y poco se puede hacer. Lo único que se puede hacer es aportar psicología con lo que te viene dado. ¿Cuantas veces no gana la partida el que mejor cartas lleva?, ¿Cuantas veces una mala mano se lleva la apuesta?. Hay maestros en eso, maestros en ganar con malas cartas. Jugando unicamente con gestos, actitudes y seguridades. En cualquier caso, la vida es eso. No es justo, nunca, el reparto. Uno no entiende por que a veces las cartas vienen tan bien dadas o tan malas. Es así y desde tal posición debes jugar.

.- Pero ¿Y las trampas?. Ella jugo con trampas. Su cartas eran buenas, pero además con trampas es imposible.

.- El juego, el azar, como la vida, no es justo. Si las hizo y nadie vió, nadie la descubrió, salvo tú, debes aceptarlo. Luego está la experiencia. Ya sabes que con ella en la mesa las trampas van a sobrevolar.

.- Pero la partida terminó. No se puede volver a esa partida

.- Pues acéptalo. Esta vez perdiste.

sábado, noviembre 03, 2007

Bruno

Siempre culpamos a Bruno y ahora, tanto después, concluyo que Bruno no hizo sino sacar lo que estaba oculto. Tampoco hay un momento exacto en la aparición de Bruno, las presencias son así, las gentes del mas allá no funcionan igual que los que andamos por estos lados. Bruno comenzó a rondar nuestra casa con cierto descaro. Al principio se movian algunos vasos, se encendía la televisión sola, se abrian las puertas de la terraza en medio de la noche, te ponía una mano en el hombro mientras estabas meando y cuando girabas no había nadie, nada original, las tipicas cosas de las presencias y de las gentes del mas allá. Bruno además tenía mucho de saberse presencia y juguetar con los tópicos del cine de terror. Un espiritú burlón. Al principio, pues, Bruno nos tenía, hablando claramente, acojonados.

Las cosas fueron cambiando. Bruno se hizo habitual, terriblemente habitual y la confianza no es mas que cuestión de tiempo. Bruno, se instaló en casa. Al princpio Ana lo llevó peor, pero bruno y yo empezamos a congeniar, veíamos juntos los partidos de futbol, estabamos de acuerdo en muchos aspectos políticos y por la noche veiamos, los tres, alguna película y haciamos coloquio al concluir. Así Bruno comenzó a vivir con nosotros, Ana lo único que exigió fue que Bruno pagara su parte del alquiler y contribuyera en los gastos de comida y luz, el teléfono no lo utilizaba, tampoco hacía uso del ADSL, "no hay mejor internet que el mas allá, muchachos", nos decía orgulloso de su condición.

Lo complicado con Bruno vino después, había que evitar hablar de Bruno con los demás. ¿Como explicas que compartes piso con una presencia, con un espiritú?. Como le dices a los demás:"no, no voy a ver con vostros el partido por que le prometí a Bruno que lo vería con él". Ana y Bruno fueron limando sus asperezas y comenzaron a llevarse algo mejor, y a mi, como llegaba tan tarde de trabajar me venía bien que estuviera Bruno por casa, así Ana no estaba tan sola, y que mejor seguridad que una presencia.

Así Bruno fue uno mas, el tercero de la casa. Ordenado y colaborador, no habóia problemas de convivencia con él y todo eran ventajas. Todo hasta aquella mañana que volvía casa sin avisar. Noté cierto desorden en el salón y según cruceé la puerta del salón, aun sin ver nada ya lo entendí todo. Los gemidos de Ana eran profundos y no tuve valor de ir hasta la habitación para comprobarlo con mis ojos. Bruno y Ana llevaban, luego me lo confesaron, varios meses siendo amantes. Fue complicado, mi novia se acostaba con alguien que no estaba en este lado y aquello, quizá no era suficiente como para acabar con la relación. Bruno decidió irse y nosotros nos dimos una oportunidad, pero ya nada fncionó como antes. Todo me atormentaba, como podía saber si cuando iba al baño Bruno no estaba ahí, como podia saber que Bruno no estaba, aún entre nosotros. Como podía descubrirles si su amante era invisible. Mis celos se dispararon, como podía saber que mientras haciamos el amor, Bruno no estaba delante. De alguna manera es como si los invisibles estuvieran siempre. Ana trató de hacerme comprender que aquello ya había terminado, que lo suyo con Bruno fue un exorcismo, un juego, pero que Bruno, Bruno ya no estaba.

Sin avisar, si decir nada, me fuí a casa de un santero. Le pedí hacer un exorcismo a la casa. Sospeché que esa era la única manera de sacar a Bruno de nuestras vidas, pero aquello tampoco me dió seguridad. Ana y yo nos separamos. Hoy, a veces, quedó con Bruno y charlamos y reflexionamos sobre aquella época. No se culpe a nadie.

