miércoles, octubre 03, 2007

Un tipo cualquiera

La tipa bailaba suvemente mientras seguía hablando conmigo. La música se deshacía a un ritmo agradable en mis oidos. Yo bebía los restos de una cerveza que ya no me apetecía tanto. Me concentré en lo gracioso que era el movimiento de luces detrás de su cabeza y que le daban a todas esas frases, que no siempre entendía, algo de movilidad, de ajetreo agregado a la música y a la velocidad con la que hablaba. Su cabeza era entonces el nacimiento de colores que partían de la parte de atrás de su pelo al ritmo de la música. Ella calló y comenzó a bailar con mas intensidad, con los ojos cerrados. Traté de despedirme pero ella ya estaba en otro lado, el mismo, pero en otro. Bailaba moviendo exageradamente los brazos, los ojos muy cerrados y el movimiento de piernas que evocaba un poco a los tipos que hacen marcha. Dije un par de veces casi gritando que debía irme pero ella estaba a otra cosa. Entonces me dí media vuelta y salí de allí, encontré la calle mas sucia de lo normal. Era tarde y no había demasiada gente en la calle. Encendí un cigarro y no pasó nada mas. Caminé por algunas calles buscando un taxi. Me soprendió lo vacio que estaba todo, pero no pasó nada. Como personaje de este texto que soy traté de encontrar algo que le diera una gracia a este post, sentí el peso y la responsabilidad de ser el protagonista de esta historia que iba hacía la nada, hacía el vacio, no sucedía algo por lo que resultara interesante contarme, contar esa noche de mi existencia. Caminé un poco mas, esperé ya hasta la irrealidad, una aparición extraña, miré ventanas esperando un asesinato en una de ellas , la bajada de un ovni desde el cielo, pero nada. No sucedía nada que le diera color al texto. Paré un taxi y me monté con la esperanza última de que en el taxi sucediera lo que había que contar, lo que cerrara la historia. Atravesamos la ciudad sin hablar, siempre agradezco esos taxistas que no dan conversación. Cuando fuí a pagar el taxista se giró. Era Henri Simon Leprince. Descubrí entonces que el taxi no me había llevado a casa sino al final de mi historia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los giros de tus historias me hacen sonreir :-)

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