viernes, octubre 31, 2008

Perspectivas

Cuando subió los tres pisos de esas escaleras absolutamente antiguas y muy deterioradas, comprendió que si tocaba esa puerta sería para cambiar, por siempre, el destino de su propia vida. Esperó, respiró profundo y cuando notó que de algún modo ya controlaba el instante, tocó el timbre. Sabía entonces lo que iba a suceder, ella abriría la puerta y de nuevo ese golpe violento, ese vertigo que seguía sin comprender. Ella abrió y entonces, tal como había imaginado, sintió esa inmensa bola, que casi quema, ascendiendo enloquecida e invisible desde la boca del estomago hasta la mismisima garganta, tragó saliva y la saludó. Ella iba vestida exactamente igual que como iba cuando se habían despedido al salir de la oficina un par de horas antes, con la misma mirada de siempre, le dijo que pasara. El abrió la bolsa y le entregó el paquete que en el fondo era la excusa, bien podría esperar esa entrega a la mañana siguiente, cuando se encontraran en las mesas de la oficina, mientras se enciende el ordenador y la gente, sin entusiasmo, se da los buenos dias. Se sentó en un sofá azul que había en el salón y esperó mientras ella desaparecía tras a puerta de la cocina. Vió algunas fotos, los libros de la estantería, una caratula de un DVD abierta que cogió para leer el título y ella volvió de nuevo con un par de cervezas. Ella se sentó enfrente y con tono pausado le agradeció el paquete que le acababa de entregar. El se quedó pensando cuando sería el momento idoneo que ambos esperaban, lanzarse como posesos por el sofá, no hablar, eso ya lo habían hecho millones de veces en esa oficina del infierno. No, ahora no, ahora era dejar salir la bola que asciende tantas veces desde la boca del estómago hasta la gargante y comerse con la ansiedad del que ha esperado demasiadas horas. ella no habló y el pensó que alguno debría ser honesto, declarar lo que era una evidencia y dejarse de instantes muertos. Sintió la bola de nuevo, peor está vez gigante, como si se hubiera convertido en algo realmente físico, recordó que por s arte los detalles estaban limados, el móvil lo había dejado en el coche para no verse en la obligación de no tener que cogerlo. La excusa en casa había sido bien trabajada y consistente, tan bien armada que podría llegar tarde, muy tarde sin levantar la mas mínima sospecha. Ella se levantó y el comprendió que ahí justo ahí, comenzaba lo que tantos meses llevaba esperando. Meses por eso, por algo que no iba a durar mas de veinte minutos. Ella giró abrió la ventana y se confesó, ara su sorpresa se confeso:

.- No tengo a nadie mas, estoy sola aquí. Esto es complicado, pero tengo que pedirtelo porque solo tengo confianza contigo. Es extraño, pero te cuento como un amigo, realmente mi único amigo aquí. Pero ¿Tu me podrías dejar dinero?, es vergonzoso esto para mi, pero todo se ha complicado y sino fuera una urgencia, una necesidad vital no pasaría por este trance desagradable.

Media hora después llegó a casa. Su mujer veía una serie en la televisión. Saludó cansado y reajustó su compleja mentira para excusar su aparición temprana en casa. Aquella bola de fuego que ascendía del estomago al la garganta, lentmanete, cada mañana en la oficina se había ido viniend abajo, perdiendo fuelle en esa ascensión. Eso si. Pasado casi un mes, ella le devolvió el dinero prestado y se lo agradeció profundamente

jueves, octubre 30, 2008

Literatura del aburrimiento

Al contrario de lo que se pueda creer, o de lo que creen ciertos lectores, el proceso de escritura de su obra, de aquella obra gigantesca, fue acompañado, muchísimas veces, por un prolongado tedio, por horas desgastadas y largas, en las cuales se despistaba con facilidad. Horas de aburrimiento frente al ordenador en las que apenas escribía un par de frases que terminaba borrando y en las que tantas veces se planteó abandonar y dedicarse a otro asunto. Si hay horas de placer, como luego confesó. Ratos en los que narrar se convierte en un juego adictivo. Momentos en los que escribir se parece enormemente a la felicidad o algo que debe ser eso que llaman felicidad, pero entre medias hay hojas y hojas que pasan con dolor, que cuestan, que no salen. Y el hombre mira al frente y piensa si aquello tiene sentido.

.- Tantas veces- Me dijo en aquella ocasión- he pensado en el sentido de escribir. Yo trabajo con el espiritú obrero, vengo de ahí, no entiendo el trabajo sin un grado de sacrificio. Soy metódico, cumplo un horario y los dias necesarios hago horas extras. Pero como en todo trabajo con horario hay muchas horas en las que lo mejor hubiera sido levantarse y cambiar de asunto. Y en esas horas muertas, en las que eres absolutamente improductivo es cuando te planteas el sentido verdadero de escribir. Cuando miras el texto, relees la última frase escrita que seguramente terminarás borrando y piensas: "¿Que hace un tipo como yo escribiendo?, ¿Para que cojones sirve todo esto. Este montón de páginas?" y de repente todo te parece enormemente absurdo.

Así el argumento se va construyendo entre momentos sublimes y ratos vacios y tontos. COnsciente de ese tedio, se encargó muchas veces de quitarle romanticismo a su profesión. "Escribir puede ser de los oficios mas aburridos del mundo" decía en una entrevista publicada nada mas ser editado el libro, en todo ese proceso de promoción que tampoco le interesaba en exceso. Tanto fue su obsesión ante este asunto que terminó radicalizandose. Concedió otra entrevista que lo llevó a su ruina. Tras aquello, la editorial no le público ni un sólo libro mas. Desapareció de los medios y no se supo mucho mas de él. Al morir, evidentemente, se convirtió en un personaje de culto.

Extracto de la polémica entrevista publicada:

"Escribo por necesidad, no por que lo haya escogido. En el fondo escribir me parece una enorme pesadilla. Lo realmente apasionante, lo hermoso es leer. Es la gran trampa que ha creado el lector. Es una enorme manipulación que se han inventado los buenos lectores para tener, siempre, algo que leer. Pintan al escritor de tipo interesante, de tipo con reputación, pero la verdad de todo esto es que escribir no tiene ningún interes. Escribir un libro, narrar una historia, crear personajes, buscar la frase exacta, indagar en el trasnfondo filosófico de toda trama, eso es abusurdo. Pasan muchas horas muertas y perdidas donde tu vida se pierde para quedar plasmada en una gran mentira sobre papel. Hágalo usted. Sientese y escriba un libro como este de setecientas páginas, donde aparecen doscientos personajes. Imaginese, doscientas psicologías diferentes. ¿Usted cree que alguién puede trabajar con doscientas psicologías diferentes?. Encontrar siempre la palabra precisa para describir ese lugar donde uno de los doscientos personajes acaba de llegar y encontrar el adjetivo rpeciso para describir la reacción de este ante ese nuevo lugar. Puedo asegurarle que eso debería ser un trabajo para becarios. Recuerdo cuando era joven, trabajé en un archivo. Ordenar todo por orden alfabético, todo el santo dia guardando cosas, ordenandolas. Fue mi primer trabajo. Escribir se parece a eso. Al primer trabajo, a ese que te dan por que ya nadie lo quiere hacer. Creame, lo mejor que puede hacer es hablar mal de este libro, de todos los libros. Es mas..... ¡¡¡ Quememoslos!!!"

miércoles, octubre 29, 2008

Situaciones extremadamente novedosas

La situación es compleja: Ayer sucedió algo indescriptible. Nunca, jamás, había vivido una situación semejante. No tengo referencias, no ya sólo en mi vida, sino en la vida de los demás, en la literatura, en el cine. Nada que me haga comparar aquello de anoche con algo que lo relacione en el pasado. Por lo tanto me enfrento ante una situación extraña, no puedo contar lo que sucedió porque jamás, nada, había sido parecido a aquello. Tan nuevo y tan diferente a todo que no podría emparetarlo a sensaciones ya vividas. No puedo nombrarlo porque sospecho nunca había existido nada como tal. Si lo recuerdo lo percibo, pero eso que percibo mientras recuerdo no tiene puntos conocidos que yo pueda descifrar para trasmitirlo. Jamás nunca había tenido información sobre algo como eso. Complejo entonces enfrentarse a algo que no puede ser nombrado y que además no puede ser comparado. Cada parte de esas sensaciones, de lo que vi, de lo que escuché, de lo que tuve delante fueron nuevas, absolutamente nuevas, no había un eco de otras cosas. Podría decir, anoche vi algo remotamente parecido al extasis, pero no, nada tiene que ver con el extasis, ni con el delirio, ni con el amor, ni con el miedo, ni con la locura, ni con el vertigo. Ese podría ser, quizá el ejercicio, nombrar cada una de las cosas que no fue, describirlo por negación, pero para negarlo tendría qe decir cada una de las palabras que definen, todas, sin dejarse atrás ninguna. Aquello no se parecía a nada, por lo tanto ni siquiera la negación lo rodearía. Tampoco podría inventarme na nueva palabra, porque tendría que definir eso que esa palabra encierra. ¿no existe lo que no se nombra?. Existe aquello que me resulta indescirable, incomparable, pero que no puedo nombrar. Existe, pero no se que es.

