miércoles, octubre 01, 2008

Instantes

A las cuatro y media de la madrugada dejó de escribir. Miró hacía el techo frotandose los ojos, encendió un cigarillo y se asomó a la ventana, era la primera vez que se levantaba desde las once de la noche. En la calle no había nadie y aquello le pareció que tenía que ver mas con el final de lo que acaba de escibir que con la realidad misma. Abrió la ventana y dejó entrar el frio aire del invierno, unicamente se escuchaba el ruido del ordenador, el ventilador o algo que jamás el comprendería, pues los ordenadores para el tenían mucho de irreal, de inexplicable. Lanzó algunas bocanadas de humo contra ese frio cuando el ordenador dejó de emitir ese sonido inexplicable. Se volvió a sentar, cogió el ratón, lo deslizó por la pantalla en dirección "Archivo", bajó la flecha entre las diferentes opciones y le da a guardar, en ese instante el ordenador se va a negro, se detiene, se para, se apaga del todo. Mueve el ratón esperando algo, no sabe que es pero algo. No sucede nada, mira debajo de la mesa, trata de encenderlo pero no lo consigue durante algunos segundos no comprende nada. Esta cansado, acaba de terminar la que el considera su mejor novela, la mas trabajada, el argumento mas tremendo. Esta agotado, inquieto pero además de todo esto siente una cierta satisfacción sabedor de que acaba de concluir el mejor texto o el texto que tantos años llevaba buscando.

Evidentemente las cosas son lo que parecen. A la mañana siguiente un informático, amgio de su editor confirma la tragedia. Insalvable, irrecuperables todos los archivos que hay dentro de ese disco duro. De alguna manera eso le recuerda a la muerte, o lo que debe ser la muerte; un fin donde nada, absolutamente nada ya se recupera, se devuelve. De un cajón recupera la parte salvada del texto, lo que llevaba hasta un par de dias antes que había decidido imprimir el camino andado con ese texto. Falta la parte final, la apoteosis, la cumbre de su creación, pero eso, lo asume con cierta rapidez no sin dolor, es irrecuperable. Entonces piensa que apenas son dos dias y que emulando el ritmo y la intensidad logrará recrear las mejores páginas de su obra. Se dice:" El libro de antemano ya está en la cabeza, unicamente hay que ordenarlo, sacarlo". Se sienta, repite las acciones. Comprueba que aún habiendo cierto parecido el nivel no es exactamente el mismo, se ha perdido parte de algo, no sabe el que, pero hay algo que se esta perdiendo en esta nueva recreación. Se detiene y piensa que quizá debería tomarse un descanso, olvidar lo anterior y empezar como si nada hubiera pasado. Espera un par de dias mas, se sienta de nuevo y arranca, otra vez las sensaciones son negativas. Vuelve a pararse. Un año después decide publicar lo que ha concluido después de un largo tormento. NO ha conseguido alcanzar la precisión, el ritmo, la cadencia que había logrado en aquellos dos dias que ahora el mitifica y considera mágicos. Desde entonces su obra se basa unica y exclusivamente en una busqueda de aquellos dos dias irrepetibles. Nada vuelve a ser lo mismo

No hay comentarios.:

Mi lista de blogs

Afuera