martes, marzo 06, 2007

El perseguidor

La mujer traspasa la puerta y entra, sin aviso previo de la conciencia, en otra casa o en otro nivel donde todos los elementos se trasforman en otro. Los detalles se trasladan de sitio y significado y la memoria recorre la zona difuminada de lo impreciso.

Se es uno, pero no siempre el mismo. Vamos variando y la percepción de lo que sucede va recorriendo miles y miles de kilomteros por segundo. El gran problema es el tiempo y la secuencia de las cosas, eso es inamovible. Lo que varia, lo que se mueve, es el recuerdo, esto sucede ahora o antes. Aquello que ahora evoco sucedió entre este recuerdo y aquel otro, y sin embargo muchas veces no estamos seguros. La memoria descoloca bajo el antojo de reconstruirnos. Somos uno pero tambien somos eso que queremos recordar que somos. Somos lo que los demás ven y lo que nosotros queremos que vean, lo que vemos y tambien lo invisible lo que tu ni yo vemos. Todo, ademas, moviendose en una delgada linea donde todo es frágil y poco concreto. Somos, pues, una abstracción.

Hay mas. Además estan los vaivenes de las emociones, que al fin y al cabo son las que tiñen. Todo bajo el reino de una emoción, que por supuesto, es caduca. ´

Inland Empire es la mejor pelicula que he visto en mucho tiempo. Siempre pensé, dentro de mi ignorancia que el cine, al contrario que muchas veces la literatura, no arriesgaba o arriesga a medias. Madame Bovary es un argumento mucho mas moderno y arriesgado que la trama de cualquier pelicula que hayamos visto este año. Por mas que se innove, el cine peca de contar casi siempre igual y pra muchos, cuando el cine se sale de ese ritmo es un error. Siempre lamenté que en el cine no hubiera mas de Borges ó Cortázar, un Rayuela o Jardin de senderos que se bifurcan. Historias bien contadas, narradas con elegancia y precisión pero además arriesgadas y jugetonas, alejadas y por lo tanto mas cercanas, de lo real. Eso creo que vi ayer en Inland Empire, una pelicula que se sale de los senderos habituales pra contarnos un viaje mental profundo y genial. Un paseo por la zona difusa entre lo consciente y lo inconsciente. Un trama que juega con el tiempo y con las emociones, que desplaza la realidad a varias realidades. No hay sentido, lo hay pero no lo hay.

Recordé los cuentos que mas me han conmovido de Cortázar: Silvia, Lejana y El perseguidor. Historias de realidades móviles, fragiles, enigmáticas.

Grande Lynch. Gracias por este viaje

PS: Nunca vi una TOTALIDAD. Sólo vi hoyos. Un montón de ellos. HOYOS. Pero eso no me preocupaba. Se me ocurría una idea para una escena y entonces la filmaba. Se me ocurría otra, y la filmaba. Ni siquiera sabía cómo podían relacionarse entre sí.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El azar con sus cosas: estaba leyendo tu blog, y al volver a mi fotolog veo tu texto sobre la coincidencia.

¿Qué demiurgo juguetón nos toma el pelo?

Quiero leer la novela de Rosa!!

stel dijo...

me gusta pensar que somos abstractos, que somos distintos ante los ojos de cualquier persona que nos pueda mirar. La diferencia es buena, cierto, pero cuando la subjetividad de cada uno da rienda suelta a las interpretaciones empiezan los problemas...

(gracias)

besines y buenas tardes!!
^^

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