jueves, octubre 11, 2007

Ahora mismo en Londres

Caminamos por una calle de Londres. Nos detenemos ante una puerta verde. La calle está vacia y hace frio. Es mediodia y es posible que en unos minutos comience a llover. La puerta verde está medio abierta, por la rendija se ve un patio vacio. Por pura curiosidad empujamos la puerta y entramos. No hay nadie, hay unas ventanas que dan ahí. En una de las ventanas hay luz, una luz amarillenta que contrasta con luz azul grisaceo que tiene Londres en ese momento. Al fondo del patio hay unas escaleritas que se pierden hacía la izquierda. Caminamos, sin saber muy bien por que estamos ahí y por que nos dirigimos hacía las escaleras. Subimos los peldaños. La escalera es de hierro y está oxidada. Caen unas gotas. Al final de la escalera hay una puera. Tu la tocas y ves que se puede abrir. Entramos, vemos un pasillo con moqueta y un gato acurrucado nos mira desde la desconfianza o desde un lugar que parece sospechosamente extraño. El gato sale corriendo sin aviso previo, se pierde al final del pasillo, donde gira. Por pura inercia seguimos. El pasillo no tiene ventanas y es algo oscuro pero como hemos dejado la puerta abierta entra la luz grisacea de Londres en noviembre. El pasillo gira a la derecha y nos encontramos con más pasillo y con un par de puertas en la pared de la derecha. Están cerradas. El pasillo es sorprendentemente largo. Al lado de la primera puerta probamos a empujarla, también abre. Otro pasillo, este con moqueta pero de diferente diseño, ese pasillo da a una escalera que al fondo asciende. No entramos, seguimos andando por el primer pasillo, estamos en la segunda puerta. Antes de abrir la puerta del todo sabemos que habrá otro pasillo y efectivamente es así. La moqueta de este es igual que la de la anterior puerta, también este pasillo termina con escaleras al fondo, pero estas descienden. Salimos y seguimos por nuestro pasillo. Avanzamos y solo tenemos paredes a los lados. Todo está cada vez mas oscuro. Muchos metros después encontramos una escalera que sube y otra que baja. Subimos. Evidentemente arriba nos encontramos con mas pasillo, pero en este caso la escalera sale en mitad del pasillo y hay que decidir a que lado ir. A ambos lados el pasillo da escaleras que suben, la moqueta de este pasillo, curiosamente o por pura lógica es igual que la de abajo. Vamos a la izquierda. Subimos la nueva escalera. Arriba nos encontramos con tres habitaciones. Curioseamos en las tres, cada una tiene dos puertas, lo cual multiplica las cosas. Seis opciones. Por azar escogemos la puerta de la derecha de la habitación de color mas claro. Al abrir descubrimos que una escalera sube otra baja y un pasillo flotante lleva hasta una puerta enfrente, nos decidimos por esa. Nos atrae el pasillo flotante. Mas pasillo, mas moqueta, mas puertas. Comprendemos que estamos en un laberinto, que hemos encontrado un laberinto de moquetas, escaleras y pasillos. Que estamos en Londres y que seguramente afuera ya haya comenzado a llover.

Aun hoy seguimos sin encontrar la salida, pero descubrimos que en los laberintos es siempre presente. También afuera de ellos.

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