martes, octubre 30, 2007

Impulsos

Soy yo, Laura, soy yo. Soy el mismo, el de entonces. Soy aquel que se vió obligado por el destino, por el momento. Soy yo, trágicamente soy yo. El mismo que abrió la puerta y se alejó por dolor. Mirame, hasta para mi es doloroso llevarme dentro, si tan solo pudiera ausentarme de mi mismo, dividirme y dejar a aquel y quedarme solo con el que merece quedarse, pero no se puede Laura, no se puede. No hay manera de fraccionarse. Todo es lo mismo. Aquel, el de la mirada ensangrentada y colérica y este que se arrodilla y suplica. Son todos lo mismo, dentro del mismo. Laura olvida a uno y quedate con el otro, esa parte que se que también necesitas. Ignoremos aquella tarde, aquel instante y aceptemos que aquel no está, que no volverá, por que yo creo que no volverá. Vino, vino un instante y marcó mi destino pero no le demos esa fuerza, ese poder sin tan solo fue un minuto, quiza menos. Que mas da ahora el tiempo. Olvidemosle, yo también quiero ignorarle, saberle fuera de mi y estar aquí, Laura. Soy aquel, lo acepto, pero fui aquel brevemente y vivir marcado por ese que fui tan momentaneamente tampoco es justo. Fue un impulso doloroso, creéme, mas doloroso para mi que lo viví, que me recorrió el cuerpo y se adueñó de mi y de mi destino, yo no quería, yo no acepto eso, pero ese impulso todopoderoso me recorrió las entrañas y domino la sangre, cada órgano, la repiración y el decidió, decidió. Yo no soy ese, fui ese pero ese no soy yo. Olvidale y abrazame de nuevo, Laura. Olvidemosle juntos. Laura yo no maté a ese hombre que fue él, yo no enterré ese cuchillo en el corazón, en cuanto fui yo de nuevo, abrí los ojos y me fui para evitarte de mi, para no mancharte, pero ese, Laura, no era yo.

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