viernes, septiembre 03, 2010

Mi vida

La colección era elegante. Las portadas tenían un diseño preciso. Una ilustración amable sobre un fondo negro, el título o bien en rojo o bien en amarillo. No había oído o leído nada sobre el autor, tampoco sobre el libro, lo escogí en la librería por un proceso no siempre concreto de selección que realizo a la hora de seleccionar una compra. En líneas generales me fío de esa editorial, de su riesgo, de sus autores desconocidos. Entre las estanterías lancé la mano y me hice con él. Lo revisé por encima, la reseña veloz, una lectura rápida de paginas en mitad del libro. Me llamó la atención cierta descripción, algún juego en la narración, una frase del personaje de ese cuento del medio del libro. En la última página revisé los títulos de los relatos cortos que contenía todo el libro. El título de la colección de relatos de ese autor desconocido no me atraía, sonaba mal, débil, ñoño: "Mi vida". Sin embargo me arriesgué y lo compré. Llegué a casa. La media tarde agonizaba, la luz era tenue, poco ruido. Puse la bolsa sobre la mesa, me quité los zapatos y lo abrí. Me senté en el sofá, encendí la lámpara y comencé la lectura:

Leo, leo atento, concentrado, reflexivo. Me sorprendo con algunas frases, me arrastro en esa trama cotidiana, en ese parecido con mi tarde. El protagonista entra en la librería, es observado por el narrador, recorre estanterías de su librería favorita. El narrados describe el proceso de selección que es tan parecido al mío. El protagonista lanza la mano a un libro que coincide con las características del que yo ahora leo, coincide también el título. Sonrió ante el juego literario que propone el autor. El protagonista, nos cuenta el narrador, vuelve a casa, se quita los zapatos, se sienta en su sofá, enciende la lampara en esa tarde que ya agoniza y comienza la lectura de este mismo cuento. Leo y me leo. Paso páginas, las sigo pasando, me sigo leyendo. EL cuento jamás termina, al menos lleva años sin terminar, a cada paso de página aparece una nueva, jamás llego al siguiente relato. Cuando creo que la siguiente página será la última, el final, me leo pasando página, me leo leyéndome y así, así años, toda esta vida: Mi vida

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