martes, febrero 26, 2008

El cuaderno de Sorel

Sorel anotaba en un cuadernillo ideas, frases y resumenes de conversaciones. Afirmaba orgulloso, que ese cuadernillo escondia la explicación a los grandes secretos de la vida. Sorel llevaba ese cuaderno a cuestas siempre y sólo alguna vez, cuando habíamos bebido mucho o habíamos fumado monte, hablaba de´lo que contenía. Así una vez contó que, y esto lo decía mientras leía fragmentos, que tenía anotada una conversación con el Cabo Prado, que fue un tipo que le detuvo años atrás, o que mas que detenerlo le retuvo unas cuantas horas pero dentro de una amabilidad anormal dentro de las formas que habitualmente se sufrian. El Cabo Prado habló de música y decía que la música era el motivo de la existencia, cosa que Sorel apoyaba, pero el Cabo Prado viajó a varios lugares en aquella larga conversación y se fue a un terreno que a Sorel le pareció oscuro o terrible y escuchaba al Cabo Prado y el Cabo Prado filosofaba sobre los hombres, o lo que es mas terrible aún, sobre el nacimiento de los hombres. El Cabo Prado afirmaba que el nacimiento de los hombres ya nos habla de lo terrible y de lo en contra que esta la naturaleza del nacimiento. "Venimos llenos de sangre y tras un proceso traumático. Somos sangre, somos sangre soldificada. Somos el extremo sangriento de un triangulo que se desangra por uno de sus angulos. No deberiamos nacer. Deberiamos permanecer quietos, no procrearnos y detener esta marcha hacía el dolor. Somos sangre por que somos heridas que duran lo que duramos vivos. SOmos las heridas de la eternidad. Nacemos envueltos en sangre como nacen las heridas, nos vamos cicatrizando, por que la vida no es mas que un lento proceso de cicatrización y luego el mismo cuerpo que es el tiempo, nos expulsa, nos regenera y para el tiempo regenerarse es convertirse en nada y en eso nos convertimos. En nada y ahí, en ese lugar, en ese estadio es donde debemos estar". Eso contaba Sorel, casi asustado por que agregaba que el Cabo Prado era un tipo con voz pausada y grave, y con mirada dura pero triste y que mientras le retuvo hablaba de miles de cosas y que esta teoria o esta filosofía la expuso casi al final y que despues de soltarla se quedó unos minutos callado, mirando a la pared blanca de enfrente y que luego le miró y le dijo que se fuera, que se habñia terminado la detención. Y Sorel salió de allí asustado y sintiendose agitado por las teorias del CAbo Prado y sacó su cadernillo y anotó todo lo que recordaba. Y eso me contaba aquella vez mientras veiamos la hora en que el dia termina y el sol comienza su diaria despedida.

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