lunes, marzo 23, 2009

Cohete

He salido disparado, he salido volando por las aires, estoy lanzado hacia arriba. Ahora veo todo desde aquí a trescientos metros del suelo. Veo mis pies sin suelo, mis brazos colocados para mantener la dirección. Desde aquí lo veo todo, veo mi casa, la calle desde dónde salí a propulsión dejando una estela, y no es una cuestión de vanidad, realmente alucinante. Desde aquí veo esa calle, otras calles, todas las calles, veo los autobuses, la gente como hormigas, la ciudad como un animal amable, el sol viene desde allí y crea esas sombras de edificios en otros edificios. Veo los edificios emblemáticos, la sierra a lo lejos, veo las avenidas como arterias, los coches como glóbulos rojos, las azoteas tan dístinas, la parte de arriba del día a día. Veo el tráfico y comprendo el tráfico, el principio de un atasco, la expansión de la ciudad, los centros comerciales. Voy a propulsión y nada me detiene porque he salido disparado. Nada me puede parar. Sobrevuelo como un cohete la ciudad, voy desenfrenado de un lado a otro, de aquí hacia el sin fin, giro, vuelvo a girar, bajo un poco, vuelvo a subir, voy echando fuego por los pies. Miro, sigo mirando las calles ahí abajo, la gente de un lado a otro, los coches que llevaran a gente que a lo mejor conozco, esa mancha que ahora veo que gira en Gregorio Marañón es quizá Jorge o Gonzalo. Distingo un tipo en bici, quizá una tipa. Quizá es Elena. Sigo. Soy un cohete disparado desde Hortaleza, voy a propulsión, salí disparado a la altura del 102, salí justo cuando alcé la vista y la vi venir, fue justo ahí que dirigi la mirada al frente y vi que venía, vi un segundo y salí disparado, hacia arriba, hacia el cielo, por donde ahora me muevo sin freno.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El otro día volvía de una reunión en la que ví una bolsita elevarse sola y voló y voló lejísimos, hasta donde no pude verla más.

Me pregunto si no era esa bolsita de la que iba a escribir en mi blog, y era usted, monsieur LePrince.


CL

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