lunes, marzo 02, 2009

Fue culpa de Bob Marley

A la tipa le gustaba Bob Marley y yo dije que a mi también para gustarle a la tipa. Realmente no es que no me guste Bob Marley, pero me cansa que lo hayan destrozado. Hay figuras que sufren esa especie de tortura de un éxito que no eligieron. Por suerte para ellos a muchos les alcanza todo esto ya muertos. El caso es que tarareamos borrachísimos algunos de los grandes éxitos del bueno de Bob hasta las tres de la mañana. Esa noche hice varias cosas por primera vez, pero la que mas recuerdo fue probar tabaco de mascar, que es de las cosas mas desagradables que he hecho en mi vida. Estaba tan borracho que caminaba por la playa a golpes bastante heroicos y camino de la carpa donde dormía junto a un amigo decidí desistir en tratar de llegar, me lancé a la arena y desperté unas cuántas horas después cubierto de arena y rodeado de niños que jugaban al beisbol. Si mal no recuerdo yo era la almohadilla de la tercera base. Pero por la noche, cuando acababa justo de caer el sol, hablaba y bebía con esta chica de otra ciudad que también dormía en una carpa con una amiga, que escuchaba compulsivamente Bob Marley y que hablaba de los signos del zodiaco con un conocimiento desorbitado. Yo soy acuario y casi destroza mi autoestima con definiciones generales de la gente de mi signo zodiacal, luego supe que su ex-novio, que la había dejado no por otra, sino por otro, era del mismo signo que yo y comprendí que en su interpretación había un grado elevado de resentimiento. Sentí alivio pensando que a pesar de ser acuario mi vida aún tenía salvación. Seguimos un buen rato hablando, cantando Bob Marley en un idioma irreconocible y acercandonos torpemente al borde de los brazos del otro. Nos besamos y sentí eso que siempre siento cuando estoy borracho y me beso con una borracha: un desagradable sabor a alcohol que se diluye con cierta velocidad, o a la velocidad exacta de la costumbre. Nos terminamos acostando y terminó resultando un polvo bastante agradable, aunque los polvos, por alguna razón, siempre terminan siendo agradables. Creo que le pedí el teléfono y no me lo dió. Creo que volvimos a cantar Bob Marley y que paseamos por la playa, que encontramos una fiesta de unos tipos de su ciudad, que nos juntamos con ellos y que seguimos bebiendo. Creo que nos despedimos porque yo me caía y decidí volver a la carpa donde mi amigo dormía desconsoladamente una borrachera inolvidable. No llegué, sucedió que me lancé a la arena y desperté siendo la tercera base. Al comprobar mi estado un domingo de mañana en una playa del caribe, decidí levantarme justo cuando uno de los niños había bateado para empujar la carrera definitiva . Se formó una tremenda discusión en la que participaron hasta los padres de los niños, pero en las reglas del Beisbol nunca se había planteado la desaparición repentina de la tercera base. El grado de indignación de algunos padres y los evidentes signos de violencia que casi me alcanzan hicieron que tuviera que volverme a tumbar en el suelo, para marcar, inamoviblemente, la tercera base hasta el final del encuentro. Acepté por varias razones, entre ellas las ganas de vomitar y el dolor de cabeza insoportable que me azotaba. Cuando estaba en el suelo la vi pasar, con signos evidentes de la borrachera de la noche anterior. Se acercó a saludar y por supuesto no me moví del suelo, la ví elevada sobre mi, a metro y setenta de mi.

.- ¿Que haces ahí?
.- Soy la tercera base

Me miró como se mira a un perro callejero con las horas contadas, a un perro callejero que ves cruzar una calle en el instante exacto que el semáforo ha cambiado a verde. Un perro callejero del que sabes que terminará sus dias con los huesos sobre ese asfalto.

.- Nosotras ya nos vamos.

Hizo el gesto como para que yo me levantara y me despidiera, pero yo era la tercera base y ese montón de padres y niños enfurecidos me habían presionado de tal manera que yo de ahí no me movía. Así que sin moverme del suelo, mirando hacia arriba, donde justo delante del sol podía ver su casa y esporádicamente sus pechos, lancé, desesperadamente mi último intento.

.- ahh, ¿Te vas ya?. Y bueno, ¿ Me das tu teléfono?. Así te puedo llamar algún día.

Por sorprendente que parezca me había enamorado. No me iba a mover, lo fácil hubiera sido levantarse, rebelarse contra esa violencia deportiva que se había formado alrededor de la figura de almohadilla humana que era la tercera base, pero no lo iba a hacer. Ella me miró casi indignada, se giró y siguió caminando bajo un sol que a esa hora ya era durisimo y quemaba. en el preciso instante que se giró el cuarto bate metió una linea durisima. El muchacho que estaba en segunda base, salió lanzado hacía el home, clavando su pie en mi abdomen a su paso por tercera. Le ví entrar, en ese instante el equipo ganaba definitivamente el partido. Celebré la victoria, por alivio y porque aún me daba tiempo de salir corriendo y dar alcance. Me levanté corriendo mientras el equipo B celebraba la victoria, corrí por la arena de la playa, distinguí su figura a lo lejos y para animarme comencé a tararear:


I had to run like a fugitive just to save the life I live
Im gonna be iron like a lion in zion


Hoy tenemos en el salón de casa un Bob Marley de tamaño natural. Nuestros hijos se llaman Robert Nesta Leprince Y Bob Leprince.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si bueno, Bob Marley es culpable de eso y de mucho más, créeme. Pero son culpas maravillosas.


CL

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