jueves, septiembre 11, 2008

Iván Manuel Tevez

Siguiendo la huella del escritor Iván Manuel Tevez, se descubre una evolución extraña e incluso algo inexplicable. Iván Manuel Tevez comenzó su viaje literario conocido con una columna de ficción en una revista de literatura que se publicaba para los vecinos de un edificio de la 17 con 49. Un proyecto extraño la revista en la que colaboraba Iván Manuel, porque esta iba destinada a llevar novedades literarias y algunas piezas independientes escritas por colaboradores como Iván Manuel. De esas piezas publicadas por Iván Manuel cabe destacar sobre todo, por su calidad y por su delirante argumento, el cuento corto "La sonrisa de la montaña", la historia de un eco o de como un eco puede desatar un destino incontenible. La carrera literaria cobra algo mas de fuerza cuando publica para una editorial desaparecida y de la que apenas se conocen datos o referencias, su primera novela, esta mas bien corta pero intensa "No había agua cuando bajamos", una historia que no pasará a la historia de la literatura, pero importante para conocer la trayectoria del singular literato. "No había agua cuando bajamos" habla de tres músicos experimentales que deciden viajar siguiendo la corriente de un rio que pasa por su ciudad en busca del sonido mas íntimo de la naturaleza. Con la esperanza de encontrar un rio donde el rio que siguen va a dary del que este es afluyente, descubren que el rio concluye sin aviso, seco e inexplicable en medio de un valle. No habia agua cuando bajamos es un viaje al misterio, aunque alejado del misticismo contiene dosis de esos instantes en la vida que las cosas parecen no tener explicación y ante tanta incomprensión se le atribuyen a la magia. Luego Iván Manuel deja rastros de textos por aquí y por allá. Colabora con Los Simplistas, movimiento de fotógrafos caracterizado por la busqueda de la informalidad y de la pureza. Con ellos Iván Manuel escribe textos para acompañar las fotos del grupo en algunas exposiciones. Cabe la posbilidad de que Iván Manuel cobrase, por esto, por primera vez como escritor. Los textos son prescindibles, su único valor es histórico o biográfico por ser eso, los primeros textos que le proporcionan dinero. Segunda novela, primeros devaneos con el éxito. La segunda novela de Iván Manuel Tevez alcanza un gran prestigio en el mundo de la cultura. Muchos hablan de tevez como la gran esperanza de las letras, la nueva originalidad del país. El periodista y crítico literario Pedro Carora títula una columna como "EL nuevo aliento de la literatura". Bajo el título de "LA memoria está en el armario", donde el personaje protagonista siempre en rpimera persona confiesa todos los sentimientos hacía su pareja, una especie de poema largo, el libro es innovador en estructura y ritmo, el argumento es extraño, un hombre compara su relaciónde pareja con la ropa de fuera de temporada que estña guardada en el abrigo. "Es como ver la ropa de invierno en mitad del verano. De repente parece que jamás hubieras necesitado usarla, parece lejana y absurda, innecesaria, pero de repente sospechas que el invierno volverá a pesar de que cuarenta grados afuera lo hagan inimaginable. El invierno volverá y esas ropas se harán de nuevo necesarias, imprescindibles. Eso era y es ella". El texto como casi toda la obra de Iván es un viaje a la locura.

Viaje a la locura es a su ves su propia literatura, su propia vida. Iván vivió obsesionado con creear argumentos imposibles, estructuras nuevas, inimaginables. Tanto se buscó dentro esos nuevos elementos que todo él se sumió en ese caos, en esa estructura ajena al raciocinio. Iván terminó viviendo en la calle, pasando hambre, frio. Delirando, convirtiendose en un personaje casi caricarutizado. Hay mucha literatura de Iván, mucha y muy interesante al menos por el intento siempre feroz de Iván de alcanzar la originalidad, pero si hay algo elevado, sobrecogedor y necesario para la historia de la literatura es el cuaderno que escribió ya como vagabundo, cuaderno que fue encontrado entre sus manos el dia que apareció muerto en un banco de la Plaza Simón Bolivar. Ese texto contiene las mejores páginas de la literatura de los últimos dos siglos. Leamos, pues, a Iván Manuel Tevez. Es necesario

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