domingo, octubre 26, 2008

Extraño momento en mitad del viaje

Al alcanzar aquel lugar a media noche lo primero que escuché fue una especie de cantos colectivos que venian desde algún lugar del pueblo. Caminé sin ver a nadie, guiado por aquellos cánticos que tenian mucho de hipnótico. Recorrí una calle, giré en una esquina, seguí escuchando aquello que cada vez me parecía mas maravilloso. La intensidad de los cantos subía como si todos los participes estuvieran entrando en extasis. Arriba una noche preciosa, cuarto creciente, la visualización perfecta del grupo ridiculo de estrellas que puedo nombrar y ubicar. Mientras seguía caminando traté de encontrar respuestas:¿Era aquello una celebración?, ¿Un acto religioso?, ¿Las fiestas anuales de ese perdido y olvidado pueblo al final de la sierra tan cercano al mar?. Giré en otra esquina, a lo lejos ví caminar a una mujer, pero justo cuando alcance a distiguir una figura humana, la figura lejana de esa mujer, giró y la perdí de vista. Entonces aceleré mi paso por dos motivos: por la excitación de encontrarme con un ser humano tantos dias después, y por que ese ser humano podría guiarme hasta esa multitud qe cantaba y que tanto me hipnotizaba, giré en la misma esquina y la volvía ver. Aceleré aún mas mi paso hasta que definitivamente me puse a correr. La mujer, sin embargo me parecía qe cada vez estaba mas lejos. Volvió a girar y durante ocho o nueve segundos me sentí desubicado, en seguida recupere la posición, seguí corriendo, giré. Tenía a la mujer tan cerca que de repente me sentí ridiculo e incluso preocupado, mi actitud podría ser mal interpretada por esa desconocida de espaldas. El bullicio, las palmas ese canto constante y obsesivo crecía. Honestamente, aquel instante me parecía que no estaba siendo real, pero seguí navegando en el. La mujer giró. Era una mujer de unos treinta años de cuerpo esplendido y muy agradable de cara, me miró entre sorprendida y tratando de comprender. Me presenté pero cuando hablé ella, casi asustada, me hizo un gesto de silencio, comprendí que en ese instante no se podía hablar. La mujer me indicó una puerta que estaba abierta y me dijo que entraramos. Me habló muy suave al oido:

.- Nadie puede hablar hoy, nadie puede escuchar otra voz humana. Es la gran celebración del medio del verano. La fecha definitiva de este pueblo. Pero ¿Quien es usted?, ¿Como ha llegado aquí?

Las voces había subido tanto de intensidad que apenas podía hablarse bajo, me imaginé cientos de personas aplaudiendo ritmicamente y repitiendo esas mismas frases que ascendian en intensidad. Noté eso si, que el ritmo de las palmas se había doblado, lo que había intensificado, también, el volumen de las voces. Todo era tremendamente potente.

.- Llevo dias viajando, perdido por la sierra, mi idea era alcanzar el otro lado, pero un error me ha traido hasta aquí, y ciertamente estoy cada vez mas desubicado. ¿Donde estoy?.

La mujer sonrió. Confieso que sentí un intensisimo deseo hacía aquella sonrisa, unas ganas insostenibles de besar aquella boca. La mujer se volvió a acercar para hablarme terriblemente cerca, sentí su aliento y un hilo de voz que me dijo que fuera con ella.

Entonces ví: Eran unas cien personas, sentadas mirando al cielo, las palmas las chocaban cada uno con el que tenía al lado, sospecho que ninguno tenía los ojos abiertos. No había un guia. Todos y cada uno miraban hacía el mismo lado repitiendo variaciones de la misma frase, algo que jamás comprendí, ¿Otro idioma?. No lo se. Parecía incluso algo inventado. La desconocida me miró y me señalo a la gente. Sentí de repente un potente vertigo unido a una fuerte atracción hacia todo lo que estaba sucediendo. La mujer me cogió la mano, la besó y salió andando de donde estabamos escondidos. Se sentó entre todos aquellos y traté en todo momento de no perderla de vista. Nadie prestó atención a su llegada, simplemente se colocó en un sitio que parecía previamente adjudicado. Los demás siguieron con sus palmas, con su canto obsesivo. Esperé mucho rato, tanto que me cansé de mirar a aquella gente, sobre todo de sperar, no se muy bien que, a aquella mujer. Esperar quizá que se levantara y volviera para explicarme. Decidí irme, deshice como bien pude el camino recorrido.

Muchas veces he pensado que aquello lo soñé, hubiera sido la respuesta mas satisfactoria, pero no fue así. Aquello pasó y aún hoy sigo esperando comprenderlo

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