sábado, febrero 14, 2009

Huecos

No se si les ha pasado a ustedes. En el fondo me gustaría que no, por esa cosa que tengo de querer haber hecho algo que no le ha sucedido a los demás, una manera como otra cualquiera de querer sentirse especial. Aunque es cierto que también que me gustaría compartir la experiencia con alguien a quien también le haya sucedido para comprobar que no me he vuelto loco o mas bien para demostrarle al mundo que no me lo invento.

La ciudad se extiende y crece y a menudo para crecer se deben abrir huecos, levantar aceras para arreglar tuberías, para lanzar nuevos cables, nuevas instalaciones. Operaciones en las venas de la ciudad por llevarlo a una metáfora con el ser humano. Así pasé como tantas veces por la calle que hay a la salida de mi trabajo, que estaba levantada, llena de huecos, la acera, que ya no era acera sino un inmenso hueco, la recorrí, como el que ve un cuerpo humano en una mesa de operaciones, descubriendo lo que hay debajo de la piel, los órganos de la ciudad. La curiosidad me mató y como era tarde ya y no pasaba nadie por la calle me asomé en un agujero que consideré exageradamente profundo y entonces sucedió lo que sospecho sólo me ha sucedido a mi. Me caí, me caí en esa inmensa profundidad que se abría bajo la piel, que es la acera de la ciudad. Caí y descubrí, al contrario de lo que se pueda pensar, que debajo de la ciudad hay otra ciudad, invisible a nuestros ojos, pero casi tan real como esta, Que en los huecos de las aceras se abren huecos a otras ciudades que es la misma ciudad. Ahí abajo, señores, la ciudad se duplica. Es la misma sin serlo. Es decir, las mismas calles, el mismo orden, los mismos hombres y mujeres, pero en otro momento que no existe o no existió, un boceto de lo que sucede arriba o no un boceto sino una variación sobre el mismo tema. Caminé, vi a mi jefe, vi a mi compañero, vi a desconocidos conocidos, me vi, me vi a mi mismo, siendo yo pero otro y descubrí que ese otro, que era yo, estaba con ella. Que allí abajo caminábamos por el parque con ella y nos besábamos. Y pensé en hacer trampas, cambiarme por el otro que era yo mismo. Mandar a el, a mi, arriba y yo quedarme abajo con ella, en sus labios, en sus manos y el que volviera arriba, dónde ella pasa y saluda y se va de largo y apenas me mira. Eso pensé cuando llegué, de nuevo, a la calle de mi trabajo, pero a la calle de mi trabajo abajo y vi que allí, también estaba en obras y miré, porque la curiosidad a veces me mata, ese inmenso hueco y caí, caí de nuevo aquí y volví, aquí donde yo soy yo o algo parecido y ella, ella saluda y pasa de largo y se pierde en la esquina, al final de la calle

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Qué es la vida? Un frenesí.

¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

Bravo por este post, H.S.



C.L.

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