martes, octubre 28, 2008

Hasta allí

Otra vez. Una vez mas. Abrir los ojos otra vez, ubicarse en el universo y comenzar, comenzar siempre de nuevo. He ido perdiendo fuerza, sin darme cuenta, y eso hora es un simple recuerdo, he ido perdiendo potencia. En el principio y durante muchos años era algo inconsciente, giraba las piernas y todo el cuerpo arriba, ya estaba de pie. Ahora el giro es lento, cada movimiento tiene que venir acompañado de una pausa, que las piernas, el cuerpo entero, tomen un respiro, recuperar fuelle y seguir. Ahora salgo hasta la cocina y veo la calle y no me siento participe de eso que sucede, una especie de motor del que ya no formo parte, lentamente fui siendo expulsado. Tomo café por mas que no debería, pero hay vicios que van hasta el último suspiro, si me dieran a elegir, yo moriría en el instante que viene después de tomar el último sorbo del primer café de la mañana. Y viene el autoreconocimiento médico diario, porque cada dia encuentras un sintoma del tiempo, hoy vamos bien, me duele la espalda, pero menos que el fin de semana, me duele algo la cabeza pero algo tiene que ver el insomnio en eso. El insomnio, ese virus que va creciendo. Por mas que trato no lo comprendo. Hay un juego en el dormir que consiste en seguirse y dejarse escapar, en el instante que te dejas escapar te duermes, según envejeces la parte que se tiene que escapar no lo logra y te pasas la noche persiguiendote. Sin embargo, aún sin dormir, me paso la noche en una especie de zona misteriosa, no sueño, pero tampoco deambulo por la parte real. Me da, entonces, por recrear ese pasado. Creo, ya no estoy seguro, que lo modifico, juego tanto con el que ya no se que fue y que no. Recuerdo caras, gentes y cuando caigo en cuenta que también para ellos han pasado los años, trato de imaginarmelos ancianos y no lo consigo. Juego a la loteria, porque tiene mucho de loteria, ¿Este o este otro habrán llegado hasta aquí?. Preguntas sin respuestas. Lo que no te dicen es que según envejeces la relación con la muerte es relativamente diferente, se asume que la batalla, de antemano, está perdida. Luego, a terminar el café me miro en el espejo y recuerdo lo que una vez, un verano a media tarde nos confesó mi abuela: "Lo sorprendente es cuando me veo en el espejo. Creo estar viendo a otra persona. Siempre espero, al ir a verme reflejada, a una mujer joven. La del espejo, esa mujer mayor, no soy yo". Ahora lo recuerdo, recuerdo el tono cuando nos lo confesó, como alguien que deja un mensaje escrito sabiendo que muchos años después alguien lo leerá. Así es, ahora comprendo. Hoy me vestiré despacio, saldré a la calle y caminaré hasta una zona donde apenas pasa nadie. Me sentaré de nuevo en ese banco como cada mañana y, si sé que no está, pero yo la veo y hablo con ella, y ella no dice nada pero yo me lo imagino, y sucede que tanta fuerza que yo me lo creo. Digamos que es una ficción aceptada. Me siento ahí y va apareciendo, no aparece de golpe, va llegando poco a poco, a veces ni siquiera hablamos, como entonces, a veces le cuento cosas de los chicos, poco mas, al final con poca cosa basta.

lunes, octubre 27, 2008

Después de Meknes

Nos bajamos en Meknes sn haberlo decidido de antemano, el tren nos traia desde Marrakech dirección Fez y la decisión de pararnos un dia en Meknes sucedió en el instante en el que el tren comenzó a descender de velocididad en la estación. Bajamos rapidamente sin saber muy bien por que lo haciamos. Apenas habiamos oido hablar de Meknes y siempre que aparecia su nombre fue entremezclada entre mas nombres, carente de una atracción especial. Comprobamos que efectivamente la temperatura era mucho mas agradable, mas suave y con cierta torpeza decidimos caminar hacia la medina donde buscariamos un sitio donde dormir. Ella me miró un momento y me dijo algo que no atendí demasiado, los sitios nuevos tienen un poder excesivo sobre mi atención e iba poseido por esas calles y por el bullicio bastante mas sereno y mas comprensible que el de la zona donde dormiamos en Marrakech. Vi un hostal y preguntamos, nos subieron a un cuarto piso y nos mostraron una habitación carente de cualquier lujo pero que mostraba dentro de todo, higiene y una cama que no parecia muy incomoda. La aceptamos y nos metimos a reposar unos minutos que terminaron extendiendose. Hicimos el amor y ella se quedó prufundamente dormida. Yo cogí el cuaderno y salí a caminar. Me metí por diferentes calles de ese laberinto que es la medina. Giré, volví a girar, miré a un lado y a otro y pensé profundamente en ella que se había quedado dormida y ausente de ese instante. Pensé que lo mejor sería desaparecer, volverme parte de ese comercio incomprensible por el que estaba caminando, ser parte de ese otro mundo y no del que venía, de ella y su conflicto abismal. Ella quería cambiar su vida, dejar a su pareja, pero yo no soportaba mucho mas ese juego de huida y escondite. Salí de la medina, me senté en una terraza a beberme un té, un hombre me habló en un mas que correcto castellano, me preguntó que de donde venía, le conté la parte del viaje que llevabamos, charlamos sobre Marruecos, sobre España, sobre el futbol, sobre Nadal. Miré la hora y la luz, ya casi había caido la noche y me levanté, me despedí de aquel buen conversador. Fui hasta el hostal, subí la habitación y vi que ella no estaba. Primero me preocupé, luego comprendí que al despertarse y no verme habría salido. Esperé un buen rato, no apareció. Me percaté de que su mochila con su ropa y sus cosas no estaban. Sospeché que algo había sucedido. Esperé un poco mas cuando vi que ya era muy tarde, demasiado quizá para que ella no hubiera vuelto. Salí a la calle, era de noche, había mucho movimiento, me fui hasta la plaza, caminé de un lado a otro. No la encontré. Supe entonces que aquella historia había terminado y extrañamente lo asumí, pero solo me quedaba la preocupación de saber donde estaría. Me encontré con el hombre con el que había estado conversando al atardecer. Me volvió a hablar. Tras varios extraños movimientos, terminamos caminando por la medina. El ambiente era hipnotico, caminabamos rápido, aparecía gente que en seguida volvía a desaparecer. Llegamos a una casa, había un par de tipos mas. Hablaron, hablaron sin que yo comprendiera. Bebimos Té, fumamos hachis. Seguimos hablando, pasó mucho rato hasta que uno de ellos sacó una pipa de opio. No comprendí, pero fumé. Fumé y fui deshaciendome de una extraña capa de mi mismo. Sentí como si me estuviera quitando un celofan que llevaba puesto encima toda la vida. Un filtro que modificaba a su antojo las cosas. Vi todo o creí ver todo como era, sin filtros. Hablé y sentía que lo que decía era fluido, pero la fluidez de las cosas que van por si solas, entonces rompí las palabras o sentíq eu rompía las palabras. A cada una le asigné una forma y un color, fue así como mi lenguaje, mi manera de hablar se convirtió en una especie de chorro gráfico. De mi boca salían ilustraciones realmente sorprendentes. Jugué con el tiempo, me ví pequeño y salté en el tiempo, podia ser a la vez este y aquel y de algún modo me comprendí y comprendí a aquel, que en el fondo eran y no eran el mismo. Y de repente me acordé de ella. Traté de descifrar ese sentimiento. La imaginé desnuda como tantas veces la había visto esos dias, desnuda mientras haciamos el amor y la habitación donde estaba con esos tres desconocidos se lleno de ese deseo. Un deseo extremadamente potente. Imaginé con precisión cada parte de su cuerpo, pero asumí o comprendí que aquello era imposible y que de algún modo lo que a mi me llevaba a esa relación era saber que efectivamente nunca se daría, esa propia imposibilidad era la que me hacía estar. Había demasiados filtros entre los dos como para que aquello llegara a ser honesto.

No la volví a ver. Seguí mi viaje solo. Asustado y conmovido por esa noche en Meknes. Al llegar a Madrid no la llamé, pensé que el tiempo nos haría comprender. Un mes después me envió un correo. Breve, muy breve: "Sin rencores. Lo mejor para los dos. Un beso". Seguí mi vida. Los viajes, todas las sensaciones que se tienen en estos también van quedandose atrás. Conocí a otra chica. Obsesivamente pensaba en ella cada vez que hacía el amor con esta. Varias veces con diferentes personas me sucedió lo mismo. Ni siquiera a nosotros mismos nos comprendemos. Con el tiempo esa obsesión se fue diluyendo. Hoy la he visto y he pensado en eso, he recordado aquello. Al verla y hablar amigablemente con ella he sentido, de nuevo, unas ganas enormes de hacer el amor con ella. He vuelto a imaginarla desnuda en aquel hotel de Meknes, he recreado con precisión algunas partes de su cuerpo. ¿Que cojones será eso?, ¿Química?. No lo se. Ni o mismo lo entiendo. Nos hemos despedido sin hablar de Marruecos. Sin aclararnos que camino siguió cada uno después de Meknes

domingo, octubre 26, 2008

Extraño momento en mitad del viaje

Al alcanzar aquel lugar a media noche lo primero que escuché fue una especie de cantos colectivos que venian desde algún lugar del pueblo. Caminé sin ver a nadie, guiado por aquellos cánticos que tenian mucho de hipnótico. Recorrí una calle, giré en una esquina, seguí escuchando aquello que cada vez me parecía mas maravilloso. La intensidad de los cantos subía como si todos los participes estuvieran entrando en extasis. Arriba una noche preciosa, cuarto creciente, la visualización perfecta del grupo ridiculo de estrellas que puedo nombrar y ubicar. Mientras seguía caminando traté de encontrar respuestas:¿Era aquello una celebración?, ¿Un acto religioso?, ¿Las fiestas anuales de ese perdido y olvidado pueblo al final de la sierra tan cercano al mar?. Giré en otra esquina, a lo lejos ví caminar a una mujer, pero justo cuando alcance a distiguir una figura humana, la figura lejana de esa mujer, giró y la perdí de vista. Entonces aceleré mi paso por dos motivos: por la excitación de encontrarme con un ser humano tantos dias después, y por que ese ser humano podría guiarme hasta esa multitud qe cantaba y que tanto me hipnotizaba, giré en la misma esquina y la volvía ver. Aceleré aún mas mi paso hasta que definitivamente me puse a correr. La mujer, sin embargo me parecía qe cada vez estaba mas lejos. Volvió a girar y durante ocho o nueve segundos me sentí desubicado, en seguida recupere la posición, seguí corriendo, giré. Tenía a la mujer tan cerca que de repente me sentí ridiculo e incluso preocupado, mi actitud podría ser mal interpretada por esa desconocida de espaldas. El bullicio, las palmas ese canto constante y obsesivo crecía. Honestamente, aquel instante me parecía que no estaba siendo real, pero seguí navegando en el. La mujer giró. Era una mujer de unos treinta años de cuerpo esplendido y muy agradable de cara, me miró entre sorprendida y tratando de comprender. Me presenté pero cuando hablé ella, casi asustada, me hizo un gesto de silencio, comprendí que en ese instante no se podía hablar. La mujer me indicó una puerta que estaba abierta y me dijo que entraramos. Me habló muy suave al oido:

.- Nadie puede hablar hoy, nadie puede escuchar otra voz humana. Es la gran celebración del medio del verano. La fecha definitiva de este pueblo. Pero ¿Quien es usted?, ¿Como ha llegado aquí?

