martes, junio 07, 2011

Eco

Hablaba con eco, como si lo que dijera no estuviera diciéndolo ahora, sino que lo hubiera dicho millones de años antes y estuviera llegando en ese instante. Y a mi me dejaba helado y me quedaba mudo escuchándola, diciendo cosas que me aterrorizaban o me producían un terrible vértigo temporal. Hablaba de cosas que no parecían ciertas o confesaba que hay instantes que le gustaría morir empujada por una dolorosa belleza, una terrible belleza vital. Como si la vida fuera insostenible en hermosura. Que cuando todo era pausado ella comprendía, porque la pausa le daba distancia o la involucraba de pleno en la vida; que había un delito extraño en permanecer vivo, que había tanto de robo, un robo terrible. Yo escuchaba, la escuchaba callado porque la atracción tenía mucho de miedo, me daba miedo su piel, me daba miedo que fuera tan hermosa, me daba miedo que pareciera ajena al mundo, me daba miedo verla porque todo era inalcanzable, estaba terriblemente lejos. Escuchaba aquellas frases que eran ecos de algo dicho millones de años antes. La tenía al lado, mirando siempre a los lados. Y me debatía mientras la escuchaba decir que había otro lado al otro lado del mar, cosas que parecían juegos de palabras y que ella se creía, cosas que yo me empeñaba en entender y que ella soltaba como si las estuviera viendo. Pasaba la tarde así, escuchándola. Decía cosas, frases sueltas que no llegaban a nada, con ese tono lento y pausado. Era un eco, la empecé a ver como un eco y venía y se iba cayendo lentamente, sin prisa y como eco era incomprensible del todo. Decía que todo era impreciso y que se iba a parar toda la vida a mirar pasar las cosas, que en realidad esa era la forma exacta de vivir, mirar lo que está vivo. A veces silbaba una canción, siempre la misma. No la recuerdo, soy incapaz de reconstruir esa melodía repetitiva. Recuerdo mucho esa frase rotunda de morir de belleza. A mi me parecían frases impuestas, forzadas, como si quisiera ser una forma de literatura o una poetisa, pero no, fueron siendo ciertas y cada vez fuimos estando más distantes. No se de que, si el uno del otro, si todo estaba distante o si sólo ella, nada más, lejos.

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