domingo, noviembre 25, 2007

Solo

Llueve y si se mira no tiene pinta de que vaya dejar de llover en los próximos tres siglos. He encontrado el edificio que andaba buscando, he subido las escaleras que van por fuera, pegadas a la parte de atrás que son de hierro. He oido mis pasos cada ve que subo un escalón, un chorro de agua va en caida y solo a veces se forman reflejos por una luz alta que no se muy bein de donde viene y que pretende iluminar. El edificio bien podría ser una vieja fábrica abandonada y toda la zona tiene mas de poligono industrial que de zona de viviendas. A la altura del septimo piso he descubierto que abajo, desde una esquina, un neón intermitente deja una luz curiosa potenciada por la lluvia y los charcos que rebotan su reflejo. En el vigesimo piso la escalera termina y he cruzado la puerta que da a un pasillo. Silencio y oscuridad. He caminado despacio hasta el fondo donde otro tramo de escaleras muy pequeño me ha llevado hasta la azotea, he sentido toda la soledad golpeandome de repente, como si la extensión inabarcable de la ciudad, las millones de luces y la lluvia poderosa e indomable sobre todo ello me lo hubiera recordado. He mirado un rato, la ciudad es un animal sin fin, he estado descifrando la forma de la ciudad, ubicando cosas. Las torres del centro, las humos de las fábricas del este, la zona cuatro. Me he apoyado en el aviso publicitario que da a la calle y que intermitentemente va proyectando una animación de luces de colores a la calle. Llueve y tengo los zapatos humedos. En ese momento he oido un ruido leve, he girado rápido y he sacado el arma. De repente he recordado una tarde cuando era pequeño, era verano y estaba solo en una playa jugando, mis padres paseaban mas allá y yo construía algo que parecía una puerta a otro sitio, una especie de castillo. He recordado que justo al terminar aquello que hacía con la arena de la playa comenzó a llover y aquello que había construido se empezaba a deshacer. Seguiamos apuntandonos ahí, en la azotea y también llovía y he pensado que el castillo de nuevo se deshacia, como arena suave humedeciendose por el agua. Era la hora.

No hay comentarios.:

Mi lista de blogs

Afuera