Las voces había subido tanto de intensidad que apenas podía hablarse bajo, me imaginé cientos de personas aplaudiendo ritmicamente y repitiendo esas mismas frases que ascendian en intensidad. Noté eso si, que el ritmo de las palmas se había doblado, lo que había intensificado, también, el volumen de las voces. Todo era tremendamente potente.

.- Llevo dias viajando, perdido por la sierra, mi idea era alcanzar el otro lado, pero un error me ha traido hasta aquí, y ciertamente estoy cada vez mas desubicado. ¿Donde estoy?.

La mujer sonrió. Confieso que sentí un intensisimo deseo hacía aquella sonrisa, unas ganas insostenibles de besar aquella boca. La mujer se volvió a acercar para hablarme terriblemente cerca, sentí su aliento y un hilo de voz que me dijo que fuera con ella.

Entonces ví: Eran unas cien personas, sentadas mirando al cielo, las palmas las chocaban cada uno con el que tenía al lado, sospecho que ninguno tenía los ojos abiertos. No había un guia. Todos y cada uno miraban hacía el mismo lado repitiendo variaciones de la misma frase, algo que jamás comprendí, ¿Otro idioma?. No lo se. Parecía incluso algo inventado. La desconocida me miró y me señalo a la gente. Sentí de repente un potente vertigo unido a una fuerte atracción hacia todo lo que estaba sucediendo. La mujer me cogió la mano, la besó y salió andando de donde estabamos escondidos. Se sentó entre todos aquellos y traté en todo momento de no perderla de vista. Nadie prestó atención a su llegada, simplemente se colocó en un sitio que parecía previamente adjudicado. Los demás siguieron con sus palmas, con su canto obsesivo. Esperé mucho rato, tanto que me cansé de mirar a aquella gente, sobre todo de sperar, no se muy bien que, a aquella mujer. Esperar quizá que se levantara y volviera para explicarme. Decidí irme, deshice como bien pude el camino recorrido.

Muchas veces he pensado que aquello lo soñé, hubiera sido la respuesta mas satisfactoria, pero no fue así. Aquello pasó y aún hoy sigo esperando comprenderlo

sábado, octubre 25, 2008

Desubicado

Desde aquí se ve un espacio abierto que no llego a identificar. Es una ventana por la que jamás me había asomado. Debo, entonces, reconstruir una imagen que viene dada, un espacio gigante abierto y que es necesario codificar para comprender. A lo lejos una ciudad o algo que debe ser una población por que logro visualizar unos edificios, lejanos, apenas unas formas, unas lineas que me dan la imagen de una ciudad allí a lo lejos. Un campo verde, variaciones geográficas que no hacen de lo que veo algo totalmente plano, desniveles de la tierra, todo eso, muy extendido desde debajo de la ventana hasta la hipotética ciudad a una distancia, supongo que mal calculada, de unos treinta kilómetros. Entonces ¿Donde estoy?. ¿En las afueras de una población?, ¿En un castillo en medio de este campo abierto?. ¿En una torre cuya uúnica función es vigilar a los que vienen desde alli, desde aquella población lejana de la que da la sensación nunca va a venir nadie? Veo algo mas, un hombre que camina a una distancia relativamente cercana, ¿Cinco kilómetros?, ¿tres?. Un hombre que camina entre esos árboles bajos que no distingo que son, camina hacía aquí dirección a este edificio que por estar dentro de él no se como es, esta torre, este castillo, ese edificio imposible. ¡Que hago en este calobozo encerrado viendo este paisaje vacio y extraño!. El hombre camina sin detenerse hacia aquí, y soy incapaz de saber que ve, que es lo que tiene delante porque jamás recuerdo haber venido hasta aquí, no se ni como ni cuando vine por lo tanto no se que ve ese hombre que se dirige hacia esto donde estoy encerrado. Ahí viene, en media hora, en menos quizá alcanzará este lugar. ¿Comprenderé entonces donde estoy?, ¿Que hago aquí?.

jueves, octubre 23, 2008

Gorros de diseño

El viaje surgió de repente, nos mandaron a cuatro de la empresa a la feria que se celebraba en una ciudad alemana para tantear el mercado y ver como se presentaban las cosas para el año que empezaba. Los otros tres eran de un departamento con el que apenas tengo trato, sus caras me sonaban pero jamás había hablado con ellos. Nos pidieron disculpas, pero lo atrasado de la decisión de enviarnos había impedido organizar nuestro viaje con cuidado y nos consiguieron, solo pudieron conseguirnos, para esas dos noches un par de habitaciones dobles en un hotel cerca del recinto donde se celebraba la feria. Con lo cual me tocaba compartir habitación con alguno de los tres desconocidos. En el viaje comprobé que en general eran gente agradable, estuvimos analizando de manera superficial y tranquila el estado de las cosas, opinando como estaba el mercado y que posibilidades tenía nuestra empresa de crecer en esa situación. A partir de ese viaje mi departamente y el de ellos iba tener que trabajar conjutamente en algunas acciones de expansión por Asia y me convenía crear un ambiente amable y que las cosas en ese viaje fueran bien para empezar con buen pie lo que era el principio de una posible larga relación laboral. Uno de ellos era el director del departamento y era el que mostraba mas interes por conocer nuestro modo de trabajo e incluso propuso, durante el vuelo, algunos objetivos comunes e interesantes para comenzar la expansión. Al llegar al aeropuerto cogimos un taxi y hablamos de salir a cenar, pero el director del departamento, con el que me tocaría compartir habitación, como minutos después comprobé, dijo que el se quedaría a descansar, que no se sentía del todo bien y que prefería quedarse en la habitación leyendo o viendo alguna película.

Los otros dos y yo salimos después de dejar las cosas en el hotel. Confieso que a mi no me hacia ninguna gracia compartir la habitación con el director, nos despedimos de él y calculamos que en tres horas aproximadamente volveriamos. Un taxi nos demostró que nuestros horarios siempre chocan con los horarios de fuera y encontramos casi todo cerrado, comimos un hot dog bastante mediocre en un sitio simpático y la cena duro mucho menos de lo que hubieramos sospechado, ante la falta de conocimiento de la ciudad, decidimos volver al hotel sin tomar nada y descansar para el dia siguiente. Yo miré el reloj y adiviné que el director no estaría dormido, con lo cual me iba a ver en la espinosa situación de entrar en la habitación con el aún despierto. Nos despedimos en el rellano y caminé hasta la puerta, abrí sin hacer mucho ruido por si estaba dormido, lo cual era improbable porque apenas había pasado una hora. Al abrir la puerta, vi al hombre desnudo sobre la cama masturbandose mientras obsesivamente miraba en la televisión una pelicula porno de estética ochentera. Pensé que si a uno le dieran una sola la vez en esta vida la opción de retroceder siete segundos el tiempo, sin duda, esa era la elegida, el instante vital en el que agotaria esa única e inexistente pero útil opción. Me quede quieto, me hubiera encantado saber reaccionar, gastar un chiste o incluso darle la naturalidad que toda masturbación tiene, una frase amena, divertida, que rompiera lo absurdo del asunto: " Que Plasencia, cascandose una pajilla?" o usar algo que nos uniera:" aguante aguante, que me uno yo y ya le alcanzo". EL humor, siempre el humor que nos salvará, pero no, no salió el humor. Tampoco la vertiente amable, tolerante: "Dele, dele, usted como si yo no estuviera". Pensé que podría haber sido un tono mas cercano al profesor, una llamada de atención con dulzura: "Desde luego Plasencia, a sus años y todavia con esas cosas. Es que no se le puede dejar solo", pero nada de esto acudió a mi en esos segundos insoportables en los que él, mientras, se retorcia y se escondia como una culebrilla por las sabanas, con la cara incendiada, gobernada por un rojo exagerado y en la televisión una rubia con un peinado realmente espantoso y en una posición digna de medalla de oro en la modalidad de suelo de gimnasia en las próximas olimpiadas, emitía los gritos siempre exagerados de toda pelicula porno. Pasaron algunos segundos mas donde posiblemente yo me planteé toda mi vida, toda mi existencia y la crueldad de esta, de mi propia vida, de mi propio destino, para llevarme hasta ese instante preciso. Y Plasencia que ya está metido en la cama tapado con las sabanas y buscando el mando a distancia para parar la escena y tratar de recuperar una normalidad, si es que esta existe, que en ese instante parecía realmente lejana. Y a mi que con retraso me sale una frase que bien podría haber evitado: " No se preocupe, si quiere me doy una vuelta para que le de tiempo a usted.... Ya sabe". y cojo me doy media vuelta, cierro la puerta y me largo a la calle. Y de repente me veo con un frio tremendo caminando por el medio de una zona cercana a donde se celebrará la feria al dia siguiente. No hay nadie y yo camino entre el frio y la niebla, por el medio de las afueras de una ciudad alemana pensando que en el fondo la vida es extraña y que de algún modo todo pende siempre de un hilo, pero un hilo invisible, que nos inventamos, un hilo ficticio e inexistente, que va y viene fuera de toda lógica. Que somos un accidente, rocas cósmicas que explotan en el tiempo, lejanas a toda dimensión y sin orden. Eso pensé.

