domingo, octubre 11, 2009

Domingo

11 de octubre. 8:11

Creo que se ha dicho millones de veces, pero el valor de los amigos es infinito. Cuando percibes la magnitud de este encuentro, aún mas que nunca, te das cuenta que la vida es azar. Eliges los amigos, si, pero es el azar el que reparte las cartas. La mayoría de la gente mas importante en mi vida apareció en un contexto casual. Los vecinos de Barquisimeto se terminan convirtiendo en una parte fundamental, entrañable, familiar, pero no hay una decisión inicial, terminé viviendo en ese edificio como pude haber terminado viviendo en otro. Una llamada, un cartel, un teléfono, a mis padres les resulta conveniente ese apartamento y 18 años después estas despidiendo a uno de esos vecinos en Madrid, al padre de un chico que conociste casualmente y con el que de repente hablabas de música. Este se monta en el taxi, se va al aeropuerto y giras y sientes todo el privilegio que te ha dado el azar. Podría haber sido el padre de un amigo, nada mas que eso, y sin embargo se ha convertido en tu amigo, en un privilegio. Si tuviera mas habilidad para ello escribiría un elogio de este hombre admirable, del valor incalculable y de lo que aportan los hombres, los pocos y contados hombres como el. El cambio, la revolución, están en su manera de conocer profundamente al ser humano. Cuando el conocimiento, un conocimiento tan vasto, la brillantez y la agudeza intelectual y la acción, se juntan en una sola persona no se puede esperar mas que beneficios, pero no beneficios personales, sino beneficios colectivos, el cambio real del mundo. Son esos pocos hombres lo que cambian a mejor el curso de la historia. Es en ellos donde empieza el cambio, pero el cambio real, donde la idea se hace tangible. Lo logran en su trabajo diario, pero lo logran también con la gente que tratan a diario. Unas cuantas conversaciones emocionantes, la recomendación de unos cuantos libros que ahora tengo a mi alrededor, cerca del ordenador, y que seguro se convertirán en importantes, las anécdotas e incluso los recuerdos, la honestidad y el rigor intelectual. Eso dejan a diario, en sus trabajos, en sus contactos, a los que les rodean. Eso me deja a mi según se ha montado en el taxi aquel hombre que conocí por azar, porque terminé viviendo en un edificio en el que obviamente yo no había decidido vivir, sino que fui llevado de niño. El azar barajó y repartió las cartas y me tocaron todas las cartas. Escalera real de mano.

3 comentarios:

illot dijo...

oleee!!

Guy Monod dijo...

Eres un AS!

.Guy

Anónimo dijo...

Que lotería, y cuanta buena fortuna de uno. La vida es una caja de sorpresas inexplicables y maravillosas cuando se trata de amigos así.

Pensé que no sería necesario decir nada, pero ya ves, no podía ser tan incospícua mi visita.

Bravo por todo esto!


CL

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