jueves, marzo 08, 2007

Relevo

Había viajado todo el fin de semana y fue el domingo a útlima hora que logró encontrar aquel lugar del que guardaba un recuerdo casi borrado. Se dejó llevar por carreteras y poblaciones solo para encontrar aquel sitio del que no recordaba ni el nombre ni tan siquiera una referencia espacial, una región o alguna población cercana. Fue solo guiado por la intuición, recordaba determinados aspectos del paisaje, determiandas formas geológicas que asoció con precisión a esta región.

Se bajó del coche y entró en un pequeño bar con letrero de refresco y nombre de persona donde un grupo de hombres veían sin demasiada atención el partido del Plus. Pidió una cerveza y se sentó en la barra, ojeó el resultado y observó con precaución a los hombres. Solo al rato preguntó al hombre con cierto tono de despiste, para que no resultara sospechosa o extraña su busqueda. El dueño del bar respondió sin demasiada precaución. Pero todo esta parte no sucede en primer plano, aquí hemos alejado la camara y el audio viendo un plano general del bar y observando toda esta acción de pregunta-respuesta en un segundo termino, pues la gracia de este texto es no saber realmente que es lo que busca el protagonista y concluirlo, para darle un cierto efecto rotundo y contundente de final.

Paga la cerveza, justo cuando se levanta se queda mirando una hermosa jugada del equipo visitante que termina con un hermoso tiro al larguero, sigue atravesando el bar, entre el bullicio del los hombres que euforicos admiran al jugador que ha protagonizado la plastica jugada. Sale a la calle, hace frio y entra en el coche. Sigue las indicaciones, atraviesa el pueblo, gira a la derecha, gira otra vez y una ultima a la izquierda. Avanza unos veinte metros y ve de frente la casa que tanto había recordado de manera casi onirica. Detiene el coche, se baja. Ve luz en una ventana, toca. Nadie responde. Vuelve a tocar. Se apaga la luz. En ese momento siente una especie de desasosiego. No se rinde y toca de nuevo. Oye pasos, alguien viene a abrir.

.- ¿Quien es?
.- Soy yo, soy Henry Simon Leprince.

Se abre la puerta. Desde la oscuridad emerge la silueta. Aun no se ve la cara:

.- ¡¡Henry, cabronazo!!

El tiro atraviesa el silencio del pueblo. Henry Simon Leprince esta tendido en el suelo, sangra a la altura del bazo. su ultima frase antes de morir es:

.- Nacho, ahora, solo a ti te toca el relevo. Ya no hay mascaras, ya no soy yo. Ahora, sin mas conplejos, asumes tu el mando del blog

Es en ese momento que Nacho asume que ya no está Henry SImon Leprince. Que ya no podrá esconderse tras su mascara. Nacho toma , pues, el relevo del blog

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bienvenido Nacho!!!
El otro día, en la sección de conservas del supermercado, al cruzar mi mirada con la de otra persona y ver si luego me seguía hacia los congelados, me acordé de ti, bueno, o de Henry, qué sé yo!!

Anónimo dijo...

Joder Nacho, hoy es un día importante, eh? Es como salir del ciberarmario...

Nos vemos hoy o qué?

Abrazo

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