viernes, octubre 03, 2008

Esta mañana

Han cambiado algunas cosas en ese hospital desde hace cinco años. Han ido haciendo obras de esas que tanto hace el gobierno de esta comunidad, que tienen siempre un aspecto plástico, como si utilizaran materiales a medio hacer. En esas reformas hay un brillo extraño, como si el material usado tuviera una componente para brillar mas y acentuar el efecto de novedad sin embargo le da a todo una sensación de fragilidad. Son reformas que desde el minuto uno ya se saben caducas, que en apenas unos pocos años ya se habrá ido al garete todo ese esfuerzo por sacar brillo. En cualquier caso el hospital ha cambiado, se ha quedado enterrado al lado de las cuatro torres y sin embargo mantiene esa esencia antigua, de edificio depresivo que tanto lo remarca. He pasado por debajo de la ventana donde estuve tantos dias y he sentido una sensación lejana pero con ciertos ecos de nostalgia. Evidentemente no es nostalgia, seguramente es el sitio del mundo donde menos me apetece volver, pero sin embargo ha habido un eco de aquello. Aquellas mañanas oyendo Sigur Ros o Yo la Tengo para sentirme vivo de nuevo, aquellos ritos, las enfermeras entrando, el saludo con aquel compañero que una vez vi fuera y fue tan raro. Una vez leí que los compañeros de la carcel no tienen sentido fuera, creo que eso es extensible a los de hospital. se crea un vinculo tan peculiar que afuera no tiene ningún sentido y roza el absurdo. Nos vimos en un concierto de Blur y luego tomamos algo y cuando nos despedimos yo creo que ambos fuimos conscientes de que jamás nos volveriamos a ver, y así ha sido. Blur tampoco volvió y aquella gira creo que tampoco tuvo mucho sentido, sin embargo The Good, The bad and The Queen, el grupo fugaz de Damon Albarn publicó hace un año y algo uno de los discos que mas me han gustado en los últimos tiempos. Hay algo metáforico en eso. No se el que, pero algo. Así que he pasado por debajo de la ventana y he pensado que han pasado cinco años ya. Aquel vertigo, aquel encuentro con la fragilidad humana, aquel viaje por lo liviano de la vida. Es curioso pero de alguna manera hasta hace cinco años creí que era inmortal, dentro de esa habitación descubrí que no, que resulta que yo también tengo billete para el otro lado. No se que mas pasó ahí dentro pero salí siendo bastante mas optimista, y eso que los cabrones se llevaron un organo a cambio, salí siendo absolutamente mas feliz y quizá he sentido nostalgia de eso. Fue jodido estar ahí, pero tuvo algo de hermoso, no el hecho de estar ahí sino el después, la resaca. QUizá he sentido nostalgia de eso o mas que nostalgia agradecimiento. No se muy bien como explicarlo, pero me he quedado mirando la ventana y me he sentido alegre.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Extraordinarias reflexiones, amigo. De verdad. Y magníficamente expresadas.

Un abrazo.


El viejo Klingsor.

Anónimo dijo...

Entre esta y la última lección de la Universidad de la Vida, debo reconocer que estoy emocionalmente sacudida.

El resto, te lo mando por telepatía. Sabrás cuando te llegue porque vendrá en una linda melodía.

CYYN

Mi lista de blogs

Afuera