Dias después, sin motivo aparente, me quedé sin trabajo. Por eso ahora me dedico a la venta de gorros de diseño. Por eso y porque realmente me parecen muy bonitos

miércoles, octubre 22, 2008

El mono de Irena

Cuando entramos en su casa, un espacio muy abierto, con mucha obra esparcida de manera anarquica pero que le daban cierto toque de elegancia, no me soprendió sino la presencia de un mono deambulando a sus anchas. El mono mas que como mascota actuaba como el hijo unico que hace y dice lo que quiere y que no siempre está de acuerdo con las visitas que muchas veces perturban las normas dictadas por el mismo en su propio reino. Así que enseguida noté la incomodidad que generaba mi presencia en el animal y sumado a mi temor habitual ante cualquier criatura, en las que tantas veces incluyo a las humanas también, me senté y traté de no hacerme notar en exceso, lo último que quería era ser molesto al mono, irritarle o llamar su atención. Irena comenzó a planificar con interes y con delicadeza el proyecto que queriamos presentar para el consulado, ella era una gran conocedora del arte contemporaneo del bajo caribe y sospechabamos que una buena exposición organizada con mimo, con un concepto bien pensado que uneira aquel potencial, sería de maximo interes para el consulado quien nos ayudaría, esa era nuestra intención, llevar la exposición a finales de año a Londres, donde queriamos dar a conocer y promocionar la gran calidad de artistas de Barbados y de algunas de las islas del caribe. Según Irena, había en la pintura contemporanea de la zona elementos de exploración y de experimentación a los que en Europa por ejemplo no habían llegado, Irena hablaba de la frescura que los artistas caribeños podían alcanzar, de la libertad creadora que ya, desde hace algunos años, al Europeo le está negado. Para Irena el europeo era un ser caduco, lleno de información que mas que ayudar lo que hacía era perturbarle. "Europa agoniza y su arte, su expresión no es ya ni siquiera un delirio, es casi las palabras ahogadas de un ser en los últimos segundos de vida que no son comprensibles ni importantes. Queremos y amamos a los que mueren por su vida, no por su frase agónica e incomprensble en los segundos finales. Eso le pasa al artista europeo". Yo no era un experto en el tema, a mi un cuadro, una escultura me gusta o no, mis conococimientos se traducen en la mirada inicial, el codigo de si algo me seduce o no, pero era cierto que las obras que me había ido mostrando Irena tenían mucha fuerza, eran atractivas, incluso todas tenían algo de hipnóticas y la apoyé y me esforcé por participar en ese bonito proyecto.

Así que ahí estaba yo, en casa de Irena. Irena que habla de la pasión de esas obras, de los pasos, de la organización de la exposición. Irena que desmenuza el espacio que quiere lograr y va colocando la obra, la ordena de acuerdo a criterios y a estética. A mi que el miedo me bloquea, el mono está cada vez mas cerca, y se sube al sofá y se coloca cerca de Irena como si quisiera marcar un terreno al que yo no estaba dispuesto a entrar. Irena que mientras habla y hace gráficos veloces pero orientativos lanza una mano y acaricia al mono y el mono que me mira, me mira clavandome los ojos con cierta violencia. Mostrando cada vez mas su rechazo a mi presencia. Irena se levanta argumentando que va preparar nas bebidas y desaparece y nos quedamos el lindo monito y yo, el mono que parece que va a hablar, a soltar una amenaza como ese padre celoso y posesivo que vigila tus pasos cada vez que te acercas a su hija predilecta, y yo no hablo, cojo de la mesa baja donde estamos un catalogo de un exposición,paso hojas y el mono en un movimiento velocisimo da un minusculo salt y se coloca a mi lado, se acerca mas de lo que mi valentía puede soportar. Irena que sigue allí, lejos porque oigo ruido de vasos y de puertas que se abren y el mono que juega a la amenaza, no hay peor acoso que el acoso psicológico, y ese mono me estaba pulverizando. Lanzo el catalogo y trato de zanjar el problema, le miro y le digo:

.- Mira, amigo. No tengo el mas minimo interes en Irena, así que te pido que me dejes en paz. he venido por motivos laborales, no pienso alterar tu reino. Tu vive tu vida, si he venido aquí es a terminar de concretar asuntos de la exposición. Nada mas.

Irena vuelve con dos Gin Tonics. Irena es una mujer realmente atractiva, energica. Una mujer admirable. Sigue hablando de la exposición, el mono sigue a mi lado, ignorando mi confesión. La tarde se extiende. Cae el gin tonic, viene otro. EL mono sigue a mi lado, el proyecto va desapareciendo de la conversación, vamos entrando en anecdotas personales. Irena sonrie ante algunas anecdotas de mi llegada a la isla. Otro Gin Tonic e Irena que un par de horas despues se sienta a mi lado, con el pelo suelto, con la sonrisa agradable del alcohol bebido. La hermosa Irena a centimetros de mi. Irena que sonrie y se acerca a besarme. Y si. Me levanté me puse en pie y poco faltó para salir corriendo. El mono, el mono miraba con el gesto mas duro que jamás he visto. El mono amenazaba colocado detrás de Irena con violencia, el gesto puro y sin filtros de la violencia. Sentí miedo, pánico y me levanté corriendo. Me despedí torpemente y me fuí de allí. Juro que vi al mono detrás, que venía a unos pasos de mi. Y jamás volví a aquella casa. Irena lo tomó como un rechazo, solo el mono sabe porque fue

martes, octubre 21, 2008

Eloy Guerra

Eloy Guerra jamás había escrito. Ni siquiera era un gran lector. Era de esos que de vez en cuando coge un libro, sin demasiadas exigencias, casi simpre regido por el criterio del "Que sea entretenido", en la mayoría de las ocasiones aprovechando unas vacaciones o alguna época de poco trabajo y de facilidad horaria para el ocio. Eloy Guerra rozaba la literatura, pero de lado, sin ambiciones ni sed de conocimiento. La literatura era una via de distracción y los ingredientes eran sencillos. Un buen argumento sin demasiados recovecos, sin excesos en descripciones ni demasiadas filigranas con el pensamiento. La psicologia de los personajes sencillas, un breve retrato de un tipo colocado en una situación particular. Si inquietud, sin una motivación aparente, Eloy sacó el portatil, casi por azar en un vuelo transatlántico y comenzó a escribir un relato breve que terminó extendiendose. Abrió un nuevo documento Word sin saber muy bien por que lo hacía, pensó una primera frase, el ejercicio o su entretenimiento era pensar en una primera frase, vió que aquello tenía su complejidad. No hbía nada y debía encontrar una primera frase, sabía que na vez puesta la primera el resto vendría encadenado, pero Eloy sentía que el truco de ese ejercicio estaba en encontrar una sonora primera frase. Lanzó los dedos al teclado y la escribió. Así comenzó la travesía. Eloy agitado en un vuelo con dirección a New York donde por motivos de trabajo tendría que pasar un par de semanas, Eloy que se recrea, Eloy que se entrega, que piensa, que borra y arranca. Eloy que siente que sufre cierta excitación, inventa una vida ajena, un tipo irreal. Eloy que descubre un placer negado. Aterriza el avión, coge un taxi y va hasta el Hotel. No sale esa noche, sufre el Jet Lag entregado al texto. No duerme, amanece. Cumple de manera veloz con sus compromisos laborales en Nueva York, unas cuántas reuniones aburridas, unas visitas a clientes, algún encuentro nocturno, todo impedimentos que le separan del texto. Eloy recupera ese tiempo que el ahora considera perdido dejando de dormir. Escribe afectado por una especie de delirio o eso piensa el, que en su escritura hay algo parecido al delirio. Se recrea en eso, en su propio delirio, y siente cierta fascinación por esa realidad paralela que hay en su texto.

El único libro existente o encontrado de Eloy Guerra es una de las cumbres de la literatura Latinoamericana. Profundo y tremendo, navega esta obra sobre las aguas mas agitadas de la naturaleza humana, el dolor y la supervivencia a ese dolor, la psicologia de unos personajes memorables, construidos con tiento, con delizadeza, personajes memorables, míticos, que sobrevuelan la vida humana y l manera en que esta se enfrenta al destino. Eloy Guerra es filosofía pura, pero tiene algo de filosofía extrema, los pensamientos mas profundos de un grupo de seres humanos agitados y viviendo una situación casi paranormal, la realidad como mazazo. Una obra única e irrepetible.

