jueves, febrero 28, 2008

Escaleras mecánicas

En que momento empiezan a suceder las cosas. Quizá algunas horas antes aquella vieja escalera mecánica ya habría dado alguna seña invisible, su motor habría dado alguna muestra entre el bullicio de gente que sube, que se apiña a toda velocidad y asciende hacía sus obligaciones o una cita esperada. Quizá con los pasajeros de las ocho de la mañana ya había dado alguna impercetible muestra de su avería, pero la vida sigue, comos sigue el flujo de metros y de gente en esa estación del centro. A esa hora, sin saberlo yo estaba saliendo desde un lugar de la perfiferia, tranquilo después de haber entregado un trabajo a tiempo. Puntos inconexos de lo real. treinta y cinco minutos o quiza treinta seis o treinta y ocho, una cantidad de minutos exacta, después estoy caminando, y esto si fuera un video se vería a cámara lenta, se vería mis pies avanzando, haciendo la cola pertienente para entrar en la ascensión de esa escalera, unos detrás de otro, mi turno, escojo la fila de la izquierda, la de los ciudadanos mas apurados, la de los que suben los escalones a prisa, voy oyendo algo de música, incluso me vendrá a la cabeza alguna metafora sobre esa extraña situación de ser un ciudadano que sube las escaleras mecánicas del metro. VOy rápido, la escalera esta repleta de gente, una mano en un bolsillo la otra colgando. De repente, y esto es donde se desmuestra que la realidad tiene mucho de absurdo y que el destino no existen, que nada se decide de antemano, la escalera se frena, renuncia a seguir, frena en seco, bruscamente y claro, el efecto domino, que curiosamente genero yo por ser el único que no va agarrado,es demoledor. Caigo para atrás, caigo violentamente hacía atras pero además caigo ladeado, con lo cual la persona que viene detrás de mi en mi cola y la que esté tiene al lado en ese momento sufren la violencia de mi cuerpo sobre los suyos y sus cuerpo, quizá como un acto de protesta deciden no aguantar y alnzarse a su vez para atrás. Esto, a partir de aquí ya lo intuyo, o lo imagino por el montón de gritos que se van oyendo, pero teniendo en cuenta que yo estaba a un par de metros de la parte de arriba de la escalera y que ese tramo de escaleras es muy largo y que a esa hora la estación para un concierto de estadio, la caida afecta a un nuemro bastante amplio de ciudadanos. Resultado, tres heridos graves, seis brazos rotos, dos lesiones de rodilla, varias muñecas fracturadas, una mujer en coma, un desmayo, una perdida de conciencia. HAy gritos, susto, agitación al final del efecto dominó. Me levanto como puedo, trato de ayudas, cada uno se cerciora de su estado, y el montón de gente estirada por las escaleras se va recomponiendo salvo los afectados por lesiones. Nadie me ve culpable, nadie sabe que desencadené el caos, ni siquiera yo lo sé del todo. Al descubrir a la mujer en coma hay un histerismo incontrolable, aparece el orden úblico, desalojan la zona y me siento desvastado, culpable. Ordenan salir de ahí a los que no hayamos sufrido ninguna lesión, un hombre me obliga casi a empujones a salir de ahí. Mientras voy abandonando y casi afuera se oyen sirenas de ambulancias, gente que pregunta que ha pasado. Estoy sudando y comienzo a gritar que he sido yo, que me detengan que he sido el que ha provocado todo eso, la gente me mira como se mira a un loco inofensivo pasan unos camilleros a toda velocidad, vuelven a parecer cuando ya estoy fuera, con la mujer en coma. Pregunto que donde la llevan, que la conozco, me quedo fuera. Mirando el cielo claro de ese dia primaveral y pienso en el efecto domino que sigue a todo. ¿Donde iría la mujer en coma?, ya está todo afectado, ya ha girado brevemente el orden de las cosas y afectará inevitablemente a cada una de las cosas del mundo. Y así, sin decidirlo, he alterado el orden de un destino que no existe.

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