lunes, septiembre 01, 2008

Historia corta

Bajamos por la avenida y llegamos al portal que en ese instante me pareció un buen portal, un portal agradable. EL portal de un edificio de un zona bien en esa ciudad llena de contrastes, en esa ciudad diabolicamente esquizofrénica. Subimos en ascensor y la mujer ya estaba en la puerta esperandonos. Nos hizo pasar, nos saludó con una amabilidad exquisita y nos sentamos en el salón. Tras ella me quedé viendo un cuadro amarillo. Un cuadro que recordaba a las tardes de vacio o algo parecido a las tardes que parece que el tiempo no avanza y que sin embargo se espera la noche como curación, como salvación de un dia que es muy olvidable. Eso era ese cuadro amarillo o se me pareció ser ese cuadro amarillo. Y la mujer hablaba de la imaginación desbordada de su marido, de la magia de su marido y yo recordé a su marido que había conocido años antes en una fiesta de descerebrados y el marido no parecia entonces un mago o un alma que posee magia. El marido mas bien parecía la silueta del dolor, de ese dolor oculto y terrible del que huye de si mismo y del mundo o de lo que el considera que es el mundo. Aquel hombre bebía como si fuera una carrera de formula 1 y adelantaba en las curvas de manera suicida, si entendemos por curvas el beber mezclando si ningún reparo. La mujer tiene el cuadro amarillo que parece una tarde vacia, una tarde en silencio una tarde en la que la personalidad cambia por que se piensa en lo que no siempre se piensa. El cuadro parece ese instante en el que encuentras algo ej lo que jamás habías reparado de ti mismo y ese instante donde ya algo cambia de por vida. Y la mujer habla de no se quye texto que nos encarga buscar, por eso nos ha citado, un texto en el que su marido deja constancia de la creación del grupo de lectores de textos inmensos. LA mujer dice que sabe de la existencia de ese grupo por algunas notas encontradas en el despacho de su marido, una sociedad secreta que reune los textos mas largos de la historia universal de la literatura y que se reunen a leerlos buscando crear un grupo opositor a los textos cortos, la lucha contra el mini texto. Salimos de ahí me enciendo un cigarro y me quedo pensando como es evidente en el cuadro amarillo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

tu fijacion con el humo del cigarrilo solo se explica por haber sido fumador pasivo y/o por la mitificacion de alguna persona muy cercana fumadora.

Henry S. dijo...

Mi padre murió de efisema pulmonar. Era un fumador compulsivo. Quizá eso aclaré tus dudas. Mas que mitificación lo que hay es cierto trauma.

Un saludo

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