Se ha buscado una y otra vez la huella de este ejecutivo de una macroempresa informática. Viviendo una vida alejada del romanticismo o la idea al uso del literato. No hay un rastro de literatura en la vida de Eloy. Reuniones empresariales, mucha entrega a esa vida. Viajes de negocios, estratega empresarial, el hombre de decisiones importantes no esconde, no hay una sola señal de esconder, a ese autor desgarrado y tremendo, atemporal, trascendente. Si se saben las condiciones en las que escribió o comenzó a escribir la obra fue por que al volver de ese viaje se lo contó entre risas a su mujer, como el que ha encontrado muchos ratos de entretenimiento y cierto fanatismo en hacer sudokus o jugar al tetris en los periodos muertos que tiene todo viaje de trabajo. Eloy encontró placer o diversión en escribir aquella obra, aquella cumbre, como tantas veces en otros viajes se había enredado con sudokus de nivel complejo y los que algunos le habían llevado a acostarse tarde muchas noches, en hoteles cómodos pero donde se acentuaba su sensación de aburrimiento. Eloy murió pocos dias después en un accidente de coche. El texto lo recuperó la mujer para tener algo de Eloy, sus últimos momentos. El texto permaneció años enterrado en un disco duro, siendo leido esporádicamente por la mujer y el mayor de los hijos de Eloy, que apenas entendian el mótivo y el universo extraño que Eloy narra en ese portento. LA mujer rehizo su vida, se casó tiempo después. Una tarde de domingo, su marido la ve leer sin excesiva atención el texto olvidado de Eloy. Le pregunta y se interesa. Ella contesta que no entiende el significado de ese juego, le cuenta la excitación de Eloy al llegar de viaje, la narración de como había surgido, incluso cuenta que en algún momento Eloy planea hacer mas textos, "Quizá estas vacaciones". El marido lee y entiende que el texto es bueno, desolador, desgarrado, pero bueno. Lo imprime y lo lleva a su oficina. Una cadena inevitable, porque lo que así comienza no se para hace que el texto, que tiene algo de adictivo, pase de mano en mano. Así llega a nuestras manos "Extraños y perdidos". Agradezcamos a esa cadena indescifrable de manos que se fueron pasando unas a otras ese texto maravilloso, agradezcamos ese detino feliz que nos trajo a todos "Extraños y perdidos".

lunes, octubre 20, 2008

Olor

Olía mal. Todo lo mal que se puede soportar. Hay un punto en los sentidos que se sienten tan aturdidos que comienzan a rozar otros sentidos. Olía tan mal que comencé a sentir zumbidos en los oidos y una leve ceguera. Como si el olfato dijera que aquello tenía que ser cosa de todos, que aquella carga no la podía llevar en exclusiva y exige a los otros sentidos que acudan al rescate.

No se puede describir el olor, puedes hacer semejanzas, puedes evocar olores que recuerdan a otros olores, sumar fragancias que sumadas pueden ser un resultado parecido al que se percibe en un momento exacto. Hay olores absolutamente independientes, inclasificables. El mal olor puede ir asociado a otros malos olores. Si algo tienen los malos olores, sobre todo en las ciudades, es que guardan muchas semejanzas entre si. Los buenos olores son otro mundo, llevan tanta carga que cada uno es un mundo, pero los malos tienen, no siempre, eso si, mucho de parecido entre ellos. Aquello no era ya un olor, aquello casi se podía tocar. Era casi solido. Hice el esfuerzo natural, respiré a bocanadas para sentir eso las menos veces posible. Aguantando la respiración la mayoría del tiempo. Me fui mareando. Los otros hacían lo mismo. Apenas hubo quejas, quejarse era hacer un esfuerzo que requería oxigeno extra y nadie estaba por la labor de desperdiciar oxigeno, de quedarse sin el mas rápido. El oxigeno había que administrarlo con tiento. Estabamos encerrados a oscuras, y estar sin luz casi se agradecia, se tenía la sensación de que usar la vista sería usar energia y por la mismo mótivo del ahorro, no queriamos ningun gasto extra. Como en toda situación extrema traté de pensar en otra cosa, de ausentarme mentalmente de ese presente. No lo logré, pero si conseguí tranqulizarme. Noté el tacto de uno de los compañeros, me dieron ganas de acariciar esa piel, como el recuerdo de algo humano, algo alejado de ese horror. Porque esa piel llevaba cariño, recuerdos de todo lo que estaba alejado de ese infierno. En esa piel había algo humano, en esa piel imaginé jabones deslizandose, el agua del mar, el mismo olor humano del sudor me parecía en ese instante el paraiso del olfato. Un olor que mi cuerpo acepta y codifica, no eso, aquello que nos estaba torturando, machacando las entrañas. Era una masa, una masa terrible y fria. Una masa que traspasaba cada poro de la piel y te invadia, como una guerra biológica entre el aire y tu cuerpo en la que este se iba venciendo. Escuché un lamento, mas lamentos, alguien comenzó a llorar, alguién gritó, nadie, lo supe desde ese instante, lo hacía por temor a la oscuridad, por angustia del encierro, no. Todos lo empezaron a hacer para evitar por siempre ese olor. Soy incapaz de calcular el tiempo que pasó. Encendieron la luz, uno de los nuestros había caido rendido al suelo, abrieron la puerta, entre tres cogimos al desfallecido y lo levantamos, salimos corriendo.

Al cabo de tres horas llegué a casa. Durante tres dias no pude comer. Cada cosa que hacía, cada momento de mi vida llevaba impregnado ese olor. Lo fui olvidando, lentamente.

Preguntas sin respuesta

Hagamos el ejercicio, pongamonos en su piel. Claro, este ejercicio de partida es complejo, apenas manejo unos cuántos datos de su vida, poco conocimiento incluso de su personalidad. La he visto dos veces en mi vida, y puedo jurar que en el primer minuto ya la miré y recurrí a la frase paradigma del prejuicio:" uy, que chunga es esta". Lo pensé, no se si con esa nitidiez, pero lo pensé. Apenas habían transcurrido un par de minutos de aquella reunión y no recuerdo que dijo, parecía muy colaboradora, dispuesta a ayudar a ese par de freelance que venían a terminar unos trabajos. Ahora incluso trato de descifrarme a mi mismo. ¿Que vi que saltaron las alarmas?. Hay un fondo segun como construimos las frases, y mas cuando se habla de trabajo, en el que tiendo a creer adivinar quien se defiende como si aquello fuese una batalla campal. Dejan un poso por debajo, haciendo ver, dejando clarito que la cosa no deberia ir con ellos. Es mas, creo que todos lo hacemos. En la vida laboral las pelotas se te hinchan con cierta rapidez y la selva es la selva, nadie te va a dar un duro gratis. Lo peor que puedes hacer en determinadas selvas laborales es tener dudas, ahí te vienen todas de frente, esas viborillas que tanto temen por su puesto de trabajo, que tan constantemente lo ven amenazado, ya sea por su jefe cabrón o por un freelance perdido que va con la unica intencion de terminar un trabajo y largarse a su casa. Para esta viborilla amenazada da igual. Eres una amenaza. Y como dudes ante ella, como le tengas que consultar algo que tu desconoces, estas jodido, amigo. No lo va a hacer.No va darte información que ell considera es la que la mantiene en el puesto. Si ella dice algo de lo que conoce, ya sea una gilipollez o una simple consulta profesional, tan normal a lo largo de los dias que se ejerce ya sea de informático, panadero, carpintero o editor, no va a colaborar, y no sólo no va a colaborar, sino que va a salir corriendo a decir que tu no tienes ni zorra de la profesión. La viborilla, está jodida, no la conozco de nada, pero está jodida. Vivimos tiempos raros. La gente siempre cree que se va quedar sin curro, que todo se va ir al demonio, que van a cerrar las empresas, que en poco tiempo su vida puede tambalear. Hay mucho de eso en todos los sitios donde voy. Miedo, un miedo extraño a que todo va a desaparecer. Tiene mucho de agotador eso, a veces me da por pensar que es un juego perverso, una manera de tener al rebaño controlado. Si temen no flaqueran, harán siempre lo que tengan que hacer, pero es mi tendencia a la conspiración, que en el fondo siempre es una respuesta fácil. Es complejo y mas en esta época que tienen a todo el mundo con el agua al cuello, ahora hasta el mas pintado está amenazado. Parece un juego suicida, ¿A quien le va a tocar?. Tu, yo, ¿Quien?. Este temor se traslada a la junglilla diaria. En los trabajos, mas cuando eres freelance, que vas de un sitio a otro, te encuentras de todo pero en general hay mucha solidaridad, mucha ayuda. Como autónomo tienes que llegar a muchos sitios donde desconoces dinámicas, pero también aspectos tecnicos sencillos por que se practican a diario, pero que desconoces por no haber pulsado con el ratón nunca esa opción. Es común ver que alguien se acerca y en treinta segundos te explica eso que tu desconoces. La frase común del "Aquí lo hacemos así", a ti te queda clarito y no tocas mas las pelotas a nadie. La viborilla no sólo no aclaró, sino que aprovecha la debilidad para hacer campaña con la gente que te llama. Supongo que es la crisis, que tantas portadas y noticias genera, la crisis que amenaza, que asusta, y ya sabemos que pasa con lo que asusta que lo primero que dispara son las neuras y las paranoias. Espero que no se multiplique el efecto, por que es bastante desagradable y antipático el asunto.

sábado, octubre 18, 2008

El encargo

Le ví venir. Caminaba recto, serio, como si no hubiera una sola parte de su cuerpo que hiciera un mal gesto al andar. Como si cada parte de su cuerpo hiciera el movimiento correcto, exacto preciso en el siempre complejo arte de andar. Se iba acercando, la calle se iba estrechando entre él y yo. Yo esperaba sentado en aquel banco que daba al puerto, abajo unos hombres entraban y salian de un barco, uno de ellos hablaba muy alto y comentó al otro algo sobre el periodo vacacional que se abría para ellos. Cuando ya estuvo a mi lado me saludo, la voz era profunda, las palabras las mas educadas. Me levanté, nos dimos la mano, intercambiamos unas frases cordiales y me entregó el sobre. Se despidió y se giró. Cuando ya le veía de espaldas abrí el sobre y conté el dinero. Faltaba una parte, ese no era el dinero acordado. Me quedé unos segundos quietos. El instinto me pedía salir corriendo tras el y hacerselo saber, pero su seriedad me cohibía, como si aquel sintoma de debilidad, aquella manera de actuar ante tanta rectitud fuera en error, un fallo imperdonable. Esperé y caminé rápido, traté de darle alcance antes de que terminará el puerto, prefería que no nos vieran juntos ya entre las callejuelas del centro. A unos metros de él le llamé, giró y se detuvo. Le mostré el sobre sin hablar, comprendió en seguida, sin gestos, sin preguntas me contestó inmediatamente:

.- Falta la parte que considero justa por que usted no cumplió completamente el trato.

.- Yo hice lo que usted pidió. Yo no he fallado. Usted les quería muertos y muertos están.

