martes, octubre 02, 2007

Hipnosis

Silvia salió a la calle y yo la ví desde la ventana de mi habitación, cruzó la calle y giró en la esquina. Me quedé mirando con la extraña esperanza de que volviera, de que apareciese desde la esquina otra vez, como si aquella esquina fuera un lugar de ida y vuelta, de rebote, donde cruzas y de nuevo vuelves, en vez de ser eso que traga gente. Las esquinas se tragan a la gente. Las personas giran y las dejas de ver y esperas y no aparecen. Se pierden en las infinidades en las que se abre la esquina. así Silvia cruzó y no volvió, yo me quedé pegado al cristal de la ventana de mi habitación, no llovía, hacía calor. No era domingo, pero no recuerdo que dia era.

Silvia era hermosa, pero no es conveniente resaltarlo, eso siempre es así, o siempre le parece así al heroe trágico de este tipo de historias. La belleza en cualquier caso es subjetiva y a mi me parecía hermosa, a su nuevo novio, por el que me había dejado, seguramente también y a su madre. Un amigo me decía que Silvia no le parecía hermosa, aunque realmente no usamos la palabra hermosa en esa conversación, sino que hablabamos de si Silvia estaba buena o no. El caso es que Silvia era hermosa o estaba buena y yo lo pasé bastante mal entonces, en aquella época. Mas que pasarlo mal me sumí en una especie de sensaciones confusas y algo tortuosas. Recuerdo por ejemplo aquello de mirar por la ventana para verla salir por el portal y ser tragada por la esquina y pasarme luego un buen rato pensando donde coño sería que aquella esquina tragaba a Silvia, donde se la llevaba. Recuerdo imaginarme de todo, la imaginación puede ser infinita y retorcida. Ver imagenes muy bien grabadas, muy poeticas, muy visuales, muy retorcidas en mi cabeza. Era, por decirlo de algún modo, un directorde culto y desconcido, mis peliculas se proyectaban solo en mi cabeza, una sala con aforo limitado y para un público exclusivo. Desde la ventana miraba la calle vacía, la esquina que se había tragado a Silvia y comenzaba la función, una pelicula sin título, pero que empezaba con Silvia que se encontraba con un tipo, un tipo por supuesto, muchísimo mas guapo y grande que yo, también muchísimo mas malo y mas perverso´que tenía la capacidad de hipnotizar. Entonces este hipnotizaba con facilidad enorme a Silvia y Silvia mantenía todo el film una sonrisa entre atontada e ingenua pero feliz. La felicidad que solo sienten los hipnotizados. Y yo miraba desde la ventana y recuerdo rezar, mirar al cielo y exigir la aparición inmediata de Silvia, por que justo en ese momento iba a comenzar la parte mas jodida de la pelicula. Silvia se montaba en el coche del hipnotizador, que era un coche cojonudo, y el tipo conducía rápido y sonriente y oía música muy mala. Estos tipos, pensaba yo, serán guapos, pero oyen muy mala música.

La pelicula realmente era mala y de argumento obvio. Yo abandonaba la ventana y me iba con alguien a pasar la tarde y a aburrirme o hablar con otros mientras pensaba en Silvia y en frases como "Ya se dará cuenta que el hipnotizador no merece la pena". Claro, eso no pasó. Pero eso pensaba para darme aliento, sino la vida sería muy jodida, algo desgarradilla. Así que me agarraba a eso, "ya se le pasaran los poderes de hipnosis a ese hijo puta" y camianaba con alguno por la ciudad y no llovia ni era domingo, pero lo recuerdo siempre comno si todo el rato fuera domingo de lluvia.

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