jueves, mayo 06, 2010

Paréntesis

Se decide un punto donde arrancar. ¿Qué importa ahora la parte anterior de esta historia? ¿Qué importará lo que vino después? Lo que es evidente es que hubo cosas antes y sucedieron cosas después y aquí, sin embargo abriremos y cerraremos paréntesis. Pudo empezar ahí, pero ¿Qué sucederá con lo no contado previamente? Y si en vez de arrancar la historia con mis pasos sobre aquel paseo cerca del río, lo arrancara antes, cuando aún no había aterrizado en aquella ciudad y miraba desde el avión el paso de nubes y la vista de una ciudad que en ese instante todavía desconocía. Si en vez de terminarla en esa habitación de aquel apartahotel, la terminara después, en el taxi al aeropuerto, para volver a casa. Podría empezar mucho antes: Recogiendo las cosas en casa, haciendo las maletas, mientras hablaba por teléfono y seguía escogiendo las camisas, las chaquetas precisas y las ordenaba a mi antojo en ese espacio siempre escaso de la maleta. Y si prolongara la historia mucho más allá. Más allá del taxi. Llegando al aeropuerto, mirando los paneles para averiguar la salida, la puerta de embarque. Montándome en el avión y sobrevolando esa ciudad que ahora ya si conocía y dejaba atrás y que condensaba esa historia, ese paréntesis. SI fuera mucho más allá. Si describiera el aterrizaje y mi vuelta a casa y como afectó a mi vida todo aquello. Como me derrumbé en la cama agotado, aturdido y descargué en lágrimas toda la tensión contenida. Si en vez de arrancar donde arranco, pusiese la primera palabra los días previos, cuando llega la carta y decido hacerlo. Si describo mis sensaciones en aquella lectura terrible y dolorosa. Su letra describiendo lo que jamás hubiera querido leer. O antes incluso, cuando nada sabía ni sospechaba de todo ello. Un día cualquiera, caminando por la ciudad o tomando algo en un bar a solas como tantas tardes. Volviendo a casa de madrugada, por las calles vacías, arrastrando mis pies con esa melancolía en la que tantos años llevaba instalada mi vida. Sin sospechar ni imaginar que la carta llegará en unos días. Si continúo más allá de cuando ya me recupero y me levanto de la cama y decido recuperar la normalidad en mi vida. Despierto en casa y tomo café y disimulo y me niego ese paréntesis, lo ocurrido y como sin embargo la imagen de ese apartahotel viene constante a mi cabeza. Los olores de ese instante, el olor de su perfume, el olor que sube por el patio de ese edificio: Un olor a comida. Y trato de seguir mi vida pero mi vida ha quedado ya condenada a esas imágenes insuperables. Y salgo de nuevo a las calles y recorro la ciudad y retomo mi vida, el trabajo, las reuniones, la soledad. Y como van pasando semanas y el paréntesis, lo marca todo. Si en vez de arrancar donde arranco, arranco mucho antes, en aquella época en que les conozco, que nos involucramos más allá de lo sano, en como dependemos los unos de los otros, en como se forma el círculo impenetrable, en como vamos llegando a conclusiones y decisiones radicales. Y si termino mucho más allá, donde el paréntesis se desplaza, porque el paréntesis lo abarca ya todo, todo lo que viene, todo lo de después, porque ya nada nunca es igual, por más que se mire, antes ni después de esta historia que aún no he empezado.

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