domingo, septiembre 20, 2009

Quibor

Anoche soñé con Quibor. Realmente no soñé con Quibor sino que soñé con la carretera que va a Quibor o una carretera que no existe, pero que en el sueño iba a Quibor. Al despertar he recordado la carretera real a Quibor, tramos de aquella carretera que empezaba en un terreno extrañamente árido e iba convirtiéndose en otra cosa. Me cuesta recordar el lugar, me vienen imágenes sueltas, algún recuerdo impreciso. Una tarde lejana que llovía desquiciádamente que fui a llevar algo con otra persona en un coche. Yo esperé en el coche. Era una mala época emocional y recuerdo que pensaba que me quería largar, la lluvia y estar dentro de un coche en Quibor potenciaban la sensación de desasosiego de entonces. No es difícil pensar: "¿Que coño hago en Quibor?" en aquella situación. Acompañé a aquel tipo a ese recado en Quibor porque no tenía nada que hacer una tarde jueves, mi novia de entonces me acababa de dejar e ir a Quibor me pareció que era perfecto para no pensar en aquella sensación de vacío, pero el vacío es jodido, porque aunque no lleva nada siempre va. El vacío es como un agujero negro, y si tiene que ir hasta Quibor te persigue hasta Quibor. El vacío se alimenta también de la carretera que sale por el oeste de la ciudad y come de lluvia y crece, el vacío se instala en Quibor, en una calle de Quibor y cuando el coche arranca de nuevo para volver a la ciudad el vacío no se queda en Quibor, sino que se viene de nuevo a la ciudad, recorriendo la carretera de vuelta, el paisaje árido, la entrada del oeste, el obelisco a lo lejos. El jodido Obelisco que era el símbolo de aquella ciudad a la que yo culpaba del vacío. El Obelisco que salía en cada símbolo de la ciudad y a mi, claro, me parecía el símbolo del vacío, así que de buena gana hubiera echado abajo aquel monumento. Lo cual no hubiera estado mal. Llegar una noche y ponerte a derrumbar aquella mole que estaba en el oeste de la ciudad, donde se llegaba cuando se venía de Quibor. Derrumbarlo con vacío, con aquella masa de vacío. Echar abajo el Obelisco hubiera sido el final del vacío pero seguramente el final de mi vida, porque sospecho que un montón de habitantes adoradores de aquel monumento hubieran deseado acabar conmigo por terrorista. Claro, impulsado por el vacío uno puede tener visiones anormales, fantasías terroristas pero no se actúa. Vuelves de Quibor, pasas por debajo del Obelisco y quizá lo piensas, de pasada, pero por supuesto no lo haces. A los años, sueñas con Quibor. No, sueñas con la carretera que va Quibor, vas en un coche y eres agradablemente feliz. QUizá sabiendo que de algún modo aquella tarde en Quibor el vacío se empezó a extinguir. Porque el vacío también se extingue o al menos esa forma de vacío.

4 comentarios:

Biscuter dijo...

¡Ah mundo cuando era mundo y cuando en Quíbor llovía!

Estupendo.

Guy Monod dijo...

Demoliendo Hoteles y Obeliscos

Anónimo dijo...

¡Ah mundo cuando era mundo y cuando en Quíbor llovía!...entré buscando el poema...alguien lo sabe completo?
Gracias

Kardiel dijo...

Ando en lo mismo. Hace muchos años tenía un cassette...muchos años...donde lo recitaba su autor. Hermosísimo poema. No lo encuentro tampoco.

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