jueves, octubre 22, 2009

Club silencio

Has vuelto. Aquí estás otra vez. No niego que te esperaba, que quizá llevo demasiado tiempo aquí sentado esperando ver que se abre esa puerta y que la cruzas. Has vuelto, aquí estás. No has cambiado o sólo has cambiado lo que el tiempo decide que cambie. Lo que el tiempo opera en nuestros gestos, la impresión lenta del dolor, del pasado, de las noches sin dormir, de las angustias. Si te miro desde aquí, iluminada por la tenue luz de la lámpara de pie, podría jugar a intuir cosas que desconozco de todos estos años. Sin embargo, y eso es lo sorprendente, apenas has cambiado. A eso juega el tiempo, a ir pacientemente y con muchísimo cuidado, variando las formas de las cosas, de nuestras caras, de nuestras manos, de la tierra, de las cordilleras, de las costas. Mantienes intacta, como lo diría... esa dulzura sensual. Odio usar las dos palabras. Dulzura, sensualidad, pero tenías entonces y mantienes ahora, esa inocencia animal. Uno sabe, o sospecha, que el sexo contigo sería el ejemplo exacto de eso que leí ayer: "Hacer el amor es un retorno, un impulso atávico que nos conduce a la caverna original, donde se bebe el agua que nos dio la vida". No me malinterpretes, ya estamos mayores para malinterpretarnos, no es que te vea ahora, tanto tiempo después y este llevándolo todo a un terreno sexual. Yo también se que eso es lo que menos va a suceder esta noche, que es lo menos interesante de toda esta reaparición. Nada mas emocionante que tenerte ahí, de repente, fantasmal. Ahora estás ahí, le llaman reencuentro, pero en nuestro caso es distinto. Estamos cercanos pero distantes.

Ahora llega la parte mas demoledora. Recordaré algo de aquellos años que seguramente tu tengas borrado, enterrado en las cajas de la memoria y tu hablarás de otras imágenes, de otros recuerdos que yo no tengo, que también están ocultos en mis cajas, en los almacenes subterráneos. Y nos sorprenderemos escuchando al otro contando eso que ni sospechábamos y nos conoceremos un poco mas, el uno al otro, pero también a nosotros mismos. Esa sorpresa de reconocerte a ti mismo en un pasado que para nuestra memoria no había existido. Y nos diremos, por dentro, mientras el otro narra "Caray, yo también soy ese. Lo que recuerdo pero también eso. lo que dejé de recordar". Somos eso, aquí estás otra vez. Has vuelto, sin volver, porque se que tu paso es fugaz, que pasas para dejar esa imagen, tu imagen bajo la luz de la lámpara. Si acaso esos recuerdos que el otro no recuerda. Solo eso. Ahora darás la vuelta, te veré cruzar la puerta de nuevo y extrañamente dejarás el olor que llevabas entonces, no ahora, porque desde aquí no alcanzo a olerte, pero lo huelo, viene otra vez aquel olor que no llevas ahora, sino que llevabas entonces. Girarás y desaparecerás en medio de esta noche y así, así hasta que nos veamos de nuevo aquí dentro de otros quince años, quizá mas. Quizá nunca, que es el tiempo definitivo. Quizá, y eso en el fondo es lo mas posible, nunca mas te vuelva a ver. Entonces guardo tu foto donde siempre ha estado. En ese álbum olvidado en el armario.

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