viernes, enero 15, 2010

Destellos

Destellos. Bar terrible donde terminan entrando los camareros de otros bares terribles que cierran un poco antes que el Destellos. Al fondo, en una esquina que no tiene sentido, hay un caballo dorado al trote reflejado en un espejo donde comienza una forma de realidad que se distorsiona. Bien mirado el Destellos es el otro lado del espejo. Uno sospecha, siempre, que detrás de la pared que reflejan los espejo hay una realidad no reflejada, que no tiene eco en este lado y que allí, en aquel lado del espejo que no es reflejado, sucede algo inalcanzable, imposible. Allí, en ese lado no reflejado de los espejos está el Destellos. Entra un camarero de un bar que ya ha cerrado, por que es la madrugada, que podría ser el malo de una película de delincuentes de serie B. Un camarero que es malo y que a las tres de la mañana se convierte en Zombi. El camarero pide cerveza al dueño del Destellos, un tipo que no existe, o sólo existe al otro lado de la barra del Destellos. Cuando el Destellos cierra el tipo desaparece. Quizá coge el caballo dorado al galope y atraviesa el espejo y se pierde en un mundo algo menos enloquecido. El destellos es un viaje en el tiempo. Puedes ir a unas décadas anteriores pero que en el fondo no existieron, pero realmente el destellos es un lugar donde entran los únicos supervivientes del planeta en el siglo 23. EL único bar en medio del desierto en el año 2431. Y el caballo del destellos, ese adorno demencial, viene de un bazar de una ciudad arruinada en medio de un continente donde ya no habita nadie. Suena música repetida. En el destellos las canciones suenan siempre dos veces, una detrás de otra, porque la realidad se reafirma de otro modo. Una canción repetida es el eco de un instante justo anterior. En el Destellos se experimenta con el deja vu. En el destellos has estado, pero has estado en el instante justo que acaba de pasar. Como si fueras un eco de la canción anterior. Suena Scorpions y vuelve a sonar, y tú habitas en el segundo scorpions pero recuerdas haber habitado en el primero. Eso es el destellos, una zona que el espejo no refleja, un caballo que atraviesa un desierto del siglo 23 y lo más jodido de todo, es que está en la calle Galileo Galilei.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué chungo lo de que repitieran las canciones dos veces!
VBV :-)

Anónimo dijo...

Adoro ese local. Impresionante post.

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