martes, noviembre 20, 2007

La entrevista

El tipo me miró con serenidad y tardó unos cuantos segundos en comenzar a hablar. Cuando lo hizo, me sorprendió la forma de sus expresiones y el tono ameno y la voz grave con que lo hacía. Era una voz tan grave que retumbaban un poco las cosas mientras hablaba. Los cristales y las paredes vibraban ligeramente. Incluso una estatnteria que colgaba detrás de su cabeza sufría la leve vibración que producía el tono grave de su voz. Su primera frase fue corta pero me bastó para descubrir las caracteristicas de su voz y el efecto que producía en el entorno. Así seguimos la entrevista, yo introduje con un ejemplo la segunda pregunta y contestó. La respuetsa fue larga y al principio no noté nada diferente con respecto a la primera vez, pero me fijé que la estanteria que tenía detrás iba aumentando su vibración y los libros que estaban apoyados en ella ya casi saltaban. Fue justo casi terminando la segunda respuesta cuando de la estanteria cayó un libro al suelo, el no paró de hablar, agachó el brazo manteniendo la mirada en mi y desde el suelo trajo el libro caido. Lo colocó, sin mirar también en la estantería y ese instante coincidió justo con el final de su respuesta. Yo, como él, hice como si el acontecimiento del libro no hubiera sucedido y dí paso a mi tercera pregunta. En su respuesta sucedió de nuevo que cayó un libro y el repitió los pasos, sin parar lo cogió y lo dejó en la estantería. En la quinta respuesta seguía sucediendo y ya no aguanté mas, mi sexta pregunta fue respecto al tema. Contestó:

.- A ti te sorprende. cada vez que alguien se sienta ahí se sorprende. Sigo hablando mientras cojo el libro y lo coloco sin mirar. Sigue sucediendo mientras la charla continúa. Bien, aún te daré un dato mas. Es siempre le mismo libro el que cae.

Justo en ese instante el libró cayó. Esta vez el no actuó, no se agachó a recogerlo.

.- Es siempre el mismo. Y no es un problema de ubicación, lo he colocado en posiciones diferentes en la estantería, pero siempre, siempre ese maldito libro que cae. Cada vez que hablo se manifiesta como un recordatorio insistente de que aún no le he leido. Como si estuviera indignado y esa fuera su forma de protesta. Te diré algo mas, de todos los libros que ves en esta habitación solo ese no lo he leido. Está ahí, presente cada vez que hablo cayendo al suelo delante de los invitados como un niño rebelde que llama la atención cuando hay visita en casa. No me hace falta mirar, ese libro que está en el suelo es el. Está ahí, esperando a que le coja y se suba a la estantería para de nuevo lanzarse al vacio.

Entonces se agachó sin dejar de mirarme y en ese movimiento comenzó a decir el título:

.-"El arte de la guerra" de Sun Tzu. Ese es el maldito libro que ahora mismo está cogiendo mi mano. Se sonrió, lo levantó y lo trajo hasta la mesa.

Los dos nos quedamos callados cuando vimos que se trataba del Ulises de James Joyce

1 comentario:

illot dijo...

buenísimo!!!!!

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