sábado, noviembre 17, 2007

Largo

Al despertar al lado de ella pensó: "Cada cosa tiene su tiempo. La vida tiene su tiempo, la música tiene su tiempo, estas frases tienen su tiempo, pero el tiempo, el tiempo no tiene tiempo". Miró la hora y se levantó a hacerse un café. La dejó a ella ahí, tapada y profundamente dormida. La miró unos segundos y trató de descifrar en ese gesto, en esa mueca, en la respiración que podría estar soñando. Se levantó y camino hasta la cocina. Entonces fue cuando ahí el tiempo tomó otra forma. Todo sucedió muchisimo mas despacio de lo habitual, una relentización que le daba a todo una sensación de ingravidez muy agradable. Tardó unos cinco segundos en abrir el grifo, recorrió con la vista el movimiento alucinante del agua cayendo, casi podía descomponer el chorro en gotas sumadas. Giró la vista, casi se podía ver el viaje de la luz, casi, lo intuía. Salía de la bombilla hasta las paredes, hasta su vista y parecía agua, durante unos segundos todo parecía agua. Era suave el choque de la luz contra las cosas, mas que un choque era un encuentro, un saludo fraternal de lo material hacía la luz. Dió los tres pasos que había del grifo hasta el aramrio donde estaba el café y aquellos tres pasos parecieron un viaje. A cada paso percibía le leve variación de las cosas, como iba variando la visión de la cocina, como su pierna iba girando armónicamente con la otra, como todo el cuerpo se entregaba al proceso de dar un paso y como cada parte se preparaba para el siguiente instante. El pie se apoyaba con delicadeza en el suelo haciendo la curvatura justa y precisa de adaptación para ir rotandolo e ir elevando la otra pierna. Escucho un sonido, un sonido grave y alargado, que reverberaba, giró y vió que ella estaba en la puerta de la cocina sonriendo, con el pelo descolocado por la cama y la almohada, con los ojos aún hinchados. Comenzaron a caminar uno hacía el otro. A cada paso daba tiempo de descubrir mundos nuevos en los gestos de ella. Era todo tan lento y suave que tardarían horas en encontrarse en mitad de la cocina para besarse y darse los buenos dias. Iban pasando los segundos que parecian minutos. Avanzaban el uno hacía el otro, sonreían, movían la vista. El pensó que ella era hermosa también entre tanta lentitud, en ese avanzar por la cocina como si fuera un viaje por carretera. Iba girando los pies y se fiajaba en el giro de piernas de ella, como su cuerpo también iba adaptandose cada instante a una nueva posición. De repente le invadió cierta ansiedad, tenía ganas ya de cruzar ese trozo que aún quedaba y que tan largo se le estaba haciendo, tenía ganas de ir algo mas rápido pero el tiempo había decidido ir lento y no había manera de acelerar. Ella seguía sonriendo, pero a él tanta lentitud ya no le estaba haciendo tanta gracia. Tenía ganas de llegar ya a ella, besarla y volver hacía la cafetera donde pondría café y al fuego para esperar a que saliera, sin embargo ahora eso parecía tarea de siglos, una vida muy lejana, un futuro rémoto. Ella comenzó a decir algo, iba escuchando el sonido que se iba formando según empujaba sílabas, trato de ir juntando esos sonidos tan distantes entre si y que en realidad eran palabras. Iba sumando los sonidos para construir lo que ella quería decirle, pero pasado un buen rato solámente llevaba "Estás mmmm....". Así el trató de correr, si corría llegaría antes a ella. El cuerpo se fue adaptando a la nueva situación, las rodillas, los brazos, los pies. Cada parte comenzó a colocarse de una manera nueva.

Aún hoy están tratando de encontrarse en medio de la cocina

http://youtube.com/watch?v=xNPaZj4yn00

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