.- Si, pero te dije que él primero. No fue así. Se que no fue así

.- ¿Que sabrá usted de lo qe ocurrió en aquella habitación?

.´- Lo se creame. Cada noche, cada madrugada ella me visita. Me describe y me atormenta narrandome el encargo. Su acción torpe. Su brusquedad. Yo le pedí a usted limpieza, cero sufrimiento. Yo sabía que esto iba a suceder. Sus visitas nocturnas, sus reclamos. Esto va mas allá. Este tormento es sobrenatural. Ella no era de este mundo.


Miré a ese hombre por ultima vez, me giré y traté de olvidar esas atormentadas palabras, ese incidente estupido y acepté el precio de perder dinero por no volver a ver a ese loco. En el juicio ya no apareció. Le encotraron muerto en la misma habitación de hotel donde yo cumplí el encargo.

viernes, octubre 17, 2008

Diálogo

.- Leimos unos cuántos parrafos. Lo dejamos. En seguida se ve el truco. Este hombre está acostumbrado a manejarse en un lenguaje ambigüo. Utiliza esa zona difusa para engañar y hacer creer que su obra es mas elevada de lo que realmente es. No hay nada detrás de sus textos, sus argumentos son planos, casi infantiles. El viejo truco de usar un lenguaje mas sofisticado para aumentar en intelectualidad. Este autor carece de honestidad, se adivina un acomplejado que usa para si mismo, para creerse alguien, la literatura. No hay emoción, no hay pensamiento en este hombre. Hay un cúmulo de palabrejas reunidas con la pretensión de hacer una obra culta. Malo, muy malo.

.- Si?. A mi me gustó la historia. Me emocionó a ratos. Está bien. No es el mejor libro qe he leido. Pero ¿ Todo lo que leo tiene que ser tan sublime?. Me lo pasé bien. A veces reí, a veces sentí cierta tensión. No hay mas. El lenguaje no me desconcentró. No me resultó tan artificial.

.- Es literatura de medio pelo. Un autor del que nadie se acordará pasados diez años. Ni tu mismo recordarás haber leido eso. Un libro mas. No puedo evitar sentir que pierdo el tiempo leyendo eso mientras hay grandes obras qe aún no he leido. Yo no quiero perder el tiempo



.- A mi las cosas me gustan o no me gustan. Entiendes?. No hay mas detrás de todo eso. Me ponen un canción en un bar, en una casa, me pasan un disco, me recomiendan a alguien y cuando lo escucho me gusta o no me gusta. A veces pasa que no me gusta del todo pero intuyo que un par de escuchas mas, familiarizarme con ese nuevo sonido, me va a llevar a un terreno realmente emocionante. Luego ya vienen las explicaciones, luego ya le pongo palabras a ese porque. Es como los economistas, que analizan el asunto cuando ya está montada la bola, pero en el momento no tienen ni idea de que está pasando. A menudo he ido al cine con gente y sale y ya tiene la crítica. Yo no soy capaz, yo no soy tan rápido. Veo la película, la atravieso y al dia siguiente voy comprendiendo mi reacción ante lo visto, según salgo del cine solo puedo decir: "Me gusta", "No me gusta". No puedo comprender muy velozmente lo que ha sucedido, las intenciones del tipo. No soy capaz de analizar en diez minutos lo que alguién ha estado pensando ocho meses. Luego si, luego ya voy medio descubriendo cosas, mis propias reacciones, intuyo intenciones, pero en el principio no es mas que una bocanada de sensaciones que me resultan agradables o no, me transportan o no. Me ponen a pensar o no.

.- Es la posición pasiva.

.- O no

jueves, octubre 16, 2008

Once años después

La última vez que la vi fue hace once años. Subía a casa llorando de despedirme de todos estos, con una sensación entre la nostalgia y la épica que dudo vuelva a sentir, marqué su piso antes de marcar el 10 que era el mio. Me bajé y toqué en su puerta para despedirme. Yo sabía que aquello era definitivo, casi no hablamos, nos dimos un pequeño abrazo y me fui. Se acabo, así creo que se cerró una étapa. Desde ese instate mi vida había cambiado radicalmente y si algo tenía en ese instante era la certeza de que así era. Había en aquello cierto temor, pero a su vez era lo que empujaba. Se acababa si, pero es que se tenía que acabar. Todo aquello, aquella gente, aquellas ciudades, aquella vida se qedaba atrás y yo recorría aquellas horas con una conciencia casi exagerada de que así era. Miraba cada calle tratando de no olvidar detalle, cada cara, cada frase y si me fui a despedir de ella en el último momento era porque nadie como ella representaba aquel ciclo que estaba agonizando. Ella era el simbolo definitivo de todo aquello, de los nueve años que se cerraban.

Muchas veces, evidentemente, he vuelto a pensar en ella. Con el tiempo se fue convirtiendo en una figura con un cierto halo de ficción, esa gente del pasado que en nuestra cabeza se convierten casi en algo imaginado mas que en algo real. Así le podía atribuir la magia o el destino que yo quisiera, tenía la libertad total de recrear una vida casi a mi antojo, o al antojo de mis exageradas melancolías. La convertí sobre todo en un olor, un olor que nunca volvía oler, pero era, curiosamente un olor, parecido al de algunos perfumes que alguna vez he olido por la calle. No exactamente ese que he olido en metro, autobuses o esquinas de calles de Madrid pero muy parecido.El año que volví allí no la vi, como dormí otra vez en aquel edificio miré muchas veces hacía su ventana donde yo sabía y todos me habían dicho que ya no vivía. La ventana estaba igual,las casas cambian mucho por dentro, pero las ventanas apenas cambian, es dificil que se cambien las ventanas en unas reformas de un piso de un edificio, estas estaban igual, pero a ella no la vi. Tampoco hice el intento de buscarla, cosa de la que luego me arrepetí.

Hace tres dias he vuelto a saber de ella, nos hemos intercambiado tres mensajes donde de manera algo veloz nos hemos contado nuestros respectivos presentes. Me parece que no tengo absolutamente nada que ver con ella, nada. Eso lo sospechaba entonces, pero la dirección vital de cada uno lo ha demostrado o creo que lo ha demostrado. En cualquier caso hay una distancia física pero además otras distancias inalterables, pero aún y a pesar de eso, a pesar de lo correcto de los mensajes, que no se han excedido ni una frase en lo emotivo, de esa distancia insalvable, de esas vidas ajenas hay un transfondo,o creo ver, quizá imagino, un transfondo mas hondo. Hay algo además de fascinación con el paso del tiempo. Once años dan mucho de si. En once años se viven por lo menos dos o tres vidas. Si te descuelgas tanto tiempo de alguien once años después te cuesta explicarte esa persona, con esas varias vidas de las que no tienes ni idea. Vete tu a saber de sus angustias y de sus grandes momentos, de sus tedios, de esas cosas que brevemente la han ido transformando. Cuando ves a alguien once años después hay mas incomprensión, casi, que cuando conoces a una persona de cero. Nos resultan mas incomprensibles. Tu intuyes a aquel en este, pero no es del todo o no es casi nada. La misma cara es pero no es, el estilo que se adivina en esa foto tomada rápidamente sin ninguna retensión te ofrece una imagen en la que te resulta extraño ver a esa persona de entonces. Si, es la misma, apenas variaciones en los rasgos, son tan mínimas que las hacen casi ya otro rostro. Se ha ensanchado muy leve la cara, los ojos están, casi imperceptiblemente, mas enterrados, hay otros que ni percatas, no descifras pero en esas minimas variaciones ya hay otra persona que ha ido absorviendo esos once años qe tu desconoces. Entonces hablamos en tres mensajes brevemente con aquel de entonces, ella hablará con aquel que fui y que yo creo que es el mismo y seguramente ya es otro también. Yo he estado estos once años conmigo y no percibo la variación diaria, pero caminé por el lado, por este por el que voy y no tengo la comparación de aquel y este y ella habla con aqul como yo hablo con aquella mas que con esta y algo tiene de viaje en el tiempo, de desdoblamiento temporal. Nos buscamos ella y yo en el otro que ya no es, que ya se fue, que se fue modificando diariamente, ns buscamos yo en ella hace once año, ella en mi hace once años, en el fondo te buscas para tratar de entender y lo mas extraño es que nada nunca se comprende. Ahora mismo se es siempre otro

miércoles, octubre 15, 2008

resultados alterados

La enorme confusión de los elementos nos llevó a pensar que un fallo en las pruebas había dado resultados alterados y que el proceso había fracasado. En algún momento miré al Dr Blanco que miraba perplejo hacía la pizarra buscando una respuesta que jamás obtuvimos. El Dr Blanco abandonó el laboratorio de repente, colgó como cada tarde la bata en el casillero y salió a la calle. Jamás volvió. Durante algunas semanas se trató de localizarle, pero al ser un especimen solitario no había mucha huella de su existencia. Simplemente el Dr Blanco desapareció. A mi me despidieron, el contrato que tenía era por obra y al entregar los resultados simplemente no me renovaron. Vinieron tiempos extraños, me planteé evidentemente tratar de conseguir plaza en la universidad y dar clases, luego bajé el listón y me presenté para los institutos. Finalmente me fui de viaje durante seis meses a Marruecos. Viví un mes y medio en Marrakech y conocí a Abdul, con quién establecí una amistad agradable. Con Abdul viajé al Sahara y ahí tuve unas sensaciones extrañas. La segunda semana en el desierto tuve fiebres y unas terribles diarreas, Abdul me había llevado a casa de sus padres y allí me atendieron. Creo que llegué a delirar o vi algo que espero no fuera real. Nunca lo conté. Una madrugada salí y casi me come el cosmos encima. Fue una manta que de repente te asfixia, se apodera de ti, te cubre y apenas te deja respirar. A lo lejos en medio de la nada vi unas sombras, estaba agotado, débil, pero aquellas sombras se movían tanto y eran tan profundas y potentes que me fui acercando para descifrarlas. Había tres personas, eso fue lo primero que identifiqué, me seguí acercando, el poblado se iba quedando atrás, y me iba acostumbrando, aunque nunca te acostumbres del todo, a ese cielo poderoso sobre la cabeza, la noche exagerada del desierto. Uno de los tres hombres al ver que me acercaba tanto se levantó, vi que tenían algo entre manos, algún objeto no identificable, pensé en magia negra, a uno de los que se quedó sentado le goteaba sangre de una mano, el que se había levantado me habló pero no le comprendí. Luego vi que los otros dos se levantaban, me miraban con cierta violencia uno de ellos tenía la cara empapada pero no parecía sudor, era tan excesivo el goteo que pensé en agua, pero parecía algo mas viscoso, el otro llevaba una camiseta con la cara del Dr Blanco y ahí sentí como jamás había sentido, un golpe único y casi solido, casi visible, de terror, de vértigo. Lo que mas miedo da es lo que no se comprende y aquello no tenía, para mi, ningún sentido. A pesar de la debilidad de los varios días enfermo salí corriendo de allí y volví a donde los padres de Abdul, me metí en la cama y durante mucho reato hice ejercicios de respiración para calmarme y tratar de dormir. Cuando desperté recordé lo sucedido y acordé conmigo mismo, que aquello había sido un delirio, un fallo producido por el agotamiento. Volvimos a Marrakech, pero algo en la actitud de Abdul había cambiado, me fui a Casablanca, luego estuve en Rabat, finalmente llegué a Fez donde pasé los mejores días de aquel viaje. Al tiempo volví a casa. Tuve varias propuestas de trabajo para varios laboratorios. Fue entonces que alguien me dijo que habían encontrado el cadáver del Dr Blanco en Budapest, que aparentemente se había suicidado. Yo recordé la noche del desierto, pero seguí convencido del delirio, aunque siempre, siempre, en estas cosas te queda la duda.

domingo, octubre 12, 2008

No es necesario escribir todos los dias un post

Estuvo durante tres años buscando la conexión entre dos números de teléfono que había encontrado al azar. El trabajo le demostraría que todo puede tener, siempre, una conexión. El primer numero lo vió anotado en una servilleta de papel que había en el suelo de un bar de Lavapies, no llevaba nombre que lo asociara a una persona. El segundo lo encontró anotado en un libro que había sacado de la biblioteca. Este estaba anotado en la página 98 en la parte alta de la hoja de "Lord Jim" de Joseph Conrad, era un teléfono fijo de alguién que se llamaba Javier. No fue obsesivo con la busqueda, simplemente le dedicaba ratos esporádicos a lo largo de esos dos años. El primer número de teléfono pertenecía y eso fue relativamente sencillo de averiguar a una empresa de envases que estaba en un poligono industrial de Getafe. La conexión, al cabo de dos años la pudo encontrar. Javier, el tal Javier, era un grafista de un canal de televisión. En la empresa de envases de Getafe trabajó durante siete meses, Almudena. Almudena y Javier no se conocían pero JAvier conocía a Marcos, amigo de un ex novio de Almudena. Quedó demostrado finalmente que dos numeros de telefono al azar tienen, de algún modo una conexión. Esto no modificó nada, no aportó nada y dos años después de averiguaciones este comprendió que el ejercicio había tenido mucho de absurdo. Y lo olvidó con cierta rapidez.

Este final, evidentemente, da sentido al título del post.

sábado, octubre 11, 2008

El otro que es él mismo

En una competición de egos hubiera quedado seguramente en primera posición, pero nunca sucedió, primero porque no hay competicion de egos, cosa que resultaría muy absurda, y segundo porque alguien con un ego tan disparado no hubiera participado en semejante evento, pero su ego era una cosa con todas las caracteristicas del gigantismo. Quien mas y quien menos tiene sus arrebatos, su relación compleja con el ego. Este es un animal que va por libre y a menudo juega malas pasadas al propio autor, nunca consciente del poder de este animal que habita dentro y que actúa en otra dimensión, independiente al cuerpo que lo carga. El ego es como un globo que se hincha con apenas unos cuántos soplidos de aire. Por otro lado ¿quien acepta así, sin mas, que es un don nadie?, que su vida es un cúmulo de desinteres para los otros, que nuestras opiniones apenas interesan. El ego construye, invisiblemente, su propia red interna y nos lanza hacía un posición privilegiada donde nosotros somos importantes, de algo invisible, de algo irreal, de algo extraño, pero ahí, en ese sitio inexistente, el ego nos hace comandantes. Hay egos aceptables, digamos que son los que aparecen en proporciones normales. Esto es dificil de medir, pero escenificandolos, son esos egos que se presentan y normalmente no se elevan excsivamente por encima de la persona que los carga. El ego se presenta en alguna frase, en algún gesto, en algún acto, en alguna anecdota, va haciendo un equilibrado acto de presencia. Pero luego está el otro, el que se superpone a todas las capas, el que está siempre, el de "aquí estoy yo". Ese ego tan enérgico, tan potente, tan rítmico. El ego está ahí, con qu tenemos una relación parecida a la que tenemos con nuestros analisis de sangre. Suben algunas constantes, menos globulos rojos, sube el colesterol, mas plaquetas, pero ¿Quién es capaz de controlar eso? Te haces una dieta apropiada, evitas determinados alimentos para controlar esos resultados, pero algo en la sangre va a su ritmo. Al final eres un cúmulo de genes y de información que no puedes controlar, sino ¿Quien iba a enfermar? Supongo que el ego lleva mucho de eso. Hay quién lo tiene altísimo, en grados peligrosos, pero va por dentro, ajeno a los intereses de ese que lo lleva. A veces hablas entre los otros y le ves que aparece, como una especie de hombre invisible que te tapa la boca, se apodera de tu voz y empieza a hablar. No siempre eres consciente, pero cuando le pillas te quedas impresionado con sus artimañas, está ahí, por delante, por encima de ti mismo. En el caso que nos lleva, ego no se va, se queda siempre y debajo vive casi ya sin aire el que lo carga, debajo hay o se sospecha un buen tipo, pero ego, que es como un globo cada vez mas grande y crecido, le entierra en si mismo. Tengo la certeza de que debajo de ese ego descomunal habita un gran tipo, pero ego cada vez nos lo pone mas dificil. Y lo intenté, te lo puedo asegurar, colega, pero ya me voy cansando.

jueves, octubre 09, 2008

Una historia no necesariamente triste

En el último momento dijo algo que nadie entendió, cerró los ojos y se murió. Así y de ese modo pasó a formar parte del extenso mundo de lo muertos. Visto de ese modo, y eso lo pensó su hermano mayor mientras le veía en sus primeros segundos en ese otro lado, el mundo de los muertos, la cantidad de ellos es mucho mas amplia que la de los que están vivos. "Hay mas muertos ya, que vivos deambulan por este planetilla" se dijo y vió a su hermano menor al que curiosamente recordaba haber visto casi nacer, al que recordaba haber visto en esos primeros minutos de vida, cuando su padre eufórico salió y dijo casi gritando:" ya está aquí Abel" y les hizo pasar donde estaba su madre con Abel entre los brazos y a él, eso lo recordaba ahora mientras le veía palido y tieso, le sorprendió el tamaño minusculo de sus manos y los ojos tan cerrados, como si se los hubieran pegado con cola de carpintero. Ahora le veía y recordaba a aquel recien nacido mientras estaba recien muerto. Aquellas manos minusculas y estas arrugadas y envejecidas, maltratadas después de esa muerte agónica y tremenda, las mismas manos y el tiempo por medio. Le miraba y casi sentía alivio, no por otra cosa sino porque la muerte suponía en el caso de Abel un gran alivio, el fin del dolor. Sus hijos miraban al padre entristecidos, pero si se percibía ese alivio final que dejan los que agonizan. Esa muerte esperada como la salida de un lugar claustrofóbico y frio. Y él miraba a su hermano menor, al bueno de Abel y le daba por recordar, ahora sin nostalgias los acontecimientos de una vida relativamente feliz y placentera. LA muerte del otro da para jugar con la balanza, las virtudes y defectos de Abel. El buen humor y su contagiosa risa, su soberbia en otros momentos, su torpeza laboral, su capacidad social, su facilidad para el cariño, su incapacidad para empatizar con determinadas experiencias, su bun oido, su buen gusto para la literatura y la música su exagerada manía de gobernar en determinadas situaciones, su buena conversación. Abel era eso que se comprendía entre las manos diminutas y esas rigidas y frias de la muerte. El pequeño Abel, ese anciano que acababa de fallecer. Sintió la certeza, como un luz que de repente ilumina tu propia vida y supo que de algún modo ahí comenzaba el princpio de su propio fin. Lo aceptó sin dramas, sin tragedias mientras unas enfermeras tapaban el cuerpo de Abel y se lo llevaban. No había dolor, había la aceptación de que el tiempo pasa y que el suyo de algún modo estaba marcando los minutos finales del partido, que es rloj había entrado en el tiempo de descuento. Miró al cielo y pensó que ni siquiera así, ni por eso creería en un dios, si algo comprendío o aceptó mas que nunca es que después de esto nada, que Abel era, inevitablemente, unicamente, un recuerdo de los vivos.

miércoles, octubre 08, 2008

Narración

Nos lo empezó a contar a las 10 de la noche. Habíamos terminado de cenar, algunos estaban bebiendo algún licor, se fumaba, yo me quedé simplemente escuchandole. Arrancó sin grandilocuencia, su tono de voz era suave, muy amable, luego sospeché que todo era intencionado, de haber empezado con un tono épico o dramático la atención se hubiera disminuido y nadie hubiera aguantado las siete horas que duró la narración de aquel acontecimiento terrible. Ni siquiera s enganchó la historia en un punto lejano del pasado, apenas nos úbico, nos situó tanto geógraficamente como temporalmente y ya arrancó con e aconecimieno en sí. Diría yo que su narración duraría casi lo qe duro aquel hecho, fue lineal su manera de contarnoslo, sin desviarse en pequeños acontecimientos, si breves apuntes de sus emociones, breves reflexiones sobre la condición humana cuando se enfrenta al límite, cuando se enfrenta a su propia moral. Nadie comentó, el monologo se extendió a lo largo de aquella sobrecogedora madrugada. Su voz desmenuzaba aquello que fue un instante, un presente de su vida. Todos escuchabamos. A las siete horas, las cinco de la madrugada confesó su crimen. Se quedó callado, miró al techo y suspiró. El silencio aguanto algo mas de medio minuto, nos miró sin esperar nada de nuestras miradas, simplemente recorriendo las caras a las que había confesado por primera vez aquel crimen del que nunca se había encontrado un culpable. En ese instante se levantó de la mesa el primo Jim y desapareció. Supimos en poco tiempo que había ido a denunciarle, le encerraron en la carcel y se abrió el juicio. Algunos años después leí en el periodico que había muerto encerrado, se habló de suicidio, pero el espinoso acontecimiento s fue desvaneciendo en pequeñas notas del periodico local hasta no ser ya nunca tema de conversación, al primo Jim me lo encontré a los pocos dias. En su cara vi la expresión de un hombre atormentado y sentí cierto placer de venganza en ese gesto desquiciado e infeliz. Nadie, salvo el, que hubiera escuchado aquella confesión hubiera reaccionado de tal modo. Nunca nadie de los que estuvimos ahí comprendimos a Jim, seguramnte ni el mismo.

martes, octubre 07, 2008

La sordina de la trompeta

El trompetista se quedó absolutamente sordo en medio del concierto. No comprendió nada los primeros quince segundos. Un golpe tremendo de silencio en medio de aquel compas, le hizo abrir los ojos y observar perpeljo la cara de ese público poco exigente que miraba con atención y con bebidas en la mano el avance de un concierto olvidable. Escuchó ese silencio atronador, soplaba con intensidad la trompeta, miraba al resto del grupo cada uno golpeando sin excesiva precisión sus instrumentos y comprendió, transcurridos esos quince segundos, que la sordera se había apoderado subitamente de su vida. Siguió tocando guiado por la memoria y por el conocimiento, casi hastio, de la pieza que estaban ejecutando, mirab la mano derecha del bateria para poder, visualmente, seguir el tempo de la canción. No se dejó acobardar por el miedo o la paranoia, en medio del público, pero fue realista y comprendió que esa sordera no era pasajera, era una visitante con intenciones de quedarse a vivir. Sopló y sólamente el contrabajo notó algo extraño, le miró y sonrió, esperando un gesto por su parte. No insinuó nada, siguió tocando.

viernes, octubre 03, 2008

Esta mañana

Han cambiado algunas cosas en ese hospital desde hace cinco años. Han ido haciendo obras de esas que tanto hace el gobierno de esta comunidad, que tienen siempre un aspecto plástico, como si utilizaran materiales a medio hacer. En esas reformas hay un brillo extraño, como si el material usado tuviera una componente para brillar mas y acentuar el efecto de novedad sin embargo le da a todo una sensación de fragilidad. Son reformas que desde el minuto uno ya se saben caducas, que en apenas unos pocos años ya se habrá ido al garete todo ese esfuerzo por sacar brillo. En cualquier caso el hospital ha cambiado, se ha quedado enterrado al lado de las cuatro torres y sin embargo mantiene esa esencia antigua, de edificio depresivo que tanto lo remarca. He pasado por debajo de la ventana donde estuve tantos dias y he sentido una sensación lejana pero con ciertos ecos de nostalgia. Evidentemente no es nostalgia, seguramente es el sitio del mundo donde menos me apetece volver, pero sin embargo ha habido un eco de aquello. Aquellas mañanas oyendo Sigur Ros o Yo la Tengo para sentirme vivo de nuevo, aquellos ritos, las enfermeras entrando, el saludo con aquel compañero que una vez vi fuera y fue tan raro. Una vez leí que los compañeros de la carcel no tienen sentido fuera, creo que eso es extensible a los de hospital. se crea un vinculo tan peculiar que afuera no tiene ningún sentido y roza el absurdo. Nos vimos en un concierto de Blur y luego tomamos algo y cuando nos despedimos yo creo que ambos fuimos conscientes de que jamás nos volveriamos a ver, y así ha sido. Blur tampoco volvió y aquella gira creo que tampoco tuvo mucho sentido, sin embargo The Good, The bad and The Queen, el grupo fugaz de Damon Albarn publicó hace un año y algo uno de los discos que mas me han gustado en los últimos tiempos. Hay algo metáforico en eso. No se el que, pero algo. Así que he pasado por debajo de la ventana y he pensado que han pasado cinco años ya. Aquel vertigo, aquel encuentro con la fragilidad humana, aquel viaje por lo liviano de la vida. Es curioso pero de alguna manera hasta hace cinco años creí que era inmortal, dentro de esa habitación descubrí que no, que resulta que yo también tengo billete para el otro lado. No se que mas pasó ahí dentro pero salí siendo bastante mas optimista, y eso que los cabrones se llevaron un organo a cambio, salí siendo absolutamente mas feliz y quizá he sentido nostalgia de eso. Fue jodido estar ahí, pero tuvo algo de hermoso, no el hecho de estar ahí sino el después, la resaca. QUizá he sentido nostalgia de eso o mas que nostalgia agradecimiento. No se muy bien como explicarlo, pero me he quedado mirando la ventana y me he sentido alegre.

jueves, octubre 02, 2008

Dentro

Huele a champú y a café. Poco ruido: una de las puertas que se acaba de abrir, el ordenador agitado por ahí dentro y nada mas. Verse se ven mas cosas. La vista es el exceso, se ven un montón de cosas y la descripción de cada una llevaría un montón de tiempo, de frases. Pero verse, lo que se ve conjuntamente es la casa. Está la mañana con su luz que entra y avisa, ya la luz entra diferente estos dias, ya se nota el cambio de luz, esa impercetible variación diaria. La luz es mas tenue pero muy agradable, los dias del último verano, el primer verano aquí, entraba con potencia, con una energia tremenda. A grandes rasgos esto es lo que hay. Ella se irá en breve, yo me quedaré aquí con ese trabajo por terminar y tratando de avanzar con él lo mas posible por que el tiempo sin avisar se me está viniendo encima. Es jueves, un jueves mas. Tan indescifrable el dia que viene, tan cercano y tan lejano, está ahí, estamos en el y sin embargo iremos pasando sin saber que va a pasar. Inexplicable. Afuera del universo no hay tiempo. Aquí vamos sobre el como surfista en la ola. No tanto dentro como si sobre el. Es jueves, otro que jueves que se desliza y que llegará a la orilla y ya, una ola mas.

miércoles, octubre 01, 2008

Instantes

A las cuatro y media de la madrugada dejó de escribir. Miró hacía el techo frotandose los ojos, encendió un cigarillo y se asomó a la ventana, era la primera vez que se levantaba desde las once de la noche. En la calle no había nadie y aquello le pareció que tenía que ver mas con el final de lo que acaba de escibir que con la realidad misma. Abrió la ventana y dejó entrar el frio aire del invierno, unicamente se escuchaba el ruido del ordenador, el ventilador o algo que jamás el comprendería, pues los ordenadores para el tenían mucho de irreal, de inexplicable. Lanzó algunas bocanadas de humo contra ese frio cuando el ordenador dejó de emitir ese sonido inexplicable. Se volvió a sentar, cogió el ratón, lo deslizó por la pantalla en dirección "Archivo", bajó la flecha entre las diferentes opciones y le da a guardar, en ese instante el ordenador se va a negro, se detiene, se para, se apaga del todo. Mueve el ratón esperando algo, no sabe que es pero algo. No sucede nada, mira debajo de la mesa, trata de encenderlo pero no lo consigue durante algunos segundos no comprende nada. Esta cansado, acaba de terminar la que el considera su mejor novela, la mas trabajada, el argumento mas tremendo. Esta agotado, inquieto pero además de todo esto siente una cierta satisfacción sabedor de que acaba de concluir el mejor texto o el texto que tantos años llevaba buscando.

Evidentemente las cosas son lo que parecen. A la mañana siguiente un informático, amgio de su editor confirma la tragedia. Insalvable, irrecuperables todos los archivos que hay dentro de ese disco duro. De alguna manera eso le recuerda a la muerte, o lo que debe ser la muerte; un fin donde nada, absolutamente nada ya se recupera, se devuelve. De un cajón recupera la parte salvada del texto, lo que llevaba hasta un par de dias antes que había decidido imprimir el camino andado con ese texto. Falta la parte final, la apoteosis, la cumbre de su creación, pero eso, lo asume con cierta rapidez no sin dolor, es irrecuperable. Entonces piensa que apenas son dos dias y que emulando el ritmo y la intensidad logrará recrear las mejores páginas de su obra. Se dice:" El libro de antemano ya está en la cabeza, unicamente hay que ordenarlo, sacarlo". Se sienta, repite las acciones. Comprueba que aún habiendo cierto parecido el nivel no es exactamente el mismo, se ha perdido parte de algo, no sabe el que, pero hay algo que se esta perdiendo en esta nueva recreación. Se detiene y piensa que quizá debería tomarse un descanso, olvidar lo anterior y empezar como si nada hubiera pasado. Espera un par de dias mas, se sienta de nuevo y arranca, otra vez las sensaciones son negativas. Vuelve a pararse. Un año después decide publicar lo que ha concluido después de un largo tormento. NO ha conseguido alcanzar la precisión, el ritmo, la cadencia que había logrado en aquellos dos dias que ahora el mitifica y considera mágicos. Desde entonces su obra se basa unica y exclusivamente en una busqueda de aquellos dos dias irrepetibles. Nada vuelve a ser lo mismo

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