viernes, septiembre 25, 2009

Mañana hoy

Abro los ojos. Despierto. Oigo un pájaro fuera. Noto la luz delicada del amanecer. Pienso en algo que me cuesta traducir en palabras. Algo así como la percepción de la velocidad de la luz en el amanecer y la semejanza que eso tendrá con seres minúsculos cuando nosotros encendemos una bombilla. El amanecer hoy va algo lento. La luz es casi oscuridad en la habitación. Mucho rato después ya es de día. Cierro los ojos porque creo que es mas pronto de lo que es e intento dormir. Pienso en el sueño que de repente he recordado. Un sueño en el que iba con mi vecina en un coche de pedales. La imagen además de absurda es potente. Trato de descifrarle un sentido a esa imagen. Abro de nuevo los ojos, la luz se cuela menos azul y mucho mas clara en la habitación. Me pongo en pie. Pienso en un tipo, que no creo que exista, en Nueva York. Un tipo que despertará dentro de cinco o seis horas y hará gestos parecidos a los míos. Pienso o visualizo la imagen poderosa del despertar de todo el planeta. Imagino personas, una detrás de otra despertando. Me hago café, huele el café saliendo. Pienso en Mali. Quiero ir a Mali. No hay un motivo verdaderamente racional por el que quiero ir a Mali, pero es una idea que me persigue desde hace tiempo. Mientras sale el café me imagino Mali, me imagino Bamako. Me imagino caminando por una calle que imagino en un Bamako imaginado. Echo el café en la taza, pongo azúcar. La luz ya se ha instalado, es de día. Empiezo a escribir este post en el que narro algunos minutos que van por detrás de mi presente. Me quedo un rato quieto en la primera palabra. Manejo varias opciones para escribir hoy. Un texto telenovelero que he imaginado en el que un padre y un hijo que viven en una hacienda en medio del llano venezolano tienen una rivalidad pasional. El padre se enamora de la novia del hijo. Cuando lo pensé, el argumento no me pareció tan jodidamente malo como es según lo recuerdo. Pensé también en un argumento en el que el personaje, finalmente, es el personaje de un cuadro. La intención de ese texto sería ir narrando a alguien que siente su vida estática, que se siente constantemente observado, al final descubrimos que es un cuadro. La idea sería narrar a modo de monologo interior ficcionado a algún personaje de un cuadro famoso. No lo hago, escribo finalmente esta narración cuya finalidad ni yo mismo comprendo. Arranco con "Abro los ojos". He empezado así porque realmente hoy he notado mucho ese abrir de ojos, la sensación de despertar. He estado muy activo mentalmente al despertar. Ahora termino el texto. EL texto termina porque ese pasado anterior inmediato alcanza al presente. La narración hasta ahora ha ido unos minutos por detrás y aquí justo aquí se alcanzan presente y texto. Se juntan y esto se acaba.

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