jueves, mayo 13, 2010

Fugaces

Desde la habitación se escuchaban coches pasar: El sonido más extremo de la fugacidad. La ventana daba a una autopista con poco transito y a un par de montañas que anunciaban un cambio radical del paisaje. Me detuve ahí porque estaba agotado. Pedí algo de comer en el comedor que estaba ocupado por un tipo inmenso que miraba obsesivamente la televisión y un tipo delgado que comía con su hijo de unos cuatro o cinco años que hablaba sin parar en ese idioma del que no entendía nada. Comí poco y mal. Una sopa aguada y una carne mal guisada. Bebí tres cervezas, la primera de ellas en dos o tres tragos. Pagué. Mientras me traían la vuelta me quedé algo concentrado en un comercial del que no comprendí que anunciaba, pero que mostraba unas imágenes sorprendentes de unas piedras que emitían una luz poderosa. Me despedí del camarero y salí. Subí los dos pisos y entré en la habitación. Me tumbé en la cama, quería dormir pero no lo lograba, entraba la luz extrañamente blanca, pálida pero intensa del frío a través de la ventana. Cerré los ojos un rato aún vestido. No pensé o el pensamiento se movía en sensaciones. Al rato comencé a escuchar la cadencia irregular de los coches pasando. Pasaba uno y, sin pensarlo de antemano, sin calcularlo, mantenía la respiración mientras pasaba de un lado al otro de las puertas de mi oído. Cuando dejaba de oírlo, volvía a mi ritmo respiratorio. Fue anocheciendo y fue disminuyendo ese fugaz paso de coches. Creo que comenzó a llover o algo parecido al sonido de la lluvia me pareció interpretar durante un rato. Me puse en píe, me desnude y me metí en la ducha. Puse el agua hirviendo y me deje empapar. Colgué mi cabeza y durante unos minutos sentí el calor artificial del agua. Noté mi piel leve y agradablemente enrojecida. Dudé en salir, me hubiera quedado horas bajo ese chorro cálido. Cerré el grifo, el baño estaba envuelto de una nube. Pasé mi mano por el espejo para verme, con el dedo escribí Johannsson. Me cubrí con algo de ropa y salí de nuevo a la habitación. Me asomé a la ventana, había una niebla espesísima, la luz del hotel rebotaba contra ella a un par de metros de la fachada. Parecía como si el mundo hubiera dado por finalizado su espacio justo ahí delante. Me vestí completamente y bajé a cenar algo. No había nadie en el comedor. Me senté en una de las mesas al azar. La televisión estaba encendida, pero no tenía volumen. Un tipo sentado en un plató daba, aparentemente, las noticias. Cada poco entraban imágenes de lo que había sucedido en el mundo o en ese país silencioso. Apareció un camarero, me ofreció la carta. En inglés pedí una cerveza y un pescado. Entró una pareja de mediana edad, se sentaron a unas mesas de mi. No hablaron hasta pasado un buen rato. Ella le dijo algo a él, él soltó un discurso largo y de tono entusiasta, ella sonrió al final, le pasó la mano por el pelo y sonrió. Me trajeron mi cerveza, la bebí con cierta rapidez. Me trajeron el pescado, dejé la mitad y pedí otra cerveza. Me quedé un buen rato, ojeando a ratos la televisión muda, a ratos a la pareja. El camarero me preguntó, en inglés, si no me había gustado el pescado; Mentí,contesté que tenía poco apetito. Se llevó el plato. La pareja terminó de cenar, yo pagué. Saludé al pasar cerca de su mesa. Subí a mi habitación. Me asomé a la ventana, aún había niebla, pero había bajado su espesura. La pareja salió y en el estacionamiento se montaron en un coche. Se perdieron dirección Norte. El sonido de su coche también se fue perdiendo. Entré en el baño para orinar, al encender vi a Johannsson sentado en el retrete, vestido de gabardina y con unas gafas que nunca le había visto. Extrañamente pensé que las gafas le quedaban bien y que quizá por edad ya tenía vista cansada. Sin forzar mucho, me agarró del brazo, bajamos y me montó en su coche. Fuimos dirección Sur. Pensé en la pareja, pensé en el sonido del coche de Johannsson desvaneciéndose en mi habitación. Pensé en ese país. Pensé que nada tenía mucho sentido. Miré a Johannsson y me pareció un tipo triste. El coche, sospecho, se fue perdiendo en la noche.

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