viernes, marzo 27, 2009

Las horas

Encendió la radio, el locutor que en ese instante daba las noticias con voz seria, se equivocaba justo en ese momento. Se trastabillaba con el nombre de un ministro y la palabra deflación y durante medio segundo la noticia se quedó interrumpida, colgando en las ondas radiofónicas, en un espacio inerte, congelada. EL locutor, con el mismo tono, recupera la noticia en el nombre del ministro, como si ese instante no hubiera existido. Escucha el espacio informativo completo, breve y veloz. La última noticia cuenta que ese fin de semana cambiarán la hora, habrá que adelantarla. Mira el reloj y comprende que el tiempo se ha desplazado ya, antes de ese acuerdo cívico de cambiarla todos el sábado por la noche, a la misma hora. Piensa en eso. En ese acuerdo rígido, en esa imposición invisible de mover el tiempo. De desplazar su vida, las vidas de todo el país una hora hacia adelante. Una hora, la exactitud de una hora. Piensa: ¿Y no sería mejor desplazarnos una cantidad de tiempo menos precisa, menos redonda?. ¿Movernos diecisiete minutos o veintitrés?. Se llena de razón cuando piensa en esto. ¿No sería una manera mas artística, mas creativa?. ¿No sería mas beneficiosa, no haría trabajar algo mas las mentes de los ciudadanos?. Lo fácil, lo cómodo es adelantar el reloj una hora. Apenas hay esfuerzo, apenas se busca la chispa. Lo hacen aposta. Nos mueven a su gusto. Una hora adelante, un paso al frente. SI fueran treinta y ocho minutos sería difícil, porque en la transición habría un esfuerzo, una búsqueda, menos simultaneidad. Lo sencillo, lo manipulable es pensar:"Son las 11, las 10 de antes". Lo difícil es trasladarse con menos precisión. Son las 11:05 las 10:27 de antes En ese hueco se potenciaría la habilidad de los ciudadanos a los que tratan de idiotizar con su métodos, con sus imposiciones, con su dictadura del tiempo. Ni un hueco para la magia. Una hora. Es tan vacía una hora, hay tan poco juego, tanta sobriedad que agota. Tanta seriedad en un acto tan poco serio como mover el tiempo una hora. Que jueguen, coño. Ya que juegan a movernos en el tiempo que nos muevan bien, que nos lo compliquen, que nos lo hagan difícil. Ya que nos demuestran en este juego que el tiempo no existe que lo desmenucen con chispa. 9:19 de la mañana o 9:47 o 9:23 o 9:20 o 8:56, o.... que mas da.

Que cada quien se ponga la hora que quiera. Queda decretada la libertad horaria

1 comentario:

Anónimo dijo...

9:11, y sólo porque se ha convertido en mi lugar común, aunque las 19:14 tampoco me molesta.

CL

Mi lista de blogs

Afuera