viernes, noviembre 02, 2007

Cosmonauta

Estoy en una habitación que no reconozco. El suelo es traslucido y deja pasar una luz blanca que le da a todo una sensación de frio y distancia, incluso de irrealidad. Como si de alguna manera estuviera en un sueño. Al fondo, en otra habitación, veo a un tipo sentado en una mesa de diseño futurista, pero un futurismo que evoca formas antiguas, clásicas. El tipo come y solo veo su espalda. Es un hombre, y esto lo deduzco por sus canas, mayor. Tendrá cerca de setenta años. La escena tiene algo de trágico, aunque no se muy bien por que. He perdido la noción del tiempo, también la del espacio y ese hombre parece de otro momento, quizá anterior, quizá posterior, pero en cualquier caso, un hombre que está en otro instante. Oigo mi respiración, aún estoy nervioso, la respiración reverbera y empaña levemente el cristal del casco. Me acabo de ver en el espejo, no se si es el cansancio, la violencia del viaje, lo inestable de no estar o la ingravidez, pero no me he reconocido, he dudado de lo que he visto. Desearía cerrar los ojos y comprender, pero sé que nunca entenderé. Ahora solo tengo en la retina esas imágenes , esa inmensidad, el paso del tiempo a velocidad inconstante, ese pasar y no concluir, nada concluye y todo es eterno. Estoy aquí, ahora.

El tipo se ha girado, ha debido de oir ruido. Se levanta y de repente soy yo. Soy yo que acabo de comer y que estoy en otro tiempo. Soy un anciano y estoy solo. Han pasado años, el tiempo me derrumba. Aun no se han ido de mi retina esas imagenes, gigantes e inabarcables. Nunca se irán. Todo comienza y muere a cada momento. Siempre es ahora aunque nunca estemos ahí. El presente es lo único y sin embargo no existe.

Año 2001

jueves, noviembre 01, 2007

Una noche rara

Ayer me secuestraron los frekies. No se como terminé entre ellos, en aquella sala inmensa, dentro de sus ritos, pero los frekies cuando se ponen pueden ser terribles. Iban todos con mascáras y maquillados, animados por la celebración de la noche de los muertos, por que para celebrar la noche de los muertos tienes que ser extremadamente frikie, por mas que lo celebre mucha gente y vayas por la calle de noche y la cosa parezca de lo mas normal, pero seamos honestos, celebrar la noche de los muertos es la cumbre del frikismo y esta sociedad es frikie hasta el delirio.
El caso es que terminé entre frikies. Rodeado de miles que me atosigaban con ritos que no entendía, frases que parecían rezos y ellos al ver que yo no entendía descubrieron que no era de su manada, y claro no hay peor cosa entre miles de frikies,(Sean del tipo que sean) que no ser parte de su colectivo. Lo mas terrible que le sucede a un individuo es cuando el colectivo que le rodea le descubre ajeno a sus mandamientos. Los frikies se pusieron como locos, y todo aquello que parecía una fiesta sin mas se convirtió en una violenta guerra de los frikies contra mi. Me ataron de pies y manos, me cortaron las ropas... y eso si que me molesta por que para pudorosos yo, me podian haber torturado, como luego hicieron, me podian haber insultado, acepto hasta escupitajos, pero estar en pelotas entre todos esos y esas frikies es algo que me hunde en la peor de las sensaciones. Me elevaron en el centro de una pista de baile, pusieron la música a tronar, era una versión japonesa con mucho teclado y mucha base ritmica de mercadillo del Thriller de Michael Jackson. Los frikies se pusieron a rememorar la coreografía del videoclip y a mi me iban elevando hasta el techo, reconozco que Michael Jackson tuvo una época dorada y en medio de mi trágica situación, y a pesar de que la versión me parecía no mala, sino terrible, me puse a tararear el estribillo animado desde la altura por la curiosa visión de todos los frikies bailando como los muertos del video del Jackson cuando aun era negro.
El caso es que una vez arriba, los frikies comenzaron a pronunciar no se que conjuros y no se que rezos, y nombraron a uno como lider y ese lider me volvió a bajar. Y ahí, justo ahi dejé de entender nada,¿Para que me suben si en seguida me vuelven a bajar?, pero es que los frikies se pierden entre tanta ceremonia sin sentido. De nuevo abajo, el lider me lanzo sangre de mentira, de esas de bote, de maquillaje. Luego todos sacaron unas pistolillas de agua y comenzaron a dispararme a diestro y siniestro, pero yo lo agradecí por que sentí mucha felicidad al descubrir que las pistolas eran de agua y no de verdad, de balas.
Así pasamos un buen rato, los frikies que me suben, los frikies que me bajan. Los frikies que bailan, que me pegan, sauvecito, eso si, por que los frikies en general no tienen mucha fuerza. Los frikies que me visten con una ropa mucho mas frikie, si cabe, que ellos mismos. Los frikies que se emborrachan y yo que sigo atado de pies y manos y los frikies que después de mucho mareo de ceremonias y ritos terminan nombrandome "el elegido", argumentan no se que, pero que todas las caracteristicas de "El elegido" las tengo yo. Los frikies en una ataque de frikismo brutal, pasan de tratarme violentamente a alzarme como rey. Bailan, gritan y se vuelven locos. En una de esas "El elegido" que soy yo, arugumenta que se mea y que si le dejan ir un momento al baño, los frikies que ahora se pasan de amables me dicen que si, voy al baño, arropado por cánticos y coros dedicados a mi, que soy "El elegido". Me cruzo con una frikie que me gusta muchisimo, de algun modo me enamoro brutalmente de esa frikie, pero sigo al baño. Maquino mientras orino:"Me voy ahora por esta ventana y salgo o trato de conocer a esa frikie". Me escapo. En la calle corro y huyo de los frikies, y concluyo que con los frikies... con los frikies hay que tener un cuidado de miedo.

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