martes, febrero 05, 2008

Imprecisos

No guardo fotografías de entonces, nada que testifique que sucedió, que aquella época no fue lo que ahora parece, una inmensa nebulosa con límites poco definidos y de tamaño irregular. No hay nada a lo que agarrarse para sospechar que todo lo que recuerdo de entonces no es un invento. Lo sencillo sería un album de aquellos años que se entremezclan ahora y lo difuminan todo, levantar una foto y quedarse atontando pensando cuan rápido pasa el tiempo y dejandome arrastrar por sensaciones de entonces. La piel de esa época. Yo creo en eso, en que cada época tiene una piel distinta y todo se percibe durante ese tiempo bajo las intensidades de esa piel. Y yo recuerdo aquello y trato de ponerme aquella piel y dejarme arrastrar. Y todo, de repente es caótico, es lo incomprensible del tiempo, no tanto su velocidad sino que viene a trozos y sin orden preciso, un trozo del 96, un trozo de diciembre del 95, así. Y luego todas esas cosas borradas, que están o ni siquiera están´, que si alguien me las recordara ni siquiera así vendrían: "No me acuerdo, no me acuerdo de eso". Frases que dije y que a ti te construirían tu propia memoria y que a lo mejor tu, en las tardes de nostalgia, en esas tardes extrañas que te da por mirar atrás, a esa zona impecisa, recordarás poniendote la piel de entonces. Y también te parecerá una nebulosa irregular, y también dudarás de su certeza. Tampoco tendrás fotos, nada que certifique que allí estuvimos, que aquello sucedió. Nada. Nada por que en el fondo, y a pesar de todo, el pasado no existe. Ya no existen aquellas tardes extrañas. Ahora, justo ahora, recuerdo tu casa. Y parece irreal, coño. Una luz apagada y afuera la tarde y un calor del demonio. Y tu cama que sonaba mucho y unas cortinas de un color triste o un color que yo ahora recuerdo triste. Media tarde y la gente va volviendo y miro por la ventana y se me acaba la tarde y saldré de tu casa y no se donde ir. Nunca he sabido donde ir, bajo por las escaleras por que tu madre subirá por el ascensor y se nos ha acabado la puta tarde, era siempre como robar minutos a tu madre, era un robo, todo era ilegal, siempre. y bajaba a la calle y caminaba por la ciudad y no tenía nada que hacer y hacía planes mentales contigo, ninguno, evidentemente, se cumplió. Había algo de desgarrado y hay algo de desgarro según lo recuerdo. Y caminaba otra vez solo mucho rato y te llamaba desde una cabina pasado un rato y casi ya no sabiamos que decirnos, en el fondo nunca tuvimos mucho que decirnos, que decir salvo esa especie de nebulosa en la que vivimos ese tiempo. Desgastandonos lentamente, sólo había una ligera tristeza siempre que lo fue devastando todo, muy despacio. Así hasta que me quedé solo caminando sin saber muy bien donde ir por aquella ciudad que tampoco sé si existe y no es sino parte de la nebulosa. De esta nebulosa irregular e imprecisa que se veía siempre desde la ventana, tras aquellas cortinas tristes mientras la tarde pasaba.

No hay comentarios.:

Mi lista de blogs

Afuera