lunes, abril 27, 2009

Sin título (Y aún así también está)

¿Quién crees que eres?. ¿Quién, qué tanto hay que pensar en ti para abrirlo e incluso cerrarlo todo?. ¿Por qué esa superioridad, esa arrogancia que parece nacer todo en tí? Como si fueras la puerta, el que abre y deja entrar. Tu que lo encabezas todo, que marcas, casi, el destino de lo que se ha hecho con esfuerzo. No ocupas mas que cualquier mínima parte de lo que abres y sin embargo tienes tanta importancia. Casi nunca nada nace desde ti, sin embargo ya luego diriges el destino de lo que viene y entonces hay que detenerse, detenerse un buen rato y pensar en ti para encontrarte. ¿Dónde estás aguardando que parece que lo haces con una sonrisa, con la conciencia de saberte el dueño de la puerta? ¿Quién te otorga ese poder?. ¿Quién eres, título, que siempre hay que buscarte cuando ya el texto está terminado?. ¿Quien coño eres que estás ahí, con esa autosuficiencia esperando a que yo termine el texto para que tenga que salir a buscarte?. Y tu esperas, esperas mientras yo aquí avanzo y está ahí, tu casilla en blanco y luego, se ponga lo que se ponga, se hable de lo que se hable ya todo irá marcado por tu nombre, tu abrirás el destino, tu serás el dueño. Compartirás ese poder con el que escribe, sin embargo, tu apenas apareciste un momento breve y el que escribió estuvo rato, mucho rato, al menos mucho mas que tu. ¿Quién te otorga ese poder cuando eres realmente lo mas breve de todo lo que sucede?, pero lo sabes y como tal actúas. Ya pueden todas las letras juntarse y formar el texto que el nombre, el destino lo llevas tu. Hablan, luego hablan de La metamorfosis de Kafka, y ahí estás tu, la metamorfosis, cerrándolo todo, incluso narrando en un instante todo lo que ya viene después. Ella ahora lee El testigo de Juan Villoro, y pasan tantas cosas, son tantas páginas sin embargo su destino es ser nombrado como El testigo, ahí lo veo encima de la mesa, un marca páginas anuncia que lleva casi la mitad del libro, un buen cúmulo de frases han pasado ya por ella, sin embargo ¿Que lee? Lee EL testigo de Juan Villoro. El testigo, ahí estás como si nada, tan breve, tan dueño de la puerta. Viviendo en la portada, con todo tu estrellato, con todo tu poder. Miro a la estantería y ahí estás, impreso en los lomos, dominando la elección de los que leerán esos libros:

Sesenta relatos, La calle de Valverde, 2666, La invención de Morel, El hombre que fue Jueves, Historia Universal de la infamia, El juguete rabioso....

Da igual tu forma, pero ya todo eres tu. El gran dictador, el título, el que abre y dirige, el que marca la elección, lo que se nombra, lo que se dice para encerrar todo lo que eres, tu, que en el fondo no eres nada, pero eres el dueño. Tu, la frase cruel, la palabra, el número. Tu, lo que tengo que pensar ahora, en el momento exacto que termine esto y te tenga que salir a buscar. Ya casi me enfrento a ti, ya en breve cierro y salgo a buscarte y te pongo ahí en ese hueco blanco que casi da vértigo hasta que tu no apareces.Ya voy, espera, ya voy, ya salgo. Cierro esto, lo concluyo y salgo a buscarte. Se que esperas, que incluso ries, porque yo ya casi marco el punto final y sin embargo todo, absolutamente todo, aún depende de ti. Cierro, marco el punto final, voy por ti.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Caramba, si yo fuera libro estaría honradisimo de que se refirieran así de mi en un post. Tan importante, tan definitivo. Pero a decir verdad prefiero mi pequeño y simpático anonimato. Que lo disfrutes, querido HS.

Mi lista de blogs

Afuera