sábado, febrero 16, 2008

Guadalupe

Guadalupe tiene la extraña manía de llamarme los domingos por la noche e invitarme al sotano de la tienda de su padre. Una tienda exclusiva y elitista de antigüedades del medio oriente, rarezas que el padre de Guadalupe consigue en unos viajes eternos de los que vuelve siempre mucho mas viejo y mucho mas amargado y sensiblemente mas paranoico con no se que historias de conspiraciones que nadie termina de entender. Guadalupe me invita los domingos por la tarde y bebemos absenta que le roba al padre de un armario Sirio que cree nadie puede abrir y que Guadalupe abre con facilidad sublime. A Guadalupe le gusta hacer el amor mientras bebemos encima de un armario con formas algo alucinadas de no se donde. Ella es exagerada y dice cosas que no entiendo y luego las justifica diciendo que a ella la absenta le genera unos efectos extraños en el lenguaje. Luego me obliga a leer a Rimbaud mientras se sube dentro de un armario chino y escupe mientras dice el nombre de su madre y a mi todo ese me parece no estupido, pero si casi absurdo o excesivamente forzado. Luego se desnuda y a veces me pide que corramos por el sotano pero yo nunca corro, me quedo sentado mirandola y pensando que nunca volveré, que cuando me llame para ir al sótano no volveré pero siempre termino volviendo y siempre el mismo rito, la absenta, el sexo teatral y las escenas malditas de la Guadalupe. Y en realidad me gusta hacer el amor con Guadalupe y en el fondo me gusta la absenta aunque beba poca por respeto, por que en el fondo le tengo miedo a mi cabeza y sé que si me dejo llevar el viaje puede ser de no retorno y Guadalupe me dice que yo tengo talento y sensibilidad pero que me mata la cobardía y yo me quedo callado y pienso que en el fondo a ella le gusta eso, mi sentido del ridiculo y no dejarme llevar por esas pretensiones de poeta maldito que tanto le gustan a ella. Guadalupe es frágil y apasionada. Y dice que los hombres, ninguno, en el fondo, sabe hacer el amor y que ese es el gran problema del mundo, que los hombres son todos ineficientes y las mujeres insatisfechas y Guadalupe emiepza a arrastrar la lengua como borracho viejo y dice que alucina, que la absenta la hace alucinar y yo se que eso quisera ella pero que eso no ocurre... Y un dia, decidido, le leí uno de mis poemas y comenzó a reirse, pero luego lloró y lloraba mucho y le preguntaba y no contestaba y me miró y me dijo que no me volvería a verme, que dentro de mi solo había dolor y que era mejor estar lejos de mí y yo no comprendí, me fui de allí desorientado, pero efectivamente jamás me volvió a llamar. y ese poema lo lancé en el rio mientras volvía a casa y ese año no llovió y se seco el rio y yo, por extraño que parezca, me sentí culpable...

2 comentarios:

Guy Monod dijo...

Bolaño, has vuelto.

Unknown dijo...

Hace mucho que no te leía Henry, muy bueno este escrito!

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