jueves, septiembre 25, 2008

Extrañas explicaciones

Al fondo alguién afinaba un Cello. Yo estaba en la puerta de una vieja casa en medio del campo, un dia de otoño y sin saber porque me venían las notas de un cello afinandose. Me resultaba incomprensible ese sonido, como solo resulta incomprensible las cosas que oimos sin saber porque nos están llegando a nuestros oidos. Llevaba cinco dias en ese sitio solo, estaba tan solo, y acostumbrandome tanto a ese silecio permanente que a menudo decía palabras en alto y me resultaban una invasión, de repente el lenguaje emitido, las palabras pronunciadas, no las que se piensan, las que van por dentro, sino las otras, las que salen, me parecían una autentica agresión. Así que me acostymbre a escuchar el silencio del campo, del otoño en ese estancia temporal en aquella vieja y destrozada casa de pueblo. Así hasta que escuché aquel Cello, aquel arco deslizandose por la cuerda, aquel sónido profundo que me llegó hasta el pecho. Miré a los lados y pensé:"Joder, sabia yo que esto iba a pasar. Al fin y al cabo llevo toda una vida esperando la alucinación definitiva. La perdida total de la noción de la realidad", pero no, seguí escuchando y me giré, entré en aquel espacio vacio que en su tiempo debió ser un establo y me encontré con un hombre mayor afinando paciente y parsimonioso un hermoso Cello. Saludé con descaro como tratando de dejar claro que aquello no me parecía bien, aquella repentina invasión. El hombre me miró y sonrió tiernamente. LA cara se llenó de arrugas en ese cariñosisimo saludo. Me queé entonces quieto esperando el siguiente momento, para ver por donde trasncurriria la situación. El hombre, se calentó las manos, lanzó la boina al suelo, miró hacía arriba como esperando las indicaciones del cielo o de alguien importante que habitase en las alturas y comenzóa tocar. Durante cinco mintuos pensé que me había muerto y que aquello era un rito de bienvenida en el mas allá, con todo y que no creo en el mas allá, aquello resultó sublime. No puedo decir que tocó aquel buen hombre, pero dada mi fácil tendencia a la lagrima no pude evitar dejar correr unas cuantas por la mejilla ante aquella mística situación. El hombre frenó en seco la ejecución y se quedó absolutamente estático. Tanto que primero me quedé quieto, habituado como estaba en ese instante a que todo fuera extraño, no me moví, pero comprendí unos cuántos segundos después que aquello pasaba de lo extraño a lo incomprensible. El hombre se había muerto. Luego llegaron ustedes, entraron y casi no recuerdo. Creo que ustedes me montaron en el coche y ahora estamos aquí. ¿Que mas quiere que le diga?.

.- Que lo entienda, amigo. Que ese hombre era su padre.


No hay comentarios.:

Mi lista de blogs

Afuera