martes, abril 01, 2008

Elogio de N

N va en el coche, trabaja en el y va oyendo música y piensa que el tráfico se parece a la percusión, de algún modo marca el tempo de la ciudad. N se hace trescientos o cuatrocientos kilómetros al dia y eso le cansa pero en el fondo a N le gusta conducir. Le gusta oir música en el coche y analizar esas percusiones arrítmicas por que piensa que en el fondo la vida va a contratiempo, eso lo intuye o lo lleva por debajo, en una capa menos consciente. A N le gustaría leer mas, piensa en una rotonda, le gustaría trabajar menos y se acuerda de la época que todo era ritmo sin trabajo, la ciudad también era un animal a contra tiempo pero no iba marcado por un tempo que a veces ahora le parece aletargado o demasiado alargado y constante. N ya no quiere delirios aunque le gusta el hueco por donde las cosas dejan de ser reales, pero cree que el delirio intencionado es un camino mal trazado y que desgasta. Le gusta que la realidad se parta y se deja llevar por esos huecos y no teme al vacio, en el fondo, piensa, el vacio no existe o todo es vacio y da igual caer en él por que es seguir en el mismo sitio. N habla a golpes, habla solo en el coche y se ve en el espejo. Ve a los otros conductores y se siente ajeno a ellos, son conductores del no ritmo, piensa. Filosoféa y piensa que en el fondo la vida es mas sencilla de lo que parece. A veces ve un accidente y piensa que nada le separa de eso, y eso le hace saberse poco importante pero obtiene mas felicidad a cambio. En el camino las curvas, las curvas de las rectas, las rectas de la linea, la linea del tiempo, del tiempo el ritmo, del ritmo las constantes vitales, el ritmo vital. N gira en una curva se baja del coche y saluda. La sonrisa de N es un prodigio, quizá venga del ritmo.

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