martes, octubre 27, 2009

Vox

Es la hora. Pasen, vayan pasando lentamente. Comienza este baile. He preparado todo delicadamente. La media luz precisa, las cortinas echadas, las persianas bajadas. He servido algunas copas por si quieren beber. Pasen pero no se sienten, pensaba en bailar así que lo conveniente será hacerlo, yo estoy dispuesto. Sonará el vinilo con esa antigua canción, la aguja atravesará los surcos y conociendo como conozco ese viejo vinilo se detendrá insaciablemente después del estribillo. Ese disco lleva años pinchado en ese mismo punto. Recuerdo aquellos años cuando de niño recorría esta casa ya de noche y desde esta sala donde no nos dejaban entrar salía como una brisa suave esa canción recorriendo el pasillo donde me escondía para escucharla. Me aprendí de memoria ese salto constante. Terminaba el estribillo y comenzaba el salto, la repetición enloquecida de esa sílaba, entonces algunos segundos después mi abuelo debía levantarse y levantar la aguja los milímetros precisos para dejarla caer algo mas adelante y proseguir con esa escucha accidentada. Sin embargo, para mi esa canción es inconcebible sin ese salto, sin esa detención repentina, pero... por favor, no se queden ahí pasen. No se cohiban. Nos conocemos desde hace tanto tiempo que aún sin conocer sus caras no me resultan ustedes desconocidos. Así que pasen, expándanse por el salón, dilúyanse entre la luz baja, entre las lámparas, entre las cortinas y déjense llevar ¿Les apetece bailar? ¿No quieren beber nada? No llevan hoy sus máscaras, han venido sin disfraces. Hoy no será una baile al uso, sospecho. Resulta sorprendente, siempre resulta sorprendente esta ceremonia, en el fondo, créanme, hay algo agradable, hay algo que se disfruta, un oscuro goce. Perdonen, no me entretengo mas. Que suene la música. Siguen aquí los vinilos, siguen aquí. Me veo repitiendo los gestos de entonces, los que escondido veía hacer a mi abuelo. Ahora la aguja comenzará el viaje y... ¡vengan! ¡bailemos!. Suelten sus voces, sus susurros que tantas veces he escuchado a solas. Entren y bailen ¿Quieren beber? Pasen, giren conmigo por este salón. Bailemos, suena esa música antigua, esa voz triste ¿Escuchan la letra, mis viejos fantasmas? Es tan desgarrada, viene de tan lejos. Pasen mis voces invisibles, pasen, vengan conmigo, comiencen otra vez a hablar, a acosarme de cerca, pero hoy, hoy díganmelo cantando, mientras bailamos ¿Están todas? Si, no parece que falte ninguna hoy. Aquí están en este viejo salón. Hablen, hablen, mis adorables fantasmas susúrrenme al oído, que ya falta poco para que termine el estribillo y se quede el disco enganchado en ese surco. Háblenme, háblenme susurrado como tantas veces, pero bailen, bailen que ya va a terminar el estribillo y ahí, hoy, hay sorpresa, les tengo preparado un regalito. Sigan con sus susurros y bailen, que ya está aquí, ya está aquí, quí, qui, quí, qui

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Brillante! Tienes la habilidad de desempolvar cosas que se esconden tan adentro en mi memoria...me sorprenden tantas similitudes en introspecciones como éstas. Me soprenden las sincronías que van de la mano durante el curso de dos vidas aparentemente tan distantes!

Bravo por eso, H.S. Bravo siempre!

CL

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