domingo, abril 06, 2008

Fin de semana

.- Me conoces, yo no suelo actuar así, pero de algún modo todo estaba dominado por algo inexplicable, por una especie dse imán perverso que nos empujó hasta ese delirio. Eva llegó un dia y me dijo que si me apetecía que fueramos un fin de semana con un amigo de su trabajo y su novia a la montaña. A mi aquello me parecía arriesgado, Eva hablaba muy bien de ese chico, pero yo no le había visto en mi vida y convivir un fin de semana entero con dos desconocidos inicialmente me daba pereza, pero acepté, acepté por que a Eva se la veía con ganas de ese plan. Al principio todo fue bien. Presentaciones en el coche (Nos fuimos en el de ellos), música, esa agradable sensación de que puede haber cierta complicidad y empatía. A mi el tipo me caía bien, pero su novia me parecía un poquito insoportable. Este tipo de gente que está muy pendiente de otras cosas que uno no termina de entender. Muy bien peinada, muy bien perfumada o perfumada con precisión, perfume ligeramente dulce y en dosis precisas para el dia de campo. La típica que va a la montaña y se compra el modelito de montaña. Nada, por otro lado, excesivamente polémico o insoportable, una simple distancia vital, como siempre pasa en el fondo. Llegamos al pueblo, dejamos las cosas y salimos a hacer una ruta, rio arriba, dia de sol y luz, las primeras horas del año en manga corta, la excitación de la primavera. Esa sensación de que de nuevo se acarician las cosas con la piel. La primavera desborda. El tipo y Eva hablaban dirigian, de algún modo, las conversaciones y las simpatias. El tipo, insisto, era agradable y de buena conversación, Eva se llevaba muy bien con él. Yo aportaba con cierta regularidad frases y dedicación, y me lo estaba pasando bastante bien, la novia hablaba bastante poco y si lo hacía a mi me parecían cosas con ciertos tintes de idiotez. Creo que no crucé palabra con ella. A las tres nos sentamos en unas piedras, estabamos muy metidos en el bosque. El sol rompía el techo de árboles y a mi ese sonido constante del rio bajando me dió ganas de cerrar los ojos. El tipo sacó unas cervezas de su mochila y yo saqué unos bocadillos deliciosos que habíamos preparado para la excursión. Comimos muy callados, pero muy callados porque disfrutabamos de esa sensación agradbale de quietud. De repente cada uno se tumbo en algún lado para dormir, Eva se apoyó en unas rocas al lado del rio y daba gusto verla así dormida, el tipo se quedó dormido bajo un árbol y su novia muy cerca de él. Yo me levanté, me apetecía de repente caminar por entre los árboles, por medio del bosque solo y me puse a moverme de un lado para otro, subí unas rocas y llegué a una esplanada con un verde intenso, me éstuve moviendo un rato de acá para allá. De repente me crucé con la novia de este y me quedé algo sorprendido. Sonreí y dije no se que frase insulsa. Sentí la timidez de estar a solas con alguien que llevas todo el dia pero no has cruzado palabra. Ahí en mediod e arboles y de pajaros y del rio que baja y del sol quedaba con fuerza. Me conoces, no se de donde salió todo eso, pero de repente nos lanzamos el uno contra el otro y de ahí al suelo y empezamos a hacer el amor como si se fuera a acabar el mundo en ese instante. Jamás había sido infiel estando con Eva pero ahí estabamos los pantalones torpemente en mitad de las piernas, en una situación incluso molesta. Lo sorprendente es que me sentía poseido y a la tipa le pasaba algo aprecido, como si llevaramos treinta y siete años deseandonos y en ese instante nos hubieramos encontrado. Era un estado de deseo incontenible. Lo raro empezó ahí, yo sentía además del deseo enloquecido que todo era extraño, en medio de los árboles ví a Eva dandose la vuelta. Es decir Eva no sabía que yo la había visto viendonos. Terminamos de hacer el amor, sin hablar nos vestimos y cad auno se fue por su lado, deshaciendo el camino de vuelta. Yo no sabía que coño hacer. Si lanzarme por el rio hacía la nada, hacía el mar y deshacerme o volver y pensar lentamente en esa situación. A la tipa la perdí de vista entre los árboles. Volví, me dije que disimularía y al llegar a casa habñaría con Eva del extraño acontecimiento. De algún modo rozaba un estado de locura, locura por que no entendía nada. Todo era incomprensible, hasta la misma primavera, de repente, me pareció un acontecimiento inexplicable. Cuando vuelvo parece como si nada hubiera pasado, Eva hace que está despertandose, el tipo aún está dormido y la tipa llega casi a la vez que yo, pero desde una dirección absolutamente opuesta. Despierta cariñosamente al tipo y nos ponemos en pocos minutos en marcha. El nivel de conversación permanece intacto y dos horas despúes estamos llegando al hostal donde nos quedamos. Nos separamos a las habitaciones para ducharnos y quedamos en una hora para salir a cenar. En la habitación Eva no dice nada, todo parece como si hubiera sido un invento de mi cabeza e incluso desde la pared nos vienen los gemidos de ellos haciendo el amor y Eva incluso se rie y hace un gesto inocente de sorpresa y casi pudor. Son tan nitidos los gemidos que oimos las frases algo exageradas de la tipa y Eva se rie muchísimo sosteniendo el sonido de su risa. Nos duchamos y a la hora prevista salimos. Cenamos, bebemos vino, yo bebo mucho vino, poruqe en el vino trato de entender, bebo mucho vino por que sin aclararme las cosas me relaja, al menos, los musculos, que permaneces extrañamente tensos desde los acontecimientos en la motaña. Bebo vino y me emborracho hasta el extremo. Estoy tan beodo que tengo que retirarme a la habitación. Pido disculpas y me voy. Eva se queda con los dos. Está muy simpatica y no le molesta que me vaya por estar borracho. Ellos se quedan tomando algo. De madrugada despeirto con una sensación durísima de sed y un potente dolor de cabeza. Veo que aún estoy solo y me levantó a beber agua y a mear. Por alguna extraña razón abro la puerta para ver en el pasillo si hay algún rastro de Eva. Oigo voces suaves que vienen desde el fondo del pasillo. Avanzo y veo que está Eva y el tipo haciendo el amor en las escaleras, tirados de manera extraña, a medio desvestir. Me doy la vuelta sin ser visto y me meto en la habitación, me tapo y trato de dormir.

Nunca, jamás, he hablado de ese fin de semana con Eva, pero te juro que todo fue muy extraño

2 comentarios:

Anónimo dijo...

na guara ultimamente escribes enratonao

Anónimo dijo...

na guara ultimamente escribes enratonao

Mi lista de blogs

Afuera