sábado, septiembre 13, 2008

En aquel momento

Tampoco era exactamente blanco. Aunque realmente blanco, blanco no hay nada. Siempre es gris. Siempre. Pero la cabeza la tenía en blanco, ¿me entiendes?, unos cuántos minutos en lo que todo permaneció inactivo, estático ahí dentro. Sin moverse. Yo había llegado por pura casualidad hasta ahí, había visto un desvio de nombre atractivo, giré el volante y llegué a un lugar realmente conmovedor. El mar siempre ayuda a que las cosas parezcan mas sublimes, tiene esa presencia potente, las olas dan contra la piedra y tomas conciencia de que ese golpeo lleva siendo así miles de años y tu de repente apareces, miras la ola contra la piedra y te parece todo tan nuevo, tan como si etsuviera sucediendo por primera vez. Y no, de repente miras la ola golpeando la piedra, la apertua espectacular del mar hacía adentro y recibes el golpe del tiempo, eso lleva así miles de años. Miré todo eso un rato y de repente me quedé en blanco. Como una especie de tiempo muerto, ¿sabes?. No sucedió nada. Estaba ahí solo y todo se apagó. Al cabo del rato, no sé calcular cuánto, volví. Cuando volví todo seguía igual, pero me había quedado en blanco y tenía la sensación de que algo estaba sucediendo. Miré el mar, la ola contra la piedra y no había cambiado absolutamente nada. Ahí estaba yo solo, volviendo de algún estaod mental algo inexplicable para mi. Un estado mental que se había vuelto físico y de repente sentí algo parecido al regreso, como si estuviera volviendo de algún lugar muy lejano. Volví al coche, encendí la radio y sonaba una canción de Ali Farka Toure, un locutor al terminar la canción contó una extraña anecdota de un concierto de este años atrás. Fue extraño pero pensé que todo estaba sucediendo de manera engimática y sin embargo durante un breve espacio de tiempo, seguramente ni un segundo, comprendí todo. No comprenderlo en su totalidad, pero fue como afinarse con el tiempo, como si fuera parte de la ola, parte del ciclo, de ese golpeo contra la piedra. El locutor hablaba de no se que situación en Mali de donde era Farka Toure, de una entrevista, de un viaje. Sonó el aviso de hora, eran las siete, se iba el Sol. Estaba ahí. Justo ahí. Fue en ese momento cuando sonó el teléfono. Eras tu, con esa voz tan desgarrada, ya en la primera palabra comprendí que había algo de cadena en todo lo que estaba sucediendo. Esas sensaciones inexplicables, ilógicas, pero se sienten, sabes?, y tampoco te las puedes negar. La necesidad de una explicación, y la cadena, el ciclo, la ola contra la piedra me parecieron, al menos, liberadoras en ese instante. Arranqué el coche y volví. El viaje ha sido lento, pero me ha servido para pensar bien. Y ¿Tu?...

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