viernes, septiembre 10, 2010

Noche larga

Primero es una extraña y confusa adaptación a la oscuridad reinante. No ubico del todo el entorno. Vengo del sueño y tardo algunos gigantes segundos en descifrar que, como. Miro el reloj en la mesilla y la conclusión es inmediata: se que me acabo de desvelar, que ahora me costará recuperar la cadencia del sueño. Las primeras preocupaciones son la suma de horas. 3:01 de la madrugada, dormiré poco y ya mañana quedará castigado por este absurdo estado. Los ejercicios respiratorios pertinentes no me dan ningún resultado. Giro, cambio de postura, dejo la musculatura suelta, respiro hondo y trato de no pensar en el sueño. EL problema del insomnio es que piensas todo el rato si es posible que ya te estés durmiendo y esa misma atención te impide el sueño. Para dormirse no hay que pensar en dormirse, hay que caer, lanzarse a ese vacío necesario. 3:12. La noche promete duración, irrumpen las primeras imágenes, el insomnio no es sueño pero curiosamente tampoco es no sueño. En el insomnio las imágenes se empiezan a semejar al sueño siendo todavía las de la vigilia, la confusión absoluta. El pensamiento no es desbordado y de orden imposible como en el sueño, por no es lineal y está afectado, dimensionado, transformado. Está filtrado. 3:19. Si me durmiera ya, si cayera en esa cueva. Si la caída fuera larga, pronunciada, casi sin fin, si ya aparecieran las imágenes irreconocibles mañana no sería un día cruel, un día marcado por el cansancio. 3:25. Lo más importante es no pensar en este proceso. Estoy desvelado pero no debería pensar en que estoy desvelado. 3:56. Casi la primera hora restada al sueño. Una hora menos. Debo pagar el piso a primera hora. Estoy tocado de fondos, la cuenta está muy disminuida con tanto gasto. Me tengo que plantear una disminución de gastos si no quiero tener problemas. Tengo que pagar lo que queda de coche. Además las cosas no van bien en el trabajo. Ayer cometí varios errores y encima llevo una época en el punto de mira. Si sigo así seré el siguiente de la reducción. A mi edad, todavía con esta inestabilidad. Creo que las cosas no han ido como quería desde que acabó lo de Claudia. Debo tomar el hilo de nuevo, creo que estoy tomando decisiones erróneas últimamente, debo sentarme a pensar el camino. 4:21. Hoy no engancho el sueño. Se me va. Y encima me duele la cabeza, llevo una época con este permanente dolor de cabeza, quizá debería ir al médico. Quizá es el insomnio que me produce esa sensación de hinchazón, de aire comprimido a la altura de la sien. Aunque al hermano de Juan le empezó con algo así y fíjate como terminó, pobre hombre, era tan joven. Quizá mañana pida cita, no vaya a ser que esto sea algo más complicado y por no ir al médico se me vaya de las manos. 5:23. Se acerca el amanecer, no soporto la luz creciendo cuando yo no he pegado ojo. Debo dormir. Duérmete. Duérmete ya. Cierra los ojos relajadamente, ignora ese dolor de cabeza que aumenta. Yo creo que va a más. Me duele más que antes y encima esas imágenes cada vez que cierro los ojos ¿Por qué la cara de Soriano, al fondo del pasillo, sonriendo? ¿Por qué esa forma que va y viene? Respira, suelta los músculos. 6:01. Aún no ha cambiado la luz, noche ciega. Debería aparecer el primer cambio de tono. Noche profunda. En hora y media me tengo que levantar. Debería hacerlo ya, no vaya a ser que ahora duerma y sea peor. Fondo, pasillo largo. Hay un ventanal que alumbra de forma cristalina. Avanzo. 6:02. Hay una hora en la que todo se detiene y se forma. ¿Como sería mi madre si aún estuviera? Hay un árbol frutal en el jardín. Hay una sombra larga, de dos o tres kilómetros que cruza un desierto. Ha pasado cinco horas y no amanece, ¿Es hora ya de trabajar? Ya casi me veo despierto. Es el otro el que se pone de píe y camina. Sale a la calle, hay una proyección en el edificio de enfrente. Todos los vecinos miran. Es el otro el que va al metro, sin embargo aún no amanece. Sigue la noche, como si jamás fuera a llegar el día. Siete horas y no hay cambio de tono, noche cerrada. Es el otro en el andén vacío, donde aún no hay nadie y donde no pasa tren. Es el otro el que suspira. Noche cerrada. Noche infinita. ¿No va a amanecer jamás? Me veo bajo la manta. Hace frío pero hay un fondo de calor. No amanece. Han pasado diez horas. ¿Llevo diez horas desvelado? Noche en vela, ahora entiendo. Noche con la llama rompiendo con ese baile nervioso de la llama débil de una vela ligera, la imponente oscuridad. ¿Qué hora es que no llega el amanecer y han pasado tantas horas? Es de día sin amanecer. Ya casi llegamos a mediodía: ¿Y si me pongo en píe amanece? Pasa la hora de comer y no amanece. pasa la tarde. La ciudad a oscuras, noche cerrada. Llega la siguiente noche y sigo aquí, con los ojos cerrados sin dormir. EL dolor de cabeza que no cesa. Sigue la noche profunda. ¿Qué insomnio es este que nunca amanece? ¿El insomnio infinito? 32 horas de insomnio. Ya no marca hora el reloj. No duermo, es el otro el que camina por ese bosque y decide la ruta. Al fondo crece una flor. Hay un cielo encendido en rojos apagados. ¿Qué insomnio es este que no duermo, que no amanece? Es el otro el que asciende y descubre otra ciudad lejana, otras atmosferas. Al fondo el mar. Un barco con una luz intermitente que se acerca y crece. Es el otro el que me siento en la roca, es el otro el que miro mirando, es el otro y miro el horizonte marino y el barco que viene, es el otro el que ve el barco y veo su luz que crece, que sigue creciendo que se cuela por la ventana y amanece. Es el otro que despierto y miro la hora. 7:30. Despierto.

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