miércoles, febrero 20, 2008

H

H, que además de ser mudo, era terriblemente tímido, abandonó su ciudad en Febrero de aquel año. El destino había sido escogido trás un minucioso proceso de azar y aquel dia lluvioso cogió sus maletas, sus discos, una selección de los libros imprescindibles ya leidos y los que tenía como urgentes por leer. H se montó en el avión, cerró los ojos y decidió emprender la aventura. De la ciudad nueva H apenas conocía nada, algunos pasajes de literatura de sus autores favoritos y algunas historias y anecdotas recopiladas entre la gente que había viajado a lo largo de los años, poco mas. El aterrizaje le plantó en una ciudad gigante, inabarcable. El taxi, en un hostal pequeño pero acogedor del centro. Se comunicó con rápidas notas con el dueño del hostal que jamás había tratado con un mudo y que miraba a H con cara perpleja. H había comprobado millones de veces esa reacción casi absurda de la gente que cambia su forma de hablar cuando descubren su eterno silencio. Dejó las maletas, se cambió los zapatos y salió, a pesar del cansancio, a pasear por la ciudad. Con un plano en la mano fue recorriendo el extraño laberinto de esas calles desconocidas y terminó entrando en un restaurante pequeñisimo a comer algo. Le sentaron en una mesa y le dieron una cerveza mientras revisaba la carta. En ese momento un hombre abrió la puerta. Era un momento curioso, pensó H, ese instante en el que el camarero se peirde en la cocina y queda el rastaurante vacio. El hombre miró a H y se acercó hasta su mesa. Se sentó y dijo algo que H no entendió del todo. Abrió una maleta y sacó miles y miles de hojas sueltas ordenadas con precisión que entregó a H casi ceremonioso. La sopresa de H fue descubrir que cada hoja contenía sus frases anotadas a lo largo de años y años para comunicarse con el resto de los hombres. Desde las mas recientes "Tendrá planos de la ciudad", entregado un par de horas antes al hombre que atendía un quiosco, hasta alguna conversación muy antigua y que H fue recordando según reconocía su letra. El hombre permanecía callado observando a H recuperando su comunicación con el mundo. H comenzó a llorar al reencontrase con las frases y preguntas a un médico hace siete años, H sonrió al ver las frases que escribió para hablar con el bibliotecario, H sorprendido al releer las frases que escribió cuando conoció a su ex-novia, H meditabundo al reencontrarse con el papel donde escribió que JM debía morir, H comprendiendo cuando se encuentra con las frases que escribio a aquel hombre en aquel bar de aquella calle. EL hombre mira a H y dice: " Entiende ahora por que le he seguido todos estos años" y en ese instante H le mira y afirma. Sabe que ese rostro que tiene enfrente es el rostro del hombre que va a acabar con su vida y cierra los ojos.


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