sábado, octubre 11, 2008

El otro que es él mismo

En una competición de egos hubiera quedado seguramente en primera posición, pero nunca sucedió, primero porque no hay competicion de egos, cosa que resultaría muy absurda, y segundo porque alguien con un ego tan disparado no hubiera participado en semejante evento, pero su ego era una cosa con todas las caracteristicas del gigantismo. Quien mas y quien menos tiene sus arrebatos, su relación compleja con el ego. Este es un animal que va por libre y a menudo juega malas pasadas al propio autor, nunca consciente del poder de este animal que habita dentro y que actúa en otra dimensión, independiente al cuerpo que lo carga. El ego es como un globo que se hincha con apenas unos cuántos soplidos de aire. Por otro lado ¿quien acepta así, sin mas, que es un don nadie?, que su vida es un cúmulo de desinteres para los otros, que nuestras opiniones apenas interesan. El ego construye, invisiblemente, su propia red interna y nos lanza hacía un posición privilegiada donde nosotros somos importantes, de algo invisible, de algo irreal, de algo extraño, pero ahí, en ese sitio inexistente, el ego nos hace comandantes. Hay egos aceptables, digamos que son los que aparecen en proporciones normales. Esto es dificil de medir, pero escenificandolos, son esos egos que se presentan y normalmente no se elevan excsivamente por encima de la persona que los carga. El ego se presenta en alguna frase, en algún gesto, en algún acto, en alguna anecdota, va haciendo un equilibrado acto de presencia. Pero luego está el otro, el que se superpone a todas las capas, el que está siempre, el de "aquí estoy yo". Ese ego tan enérgico, tan potente, tan rítmico. El ego está ahí, con qu tenemos una relación parecida a la que tenemos con nuestros analisis de sangre. Suben algunas constantes, menos globulos rojos, sube el colesterol, mas plaquetas, pero ¿Quién es capaz de controlar eso? Te haces una dieta apropiada, evitas determinados alimentos para controlar esos resultados, pero algo en la sangre va a su ritmo. Al final eres un cúmulo de genes y de información que no puedes controlar, sino ¿Quien iba a enfermar? Supongo que el ego lleva mucho de eso. Hay quién lo tiene altísimo, en grados peligrosos, pero va por dentro, ajeno a los intereses de ese que lo lleva. A veces hablas entre los otros y le ves que aparece, como una especie de hombre invisible que te tapa la boca, se apodera de tu voz y empieza a hablar. No siempre eres consciente, pero cuando le pillas te quedas impresionado con sus artimañas, está ahí, por delante, por encima de ti mismo. En el caso que nos lleva, ego no se va, se queda siempre y debajo vive casi ya sin aire el que lo carga, debajo hay o se sospecha un buen tipo, pero ego, que es como un globo cada vez mas grande y crecido, le entierra en si mismo. Tengo la certeza de que debajo de ese ego descomunal habita un gran tipo, pero ego cada vez nos lo pone mas dificil. Y lo intenté, te lo puedo asegurar, colega, pero ya me voy cansando.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante...
Ya me dirás quién ;)

Felicidades por lo del jueves. Un abrazo,

Kling.

Anónimo dijo...

muy bueno el autorretrato

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