viernes, octubre 02, 2009

Blanco

Ahora eres una ballena. Te deslizas sin saber que te deslizas por entre una masa incalculable de agua. No sabes lo que es el agua. No sabes que eres una ballena, tampoco defines los colores que vas atravesando, porque, y eso no lo sabes, desde fuera se te ve atravesar colores, intensidades de luz que van variando constantemente. Eres una ballena y yo soy incapaz de saber que mas eres, si sólo te desplazas en busca de tu propia existencia, si buscas alimento o si sólo te dejas arrastrar por el placer que te dan tus virtudes naturales en lo profundo del océano.Si percibes que te miro, si te percibes dentro del agua o si percibes algo en ese movimiento de apariencia suave pero profundamente brusco. Eso, claro, no es eterno. Ahora mismo ya no eres ballena. Te has desplazado a otra forma. Ahora eres ese brillo que revienta en la parte alta de las olas a media tarde, cuando el sol se empieza a ir. Eres ese brillo que ciega, pero ciega de felicidad, porque es verano, porque atardece y porque eres variable y te mueves por diferentes partes de la ola, en miles de olas que van viniendo. Te miro desde la orilla y te mueves. No hay manera de retenerte, porque cuando creo verte en la cresta de la ola ya la ola revienta del todo y desaparece y te encuentro segundos después en otra ola que hace lo mismo. Es un movimiento interminable, pero es realmente agradable, hipnótico. Eso eres este rato hasta que te vas transformando, esta vez lentamente, en persona. Somos dos, tu y yo, ahora eres una chica de pelo liso, de pelo oscuro. Sonríes y bailamos. No se donde coño estamos, pero estamos bailando. La sonrisa es profunda y te nace en lo mas profundo del estomago. Hay algo, invisible, que me une a ti. Eso eres este rato, una canción en algún lugar donde es de noche y hay mas gente y poco importa el tiempo. Oigo risas lejos y tu te deslizas como ya hicieras cuando fuiste ballena, pero esta vez a la manera de baile casi tribal, muy eufórico. En medio de un movimiento de brazos muy rítmico todo se detiene y pasa a un silencio amable. Hay un espacio blanco y de límites invisibles. Ahora eres ese sonido que percibo. Un susurro agradable que casi acaricia el oído. Eso eres, ese sonido desplazándose por la habitación blanca desde un lugar inalcanzable hasta mi oído donde te transformas en otra cosa que mi cerebro no logra descifrar. Eres ahora ese sonido amable, suave, casi inaudible, de variaciones leves, una curva sonora que crece y decrece, un eco que viene seguido de otro sonido idéntico. El espacio existe, en este instante, para percibir ese sonido que eres tu. Ahora, justo cuando el sonido se va desvaneciendo te vas convirtiendo en letras, letras que van pasando, unas detrás de otras. Ahí vienes en palabras desmenuzadas, como hojas que van empujadas por el viento. Letras, palabras, frases y un punto final que viene al final del todo, detrás de todas las frases que forman el texto, un orden que nadie ha establecido salvo tu, que eres invisible, que existes pero no, que no te encuentro, que eres también ese punto final que viene a lo lejos y se coloca justo aquí.

2 comentarios:

cayoyin dijo...

Brutal. Me encantó!

illot dijo...

Muyyyy bonito!!!

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