sábado, septiembre 20, 2008

Parentesis

Como las cosas se pusieron tan jodidas decidieron venderlo todo y cambiar de vida. Él aprendió un programa de edición sencillo, se compró una cámara barata y comenzó a ver las películas con otro ojo. No pretendía nada preciosista, nada elegante, nada elevado visualmente, pero al menos no cometer errores técnicos. Luego la convenció a ella y grabaron sus primeras escenas porno. No querían, eso fue su manfiesto, hacer porno barato, porno de siempre, las mismas posturas, la misma exagerada teatralización. Lo que querían era un porno sincero, honesto, hiperrealista. Tampoco algo crudo, casi documental. Habría historía, intensidad. Habría conflictos, los conflictos de cualquiera. El estaba convencido del triunfo de un porno sincero. Habría sexo, mucho sexo, pero un sexo a veces romántico, a veces efusivo, a veces desganado. Grabaron, grabaron mucho, escribieron algunas escenas, reconozcamoslo, notables. Desarrollos de guión interesantes. No era sexo por sexo. No era ella cruza la puerta y follamos por follar. Había un previo. El llegaba de trabajar, venía con conflictos, una jornada extenuante, una situación laboral de mucha presión. El hablaba de sus agobios con tensión, ella no gesticulaba. A veces el sexo, eso pretendian mostrar, el sexo es el camino de la salvación. No ya sólo un camino hacía el placer, sino un camino hacía la liberación nerviosa, hacía la salvación de la cotidianeidad. El colgó las primeras escenas largas después de luchar arduamente con las grabaciones en su ordenador. Descubrió la ingratitud del montaje. SUs videos no tuvieron éxito y ella reconoció que el buscador de porno no quiere reflexiones, quiere masturbaciones, pero no mentales. Ella quiso abandonar el proyecto, el no. El creía en ello. Grabaron mas escenas, mas porno dramas realistas. Nada. Aquello no avanzaba. No había respuesta del público. Ella desistió. Entraron en crisis. Ella se fue a vivir con su hermana. El se fue de viaje a Praga. Investigó, estudió la industria del porno Checa. Se metió donde no debía meterse. COnocío Etsrellas del porno, productores oscuros, un cosmos extraño y amargo. COnoció a tecnicos, ninguno apasionado. Detrás del porno sólo había dinero y eso es lo que buscaban todos. Nada mas. El buscaba el estilo. El Porno como arma. Se reunió con gente y preguntyó mas de la cuenta. Le secuestraron. Le encerrarón en sótano. Le bajaban cómida y le interrogaban en Ingles. ¿Que buscaba?. Su única respuesta, no le valía a aquellos. Dos semanas despué sy quince kilos menos le soltaron en Novo Mesto. Aún conservaba algo de dinero en el bolsillo. Entro en un café con su aspecto terrible y la camarera que el atendió le pareció definitivamente, la mujer de su vida. Se lo hizo saber y ella no se molestó. Le contó su drama e incluso lloró. La camarera sintió algo extraño por ese pobre hombre, s elo llevó a casa le dejo ducharse y le prestó una camiseta. El se quedó dormido en un sofá que le pareció un lugar exagerádamente cómodo. Al despertar ella no estaba. Se quedó tres horas quieto pensando en algo que iba variando. Pensó en muchas cosas pero en el fondo eran la misma. Apareció la camarera y el sitnió según la vió un golpe en el pecho. El amor es un instinto, un bote, algo no elegido previamente. Ella sonrió y hablaron, siempre en un ingles terrible, de Praga. Se besaron, siguieron besandose y dejaron de hacerlo. Ella hizo un getso con la mano, el no supo interpretarlo. Miró por la ventana y vió una calle extraña, una ciudad desconocida realmente. Hacía un frio tremendo y se apoyó en un radiador. Sintió algo parecido a una risa apagada, a la última risa. Ella le abrazó por detrás, le dió un billete que había comprado para que volviera a casa. Le anotó su mail en una servilleta y se despidieron. Una semana después él había encontrado un nuevo trabajo y había vuelto con su pareja. Años después apenas recordaba aquella anormal época de su vida.

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