viernes, enero 01, 2010

El otro tiempo

Es una fuga furiosa, pero también tiene mucho de desequilibrio, de frenesí, de caos; aunque bien mirado no es caótico y tiene un orden, viene y va hacia algo. Agota, desgasta y arrasa y más con este vacio y esta ausencia. No hay nadie a mi alrededor, salvo la distancia y esa vista del pueblo allí a lo lejos donde veo los árboles agitados, como si estuvieran en constante discusión con el entorno, con ese vacío en este extraño silencio y esta ausencia en día de fiesta. ¿Indica algo este viento brutal el primer día del año?¿Se han ido todos con el viento, los ha arrastrado este viento violento y desquiciado? He salido a primera hora a pasear, no había nadie y he caminado hasta estos terrenos al otro lado de la autopista. Camino entre los árboles frutales que también sufren la violencia y reflexiono sobre el tiempo y las marcas de los hombres. Se abre un año, se abre una decada pero nada de eso lo perciben ni los árboles frutales ni estos caminos de tierra, tampoco mis huellas sobre el suelo humedecido, estas son mis marcas, pero las marcas de un sólo hombre. Las otras marcas, las de los días, las de los años, la de los siglos son otras y son invisibles y arrasan como este viento que tampoco se ve, pero empuja y todo lo afecta. Camino a solas este primer día que nada sospecha en este entorno, ese árbol que agita sus ramas. Nada saben ellos de que hoy arranca un año, salvo yo que empiezo a estar cansado de ir contra esa fuerza invisible y feroz. No hay nadie, se los ha llevado el viento. Hay vacío y mi cabeza siente el zumbido insaciable de este viento agotador. Que pare ya, que vuelvan todos, que venga también las marcas y el tiempo que no volverán, porque este viento bestial se lo ha llevado todo, también la noche, también el tiempo. Feliz año nuevo.

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