martes, enero 13, 2009

Episodios en la nieve

Jorge, lo sabía, tenía una tendencia exagerada a la épica. Le gustaba sentirse parte de una batalla que se gana en el último momento, cuando ya todos te dan por perdido. Cuando no se cuenta con tu aparición y de repente suenan bombos y platillos. eso le gustaba. Por eso aquella mañana salió de su casa, tras superar la profunda tristeza en la estaba sumido desde que la semana anterior su novia, ahora ex, le había dejado por uno de sus mejores amigos. Esas situaciones que van directo al hígado. Nevaba y pensó que si algo había en ir a la última batalla con nieve era , sobre todo épica. Y salió con fuerza, como si unos violines suaves anunciaran de fondo la que venía. Su intención era recuperar lo que, según él y según sus emociones, había perdido. Caminó mientras los copos de nieve, anormálmente gordos y multitudinarios caían sobre su abrigo, su pantalón, su pelo y su cara. Recorrió el pueblo entero hasta llegar a la zona de chalets donde vivía ella, su ex novia a la que pensaba ganarse en esa batalla a la que caminaba como soldado valiente. El discurso bien aprendido, las emociones a flor de piel y un optimismo que le empujaba sólido hacia el frente. Con lo que no había contado era con eso, con la nevada, que aunque le parecía un elemento hermoso para adornar su espiritú, le sorprendió cuando comprobó que cada copo de nieve que se posaba en alguna parte de su ropa o su cuerpo le iban deshaciendose, le iban transformando en nieve que caía, como cada copo, al suelo. Así fue perdiendo parte de sus pies que iban quedandose junto a otros copos, en una inmensidad blanca. Así fue perdiendo las piernas que ya no estaban asi fue haciendose nieve mientras los copos le rozaban. Un efecto incomprensible y extraño que terminó dejandole esparcido por el suelo del pueblo, en esa capa sin divisiones que era toda la nieve sobre el pueblo. Jorge era épico, pero ahora nieve en el suelo. Quedó así, instalando y esperando el deshielo para volver a ser el, Jorge, una persona. Eso sucedería algún tiempo después. Mientras tanto varias veces tuvo que soportar los pies de se exnovia y su antiguo amigo en paseos románticos en aquel duro invierno.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que fuerte. La canción le viene perfecta. Las historias de traiciones tienen un don particular de revolverle el hígado a cualquiera, como quien recibe una patada en la boca del estómago.

Había oido cosas de The Divine Comedy antes, y nunca le había prestado atención a sus letras.

Hoy me descargué esta que compartes con el video.

Brillante.


C.